Psique & cupido.

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Maximiliano Corleone.

No negare que cuando Mariana beso a massimo me dieron ganas de estrangularlo. ¿Del por qué?, pues fácil, el muy hijo de nuestra madre no se aparto si no que recibió aquel beso con ganas, de eso aún no hablaba con él pero pronto lo haría, por qué la mujer del hermano se respetaba y el lo sabía.

Después llegó Natasha y esa fue mi oportunidad para darle un poco de su medicina a Mariana, se que es estúpido de mi parte por qué si ella no fuera hecho eso, los tipos no se fueran descuidado y no nos daría la oportunidad de atacar. Lo cierto es que la estaba evitando.
Cuando le mandé a dar el desayuno de “felicitaciones”, yo estaba en unas de las esquinas viéndola de lejos, massimo sabía que estaba ahí por eso es que decía las estupideces de las fresas, aunque si era verdad que me encantaban.

Mi madre si me dió la ropa para Mariana, en eso no le menti pero yo le di el toque con el top, así que cuando ella salió y nos encontramos a mi madre. lo que hice fue cargarla y llevarla al carro «cualquiera pensaría que soy un caballero» aunque tampoco malos modales tenía. Ella sonrió sin objetar nada.

—¿A dónde vamos?.

Suspiré ruidosamente, era la séptima vez que me preguntaba en todo el trayecto

—Ya entendí disculpa.

—Solo confía en mí.

Ella dudo por un momento, lo pude notar en sus gestos aunque me costó, ya que ella ocultaba muy bien sus emociones.
Llegamos y ella abrió la boca que de broma no se le cae la mandíbula al suelo.

—¡¡Prácticas de tiro!! ¿Enserio?.

Pensé que cuando lo vería se asustaría pero me equivoqué, empezó a saltar como una loca y eso era lo que me encantaba de Mariana, nunca sabías a cuando no sorprenderte.

Entramos al polígono, estaba solo por qué yo se lo pedí a mi viejo amigo, para solo quedar ella y yo.
ella corrió y se puso al lugar de tiro.

—Es como manejar bicicleta—la pique un poco con lo que me dijo la otra noche.

Me saco la lengua y paso a ver las armas,

—¿Puedo agarrar cualquiera?— le di un Glock g 19 .— Eso es como andar en pañales—puso puchero, yo bufé.

—Apenas has tenido un arma en tus manos y ya te crees experta.

—Mejor dame está—y señaló la 9mm.

—Como tú digas.

La lleve al centro, ella se incómodo un poco por qué le agarre sus manos con las mías y los dos juntos se veían la diferencia de estatura y lo peor era que apenas estaba cerca de ella la tenía dura y ella podía sentirlo.

—Lo primero que vamos hacer es poner bien tu posición.—le separe un poco las piernas— Párate firme.

así lo hizo, estaba agitada y no sabía si era por mi o por el nerviosismo

—Controla la respiración mariana.— ordene.

Ella se relajó un poco y le susurre en su oído.

—Quita el seguro— lo hizo sin rechistar.— Ahora enfoca y dispara— lo hizo pero no al blanco.

—No creo que pueda— no la solté, para darle confianza.

—Tienes que concéntrate y mirar dónde quieres esa bala.

Ella me miró y sostuvo la arma con más fuerza  cuando iba a disparar la solté despacio y pudo darle muy cerca del blanco, entonces se quedó en silencio y la mire a ver qué le sucedía y no decía nada solo miraba la lámina con el tiro..... Después de unos segundos  grito y salto encima de mi.

No me hieras Tanto.   Aprende Conmigo Vol..1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora