Después de desaparecer misteriosamente junto a su hermano mayor en la mansión "embrujada" de Agdeog, y olvidar por completo su pasado, Jungkook, quién ahora trabaja como reportero en la ciudad de Seúl, comienza a investigar "La leyenda de Agdeog." U...
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—Entonces, ¿cómo es posible que esté viva...si usted la mató?
—No sé —negó. —No sé como ella y Seo Ye ji lograron sobrevivir. Tengo que encontrar a esa mujer, Hoseok. Las tengo que encontrar a las dos aunque sea lo último que haga.
—¿Quiere que lo ayude, mi señor?
—Primero quiero que me ayudes con algo más. Se trata del reportero Seo Jungkook...
—Lo escucho, señor...
. . . . . . . . .
Jungkook se detuvo a pocos pasos de la casa de Taehyung y dio un gran suspiro para tratar de calmarse. Sabía muy bien que debía estar tranquilo una vez que entrara para no incomodar a Taehyung con sus problemas. Así que, tomó la suficiente fuerza en el cuerpo y entró silenciosamente. Se encontró a Taehyung arreglando su mesa de trabajo y sus herramientas mientras escuchaba música a un volumen moderado. Este se dio cuenta de su llegada, y lo recibió con una gran sonrisa.
—Jungkookie...
—¿Cómo estás, lindo? —sonrió y se acercó para darle un abrazo —.
—Estoy bien —besó sus labios. —¿Cómo fue tu día?
—Agotador. ¿Qué es todo esto?
—Estoy esperando a unos clientes. Me llamaron para pedirme que les hiciera un par de tatuajes, así que tendrás que esperar por mí —sonrió. —Después que termine, tengo algo importante que mostrarte.
—Eso suena interesante.
—Ve arriba y espérame. Iré contigo cuando termine —se dio vuelta para volver a dónde estaba —.
—¿Por qué demonios no sueltas esa arma, Taehyung? —miró la funda en su pierna —.
—Lo siento —la miró. —No me había dado cuenta que aún la tenía. También acabo de llegar. ¿Por qué te molesta? —Se acercó a su mesa —.
—No es que me moleste. Solo que no la sueltas para nada, ni siquiera puedo dormir contigo sin que la tengas bajo la almohada.
—Si estuvieras en mi lugar, lo entenderías. Yo no puedo poner la cabeza sobre la almohada en paz como lo haces tú. Yo cargo con el peso de miles de vidas sobre los hombros. Ya intentaron matarme una vez, por eso soy así.
—Lo siento... —respiró profundo. —No fue mi intención...de verdad —se acercó y comenzó a besarlo en los labios —.
