⠀⠀⠀oii. the joker

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CHAPTER TWO
THE JOKER!

CHAPTER TWOTHE JOKER!

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                        —Tranquilízate, estás atrayendo a las maldiciones— en un vano intento de disipar su miedo, su desesperación del cuerpo de su doncella hablo. Él no poseía el donde de reconfortar personas, no podía, era algo a lo que se sentía ajeno y cuando lo intentaba parecía tonto e insignificante, incluso parecía que los desesperaba más, los llenaba de más miedo.

                      Suspiró y comenzó a andar hacía las maldiciones, unas pequeñas, descaradas y escondidas.— ¿Por qué no salen?— preguntó a sabiendas de la situación. Le tomó unos momentos colocar una cortina para proseguir con su objetivo.

                      No espero mucho para comenzar a ubicar a cada maldición en esa iglesia abandonada. Una vista rápida por el lugar para ver cómo acabaría con ellos, no sin antes dejar a su doncella segura. Las goteras que indundában la capilla no eran como desearía, pero al menos le funcionaba, el agua después de la lluvia el día anterior beneficio ese día, como sí esto ya estuviese previsto. 

                     Tomo una de sus cartas en en bolsillo, el sonido de está siendo elegida de entre toda la baraja era satisfactorio, el eco resonó con la mínima acción. Entonces él actúo. En un susurro oró, en un murmuro él hizo que aquel lugar corrieran pequeños destellos eléctricos. Muy suaves, difuminados entre los escombros del lugar, siguiendo un camino.

                    Una vez se acercó lo suficiente, encargándose de observar hasta dónde debían estar colocada su carta, una vez lo tuvo fijo, tomó acción. El agua era conductor de electricidad, entonces ahí mismo acabó por encerrar a cada maldición bajo su mira en una prisión de alto voltaje aprovechando la situación.

                     Lo caliente del aire se expandió por toda la prisión generando que los rayos se fuesen distribuyendo sin necesidad de crearlo él mismo, un proceso natural. Unas tardaban más que otras en cuestión de segundos. Se incineraron tan rápido, sus lamentos de sufrimiento fueron rápidamente callados. La carta de su baraja se vería inútil ahora, sin embargo, solo quedaban lo que fue la carta —la misma electricidad se encargó de extraer cada pizca de energía maldita que contenía para llevar a cabo la prisión, así que una vez no tuvo energía maldita, rescatarla fue innecesario—, estaba quemada hasta la mitad, en blanco y apenas un pequeño símbolo de su técnica usada.

                    Él a veces, tal vez era lo que ameritaba el momento, la ocasión, el comodín en la baraja. Lo que se ajustaba en el juego, el comodín era él.

SACRIFICE  ✴︎  gojo satoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora