VIII | Taz, te necesito

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TAZ

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TAZ

Mientras miraba a Hannah caminar de un lado a otro mis ojos empiezan a cerrarse lentamente, hace un rato después de haber cerrado la cafetería, Hannah propuso que viniéramos a su casa a comer algo, prepararía ravioles para mí así que tocaba esperar hasta que terminara de preparar, es una chica muy lenta. Llegamos a las nueve de la noche y ya pasaban de las once.

Siento algunos movimientos sobre mi hombro y esto hace que me despierte de inmediato, cuando me siento cansado la debilidad se hace presente en mí cuerpo casi de inmediato, no quería levantarme.

— Déjame aquí, déjame dormir — Susurró cerrando mis ojos nuevamente.

— Taz no has cenado nada, andando — Jala una de mis manos para que me levantará pero era imposible para ella levantarme.

— Bien, ya voy — Sonrió y abro mis ojos para levantarme, beso su frente antes de caminar hacia la cocina, su estatura era menor a la mía, su frente llegaba un poco más abajo de mi pecho.

Cuando entramos a la cocina, me siento en una silla y Hannah sirve en mi plato una porción de ravioles con salsa boloñesa, olía bien así que quizás no moriría intoxicado hoy. Las palpitaciones aceleradas en mi pecho se hacían presentes, tocó suavemente mi pecho intentando disminuir la molestia pero sabía que no pasaría así que la única solución sería esperar unos minutos para que desaparecieran las palpitaciones, era la única opción que tenía.

— ¿Estás bien? — Me mira Hannah mientras servía en nuestros vasos de limonada.

— Sí

— La próxima semana me inscribiré para iniciar las clases, con mi primer sueldo podré pagar los primeros quince días — Sonríe antes de que comenzará a comer.

— Pondré a la venta la cafetería, pero no te preocupes por el dinero para tu universidad... — Bebo un poco de limonada sin quitarle la mirada de encima —. Tengo algunos ahorros en el banco, te ayudarán mucho

— No seas egoísta contigo mismo Taz, si tienes el dinero preferiría que lo usarás en un buen tratamiento para ti, se que los hay y de esa manera podrás... — Se queda callada metiendose otro bocado a la boca.

— ¿Viviendo?, eso es imposible Hannah — Sonrió —. Mi vida es prestada, viaje de un lado a otro intentando buscar al mejor doctor para un tratamiento seguro pero nada funcionó — Suspiro jugando con el tenedor con el que estaba comiendo —. Incluso he pensado en una eutanasia...

— Taz, no vuelvas a pensar en algo como eso... — Estira su mano para agarrar la mía —. Te necesito aquí, te necesito conmigo

— Y no sabes cómo yo necesito estar aquí para cuidar de ti pero los dolores son insoportables, hay días en los que simplemente ya no puedo, pero no hablemos de eso, aún no es el momento — Sigo comiendo y noto como Hannah se quera mirándome fijamente, se que conocer a un hombre que te ha puesto el mundo de cabeza y saber que morirá no es fácil, lo siento Hannah.

El café de Hannah | Taz Skylar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora