Apostar Y Perder. ♡Dr. Stone. SenkuHarem♡

El estupido mas grande del mundo.

Aquel beso duró exactamente cuatro segundos.

Como que por fin Chrome regresó a sus cabales y se dio cuenta de que estaba metiendo las patas, por lo cual solo pega un pequeño brinco hacia atrás como quien es mojado de repente con agua fría, separándose así de los labios ajenos.

En una pieza estaban todos. Es como si les hubiera chupado el alma algún ser divino y solo hubiese quedado el cuerpo. Es que ni parpadeaban, y respiraban por obligación.

Senku miraba fijamente al hombre frente a él, pensando que esto que había sucedido en menos de diez segundos era solo una forma que tenía su mente de distraerlo de la situación en la que estaba metido. Pero su mejilla ardía por el golpe, y aún sentía el leve fantasma del beso, y Chrome frente a él parecía que iba a explotar en cualquier momento, entonces no podía ser un invento de su mente.

El castaño nunca en su vida había estado tan avergonzado como en ese instante. Primero le había gritado a la persona que más admiraba en ese mundo, después le había dado una cachetada con tanta fuerza que aún le seguía picando la palma de su mano, y para ponerle la cereza al pastel lo había besado de repente en su momento de delirio, ahí, en medio de todos, sin contexto aparente.

Los demás comandantes estaban al margen, duros como una piedra, virando sus ojos entre ese par. Inclusive Ukyo y Tsukasa se habían llevado la mano a la boca por la impresión.

Entonces, alguien tenía que hacer algo, alguien tenía que ser quien rompiese ese silencio que los sepultaba, de otra forma se iban a quedar en esa posición todo el día.

Ishigami se pasa la lengua despacio por los labios, y el castaño recuerda que fue lo que sucedió la última vez que se besaron; no se pone más rojo porque es físicamente imposible que lo haga.

-Ehm... ¿Auch?

Dice el científico, y fue como el click que puso a funcionar la mente de todos.

-¡Chrome, ¿Que rayos?!

Reclama el mayor del grupo, listo para de un jalón apartar al castaño del otro.

Los engranajes de su cerebro comienzan a funcionar y a la misma vez empieza a balbusear de manera agresiva mientras miraba a las personas al rededor y procesaba lo que acababa de hacer, todo manteniendo aún sus manos en las mejillas ajenas.

Le había gritado, le había golpeado y le había besado, y ese combo se lo había mandando en menos de un minuto. Amazing.

El pobre chico, rojo, sudado y nervioso, solo es capaz de juntar dos neuronas para decir:

-Fue culpa de Gen.

Y va a parecer mentira, pero casi casi se forma el apocalipsis en esas cuatro paredes.

-¡¿COMO VA A SER MI CULPA?!

Grita el mentalista, entre sonrisas y risas, nerviosas y confundidas, pero al fin y al cabo risas y sonrisas.

-Muy bien, Chrome, creo que deberías dormir un poco, se nota que la falta de sueño te afecta.

Tsukasa extendió su mano en su dirección, y el aldeano sintió que lo estaban amenazando.

Ryusui no pudo contener la risa y Ukyo intentaba mantener el orden.

Pero lo que resaltó en aquel momento fue una estruendosa carcajada que salió del científico. Esta era, por lejos, la situación más ridículamente estúpida que había vivido en toda su existencia. Le gustaba, la verdad. Le gustaba más esta situación que la anterior donde la tensión e incomodidad en el ambiente se podía cortar con un cuchillo.

Y los demás ríen, porque Senku se está riendo, porque su risa es contagiosa y porque, ciertamente, estaban haciendo el ridículo.

Ellos eran tontos, pero por lo menos eran felices.