Yejun y Noah eran amigos desde antes de que se dieran cuenta. Ya en el jardín de infantes el par se habían vuelto inseparables. Tomados de la mano iban de aquí para allá, dormían sus siestas juntos e incluso tuvieron la suerte de coincidir en la escuela primaria pero no en los mismos cursos. Aquello no importaba demasiado, porque pasaban cada receso y almuerzo juntos. Los años fueron transcurriendo y con ello la adolescencia les golpeaba la puerta de la revolución de sus cuerpos, y se podría decir que de los dos el que más salió golpeado fue Yejun, porque cuando se percató estaba profundamente enamorado de su mejor amigo, de su par, de un hombre y ese era Noah.
Entre ellos siempre había bromas pero el peli azul trataba de mantener sus sentimientos bien escondidos, y lo hacía, aunque a veces acababa llorando en las noches en su cuarto, sabía que la opción de "no avanzar" era la mejor. Pero a veces Noah se lo hacía tan complicado.
En los preparativos para comenzar con las elecciones de las universidades notó que Noah se había vuelto más popular. Ya no eran sólo el par de amigos de la infancia inseparables. Eran... amigos, sí, pero había algo diferente, ¿los sentimientos de Yejun, quizás? ¿Las chicas que iban detrás del chico que le robaba los suspiros al peli negro? ¿El hecho de que se había metido al grupo de básquet a probar suerte y resultó ser mejor de lo que esperaba? Demasiados factores para analizar, cosa que Yejun hacía pero no decía.
Prefería el silencio, prefería creer que en su burbuja de ensueño aún eran los amigos más cercanos del mundo, que se tenían el uno al otro, que estaban allí para el otro cuando ya no era tan así.
Era desgarrador ver la brecha que se había formado entre ellos, compartiendo la misma clase pero en asientos aislados, Noah almorzando con el equipo y algunas porristas, Yejun, sólo aguantando las ganas de llorar por lo solitario que se sentía todo. Sólo deseaba que la escuela acabe para irse a una universidad lejana y así olvidar por completo a su primer amor.
Pero como si la vida o el destino se les riera en la cara, un día Noah y Yejun fueron los elegidos para hacer la limpieza del salón. Todo era normal, o eso aparentaba para las personas externas, pero la soledad de un aula vacía exceptuando a dos seres hacía más ruido en la cabeza de Yejun del que podía soportar.
Comenzó manos a la obra, se arremango la camisa del uniforme y en silencio dio inicio a sacudir los borradores en una esquina de los ventanales que se encontraba abierto para la circulación y el cambio de aire. Desde el otro extremo de la sala un rubio lo observaba de brazos cruzados con una escoba a un lado suyo.
La charla sólo fluyó.
— Yejun-ah.
— ¿Uhm?
Bueno, al menos se podría decir que intentó fluir.
— ¿Por qué llevas esquivandome las últimas semanas?
— Noah, no te estoy esquivando, solo que no creo encajar con tu nuevo grupo de amigos así que me hice a un lado.
— Te apartarte.
— Algo así... no quiero ser una carga, Noah, así que está bien. —Aunque no, nada estaba bien. Dejó los borradores de un lado y comenzó a limpiar cada pupitre, aún bajo la mirada atenta del rubio.
— ¿Significa que ya no somos amigos?
— Significa que hay muchos cambios de los que aún no me adapto, Noah.
Noah se mueve, acorrala a Yejun con su cuerpo y entre un pupitre a medio limpiar.
— ¿Cuáles son esos cambios, Yejun-ssi? —Estaba tan cerca, y aparentemente tan enfadado que el peli azul no tuvo tiempo de reacción y se quedó helado, atrapado.— ¿Qué cambios notas en nosotros?
— N-no lo sé... —Yejun estaba nervioso, un poco más de presión y podría ser capaz de revelar el secreto mayor guardado de su vida, su latente homosexualidad por su mejor amigo.— Te apartaste... —Logra decir luego de unos segundos.— Te olvidaste de mi, así que, ¿qué gracia tenía continuar ahí?
— No vuelvas a decir que me olvide de ti. —Sus ojos eran penetrantes, como un lobo a punto de atacar a su presa, el rol de Yejun era el de un conejo que no podía escapar.— He pensado en ti, Yejun. Mucho.
Esas palabras le robaron el aliento por un micro segundo, ¿era verdad? ¿Su amigo habia penando en él? ¿No lo había olvidado por completo?
Noah lo miró con curiosidad, arqueado una ceja mientras ladeaba su rostro un poco hacia un lado.
— Estas raro... Te conozco, aunque nos hayamos distanciado sé que hay algo... —Su rostro se acercaba casa vez más, y eso significaba peligro, Yejun pugo agarrarse del borde del pupitre con fuerza pero ya no lograba ir más atrás.— ¿Sabes? —Le dijo bajo, casi en un susurro.— Creo saber hace tiempo de lo que se trata...
¡Su secreto estaba apunto de ser revelado y no por él mismo, sino de la mano de su mejor amigo! ¡Lo sabía, era pésimo escondiendo su latente homosexualidad hacía él!
— ¿Acaso tú... sientes algo por alguien?
Los nervios se apoderaron se él, lo miró con ansías, si decir la verdad o si continuar con su farsa aunque su cuerpo y su mirada decían todo lo contrario. Intentó generar distancia, pero otra vez Noah lo encerró aún más si es que aquello fuera posible, ya era casi como un abrazo, uno distinto, porque lo que dijera provocaría un antes y un después. Evitó la mirada lo más que pudo pero se pronto se percató que los ojos de Noah estaban pendientes en sus propios labios.
Yejun no lo podía creer, así que terminó balbuceando cosas sin sentido que lo robaron una pequeña risita al rubio.
— Necesito comprobar algo...
Y entonces decidió acortar la distancia entre sus rostros. Cada vez más hasta que fue capaz de sentir la calidez de su aliento mezclándose con el propio. Nervios, porque le estaba dando el pie a finalizar el acto con un beso o descartarlo y fingir demencia pues Noah no se movía de allí.
Los segundos pasaban y su corazón latía con fuerza. Cuando al fin tomó la decisión de encarar la desgracia (o suerte) de su destino la puerta del salón se abrió con fuerza.
Bamby, un joven de su misma aula, más bajito que ellos y de cabello rosados había interrumpido en el momento culmine de lo que podría ser una extraña y apresurada confesión de amor.
— Olvidé esto. —Dijo tras caminar hasta su pupitre junto a los dos jóvenes que fueron atrapados en el momento más inquietante. Tomó su libro, les dio una mirada de reojo al par que se encontraba estático y se acercó a la salida.
Cuando la puerta al fin se cerró pudieron escuchar los pasos apresurados de un Bamby corriendo por el pasillo.
Estaban acabados, pero al menos ahora podían respirar.
Noah bajó la cabeza como signo de rendición, más no se alejó del cuerpo contrario. Apoyó su frente en el hombro de Yejun y con la voz algo débil, posiblemente por la situación y el miedo, dijo:
— Antes de que Bamby esparza el rumor quiero ser el primero en decirlo.
Levantó su vista, la confianza que antes parecía indestructible se había desmoronado como la torre de un juego infantil. Al fin podía ver a Noah, al Noah del que se había enamorado y el que era su mejor amigo.
— Me gustas, Yejun-ssi. Y no sé si sientas lo mismo pero quería decírtelo.
El peli azul se sonrojó, de todos los sueños que tuvo alguna vez nunca creyó que precisamente ese se haría realidad. Soltó una pequeña risa nerviosa que atrajo la atención de su amigo.
— Esto es un poco gracioso, porque tu también me gustas, Noah, mucho.
Ambos se miraron por unos segundos y acabaron por reírse para al fin quitar aquello que les pesaba en el corazón.
¿Lo que pasaría después? Nadie lo sabía, pero al menos ambos jóvenes al fin conocían los sentimientos del otro.
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After To School - Yejun Noah PLAVE
FanfictionYejun lleva años enamorado de su amigo y compañero de clases, Noah. Hasta que un día el destino parece que le obliga a confesar sus sentimientos.