Capitulo 8: Xavier (Editado)

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"A dónde vamos"- Morat

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"A dónde vamos"- Morat

Maratón 3/3

Detengo la mano que acaricia mi rostro suavemente, logrando despertarme. Abro los ojos y me encuentro con el rostro sonrojado de Sahara, mi "ricitos". Un leve entumecimiento recorre mi cuerpo al recuperar la conciencia por completo.

—Lo siento, no era mi intención despertarte —murmura con esa voz melodiosa que me fascina.

—Tranquila —le digo, acariciando su rostro—. ¿Cómo dormiste?

—He tenido noches mejores —me confiesa, mientras me acomodo en el sofá donde anoche me quedé dormido. La atraigo hacia mí, acomodándola en mi regazo y rodeando su cintura con mis brazos.

—Puedo vigilar tus sueños todas las veces que sea necesario, ricitos —le susurro, acercando nuestras narices en un beso esquimal. Las mejillas de mi esposa se tiñen de un rojo más intenso, sacándome una sonrisa.

—Eres tan tierna, cariño —le planto un beso en la frente y la envuelvo nuevamente en un abrazo. Ella se queda en silencio, apoyando la cabeza en mi hombro, y yo refuerzo el abrazo, acariciándole la espalda para que se relaje.

Ha pasado un día desde nuestra salida, y aunque todo parecía ir bien, la noche se volvió caótica. Las pesadillas no la dejaron en paz. Intenté todo: desde comprarle todos los peluches de hámster que encontré hasta ponerle música clásica. Nada parecía funcionar. Finalmente, le propuse dormir juntos, pero se negó, así que opté por llevar un sofá al lado de su cama. Hablamos hasta que se quedó dormida, y me quedé ahí, velando sus sueños como le prometí.

—No era necesario que te quedaras, Xavier, lo sabes —me dice.

—Lo sé, Sahara, pero hice una promesa, y no la iba a romper —dejo otro beso en su cabello—. Además, me gusta verte dormir.

—Te compensaré el dolor de espalda que debes tener ahora —acaricia mis brazos con ternura

- Acompáñame al almuerzo que organizó mi entrenador.

- Lo haré, pero ahora podrías dejarme ir, el desayuno se está enfriando en el comedor -cuando la dejo libre, recorro su cuerpo viendo su bonito pijama de hámster.

Nadie sabría cual es su animal favorito.

Claro, no es como si todas sus cosas tuvieran que ver con ese peculiar roedor.

- Me tomé el atrevimiento de husmear en tu closet y escoger un atuendo para ti -me levanto del sofá estirando mi cuerpo.

- Si un día te gusta algo de mi closet, solo tómalo -asiente.

- A desayunar ricitos -antes que pueda evitarlo la tengo en mis brazos.

- Puedo caminar Xavier -se aferra a mi para no caer.

Matrimonio a un clic de DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora