🔸Cap.10

224 36 6
                                    


Saint se sentía cansado sin ánimos de abrir los ojos siquiera, dio vuelta en la cama dispuesto a seguir durmiendo, pero unos ruidos le hicieron abrir los ojos, no estaba en su casa eso era seguro.

– Señor, ¿Está usted bien? –preguntó una voz femenina, era una chica de limpieza; había dormido en una habitación de hotel.

– Estoy bien, podría dejarme solo un momento necesito ponerme mi ropa.

El maldito de Perth Tanapon se atrevió a dejarlo dormir en un lugar así.

– Claro.

Se levantó, miró su cuerpo en el espejo y tenía moretes en varios sitios, en especial su cuello y abdomen, además de tener leves marcas de manos en su cintura.

– Estúpido –bufó molesto– Si tan solo no follaras tan bien, me duele el trasero –se quejó mientras recogía su ropa del piso para comenzar a vestirse, ya cuando llegara a su casa se daría un baño rápido.

Salió de la habitación con un dolor de cabeza horrible y se le había hecho tarde para ir a su otro trabajo; estaba jodido. Estando en el pasillo vio a uno de los hombres que andaba con Perth la noche anterior.

– Sr. Suppapong a sus órdenes –le dijo, Saint pasó de largo, pero aquel hombre lo siguió– El Sr. Tanapon me ordenó que lo llevara a su casa o al lugar que desee.

El castaño caminaba hasta la salida, estaba muy enojado, solo pudo haberlo despertarlo y ya, Tanapon no debía dejarlo ahí.

– No necesito nada –habló serio; por culpa del pelinegro ahora era posible que tuviera problemas en su trabajo de cajero, era súper tarde y aún tenía que ir a su casa.

– Pero.. Sr. Suppapong me dieron una orden –avisó el hombre un poco preocupado, su jefe se enojaría si no hacía su trabajo.

– Tanapon es su jefe no el mío –hizo seña con su mano a un taxi, dejando ahí al guardaespaldas de Perth o al menos eso había dicho.

Aquel guardaespaldas sacó su teléfono y marcó a su jefe.

Hola.

– Sr. Tanapon, el Sr. Suppapong se negó a que lo llevara a algún lado.

Espera, ¿Despertó hasta ahorita?

– Así es señor, el personal de limpieza lo sacó.

¿En serio?

– Sí señor.

Bien vuelve a casa y no te preocupes, él es algo caprichoso.

– Entendido.



•|•|•

Eran las nueve y media de la mañana, a Perth se le hizo raro que Ohm no estuviera ya preguntándole cómo estuvo lo de anoche. Se levantó de su cama solo con su pantalón de pijama y salió del cuarto, bajó a la primera planta de la mansión Tanapon saludando a todos sus muchachos que hacían guardia.

– ¿Dónde está mi hermano? –preguntó a uno de sus hombres.

– Está desayunando en su cuarto.

Perth sonrió como respuesta y subió de nuevo las escaleras. Cuando llegó a la puerta del cuarto escuchó el televisor con mucho sonido, la abrió y ahí estaba Ohm sentado como niño en su cama con un plato de cereal entre sus piernas mirando fijamente el televisor, mirando programas infantiles. Tanapon sintió un poco de pena, incluso por él mismo, no pudo disfrutar al máximo su infancia, no hubo tiempo solo hubieron problemas, tragedias y más problemas, se volvieron adultos demasiado rápido. Ohm seguramente sería un gran hombre de no ser por estar en la mafia.

El Mafioso Y El Stripper [Adapt./PinSon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora