CAP 4

1.5K 171 11
                                    

WEDS

-¿Valió la pena?-. Dice Divina mientras corro en la cinta, mi cuerpo empapado en sudor.

-Cada puto bocado-, digo.

Ayer, cuando Divina se fue, Enid se
levantó de un salto y dijo que tenía
trabajo por hacer. Desearía que se
hubiera quedado más tiempo, pero
parecía entusiasmada por comenzar a diseñar mi casa. Seguí tratando de pensar en formas de hacer que se quedara, pero decidí no presionarla demasiado fuerte, demasiado rápido.

La peor parte fue cuando llamó
a mi puerta más tarde esa noche
con un bonito cupcake rosa en el
plato. Divina olvidó sus auriculares
en mi casa y me atrapó justo en
ese momento. Antes de que ella
pudiera decirme que no lo coma,
agarré el bizcocho y me lo tragué
entero. Mirando hacia atrás, estaba
agradecida de que no hubiera
ningún problema.

-Vas a joder todo mi trabajo duro-
dice, sacudiendo la cabeza.

-Ayúdame, entrernador.- Suplico,
pero el entrenador mira hacia su
periódico y voltea la página.

En los días de cardio todo lo que
hace es leer mientras me quejo.

-Me estás bloqueando-. Miro a Divina, quien se cruza de brazos.

-Estoy bloqueando tu cuerpo de
impurezas. Pero sí, lo siento, chica.
Ese fue un momento terrible-. Le
creería si no se estuviera riendo
tanto ahora.

-¿Por qué no le pides una cita como
un caballero?-, Dice el entrenador,
sin levantar la vista.- Ustedes niños
en estos días con sus mensajes de
texto y correo electrónico. Ya nadie
lo hace -.

-¿Correo electrónico?- Divina me
habla y yo solo levanto las manos. El entrenador es de la vieja escuela,
pero tal vez él tiene razón. Enid
es el tipo de mujer que necesita ser
cuidada. Y no estaba mintiendo
cuando dije que eso era lo que iba
a hacer. Ella es también el tipo de
dama que merece romance. Tal vez
el truco desde el principio no ha
sido tratar de mantenerla en mi apartamento, sino sacarla
y conocerla. Voy hacerlo para que ella quiera entrar a mi departamento.

-Entrenador, ¿cuál es tu cita
perfecta? Dale a una joven algunos
consejos- le digo, y Divina se ríe.

-En mi época, íbamos al auto
cinema y trataba de meterme en
ese coño durante toda la película-
dice el entrenador, y casi me caigo
de la trotadora por reírme tanto. El dobla su papel y me mira.

-No seas idiota, Teddy. Invítala a
cenar y tal vez llévala a bailar.
-. Pienso en todas las lecciones de
baile que me ha hecho tomar a lo
largo de los años para mejorar mi
trabajo de pies. Esa no es una mala
idea.

-Simplemente no lleves a la tragona
contigo.- Le lanza un pulgar a Divina, que finge ofenderse.

-Volvamos a las historias del
autocine, entrenador. Tengo
la sensación de que has visto
alguna mierda-, dice Divina, pero
el entrenador vuelve a leer su
artículo.

El resto de mi sesión de
entrenamiento pasa con una
discusión profunda sobre los
mejores restaurantes para ir y luego
qué club. Los nombres de algunos
lugares de la vieja escuela, la mitad
de los cuales se cerraron en los
años cincuenta. Divina sugiere clubes donde todo lo que hacen es toparse y rechinar, y quiero poder hablar con Enid. Para el momento en que termino y me voy del gimnasio, Divina me dice que no vendrá en ningún momento. También envío un mensaje de texto a la empresa de seguridad que contraté para ver si terminaron de instalar las alarmas que les pregunté. Divina no estaba
mintiendo cuando dijo que la gente
a veces trata de colarse y llegar a
mí. Ha sucedido en varias ocasiones
en los hoteles en los que nos hemos
alojado. Incluso sucedió en un bote
una vez. La gente está loca. Pero
una gran parte de esto se debe a
que quiero proteger a Enid, y para
poder hacerlo necesito saber que
está a salvo.

Ella es pequeña y cualquier persona
de la mitad de mi tamaño podría
dominarla. No me gustan esos
pensamientos en el fondo de mi
mente, así que tuve que hacer algo
al respecto. Cuando llego al edificio,
saludo al nuevo portero y me
presento. Luego hablo con el nuevo
equipo de seguridad y obtengo mis
códigos claves. Dijeron que alguien
ya habló con Enid y le dio todas
las claves y códigos que necesita. Afortunadamente no estaba demasiado molesta por los cambios, pero tal vez si lo está puedo ofrecer la cena como una manera de explicar el porque. De cualquier manera, tengo que preguntarle antes de perder el valor o simplemente dejar escapar que
me estoy enamorando de ella como
una idiota.

Subo al ascensor e inserto la nueva
llave, luego pincho el código. Me
lleva directamente al último piso, y
cuando salgo, camino por el pasillo
con un propósito. Me paro frente a
la puerta de Enid y golpeo un poco
fuerte, pero estoy nerviosa. Veo la
sombra sobre la mirilla antes de
que abra la puerta de par en par y
me de una gran sonrisa. Al instante
mis nervios se han ido, y todo en el
mundo es perfecto. ¿Cómo puede
ser que solo verla hace que mi día
sea más brillante y mejor?

-Cena conmigo- le digo.

Ni siquiera le pregunto. Es una
demanda. Afortunadamente para
mí, se ríe y se muerde el labio antes
de asentir.

-Claro, sí, eso suena bien-.

Un peso se levanta de mis hombros.
Ni siquiera sabía que estaba allí, y
por primera vez en mi vida, creo
que podria regresar y hacer cardio
una vez más.

-Quieres ir...- Miro hacia abajo y
veo que solo es medio día. Maldita
sea, no quiero esperar toda la noche.- ¿Dentro de una hora?- Se ríe de nuevo y luego mira su ropa.

-Estoy un poco desordenada.
¿Puedes darme un poco más de
tiempo?

Entonces noto que está cubierta de
pintura, pero todavía se ve como
la mujer más bella del mundo.
Asiento, pensando que necesito
ducharme también.

-Toma todo el tiempo que necesites.
Si quieres, puedes tocar cuando
estés lista- le digo, señalando a mi
puerta como si no supiera dónde
está.

Dios, es como si estuviera en la
escuela secundaria y fuera a la
fiesta de graduación.

-Perfecto-, dice mientras gira para
cerrar la puerta.

Se detiene rápidamente y gira,
casi cayendo mientras lo hace. La
tomo de los brazos y la ayudo a
estabilizarse.

-Panecillos con salsa, soy tan tonta.
Lo siento, iba a preguntar a dónde
vamos. ¿Que deberia vestir?-

-Un vestido- dejé escapar, sin
saber muy bien qué decirle. Solo
quiero que ella esté conmigo. No
me importa si ella usa una bolsa
de papel, cualquier cosa que ella
use le quedaría perfecto.- O lo que
quieras-.

-Está bien- dice, y sus mejillas se
ponen rosadas.

Es reacia a retirar sus manos de
las mías, y tampoco quiero dejarla
ir. Nos quedamos allí unos segundo
antes de forzarme a liberarla y
dar un paso atrás. Cuanto antes se
prepare, más pronto podré tenerla
para mí sola.

Virgin In The City Donde viven las historias. Descúbrelo ahora