XXIV. La calma antes de la tormenta

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KATHERINE

Hoy por fin iba a conseguir librarme de la gran pesadilla que suponen los exámenes.

Llevaba toda la semana envuelta entre libros, libretas y apuntes. Sentía que ya no me entraba más información en la cabeza, e incluso hubo un momento en que me planteé no presentarme a ningún examen.

Pero, al final, he conseguido aprenderme todos los temas de cada asignatura y me he ido presentando poco a poco a cada examen.

Toda esta entrega hacía los estudios me ha costado estar casi dos semanas completamente aislada, sin ver a Amelie, ni a Tanner, ni a Ryden ni a nadie. Mi vida se ha basado en comer, dormir y estudiar.

Pero, como he dicho al principio, hoy por fin he terminado. Acabado de redactar la última respuesta en el examen de Biología, lo que significa que ya he acabado todos los exámenes.

Salgo del aula con una sonrisa en el rostro y justo en la puerta del aula me encuentro a Tanner y a Ryden.

Están parados justo en frente de mí. Con los brazos cruzados y expresión seria, pero cuando me ven los dos esbozan una sonrisa. Yo también sonrío al verlos. Como para no hacerlo, van guapísimos y son los dos míos, es que me alegran la amarga existencia que estoy teniendo últimamente.

Suelto un grito de emoción y me apresuro a rodear con mis brazos el cuello de cada uno. Hago presión hasta que consigo que los costados de sus cabezas acaben juntos. Ellos me rodean con uno de sus brazos.

—Sabía que lo harías bien —me asegura en un susurro Ryden.

Yo giro un poco la cabeza para conseguir dejarle un beso en la mejilla, pero al parecer no se conforma con eso, debido a que me agarra del mentón y gira un poco su cara para darme un beso en los labios. Sin poder evitarlo, sonrío sobre el beso.

Me separo de los dos con una sonrisa de oreja a oreja. La cual también poseen ellos en su rostro.

Veo como los labios de Tanner se comienzan a mover, con la intención de decir algo, pero un movimiento extraño que capto por el rabillo de mi ojo, quita mi atención de él. Centro mi vista en el lugar donde he captado el movimiento y contigo ver a Caleb corriendo extremadamente apurado hacia nosotros.

—¡Ryden! —grita cuando se aproxima a nosotros.

Los tres lo miramos sin entender nada. Su expresión es tan preocupada y su piel está tan pálida que solo llegan malos presagios a mi cabeza.

—Tenemos que irnos ya del edificio —informa una vez llega a nuestra altura.

Frunzo mucho el ceño.

—¿Qué? —gesticulo —. ¿Por qué?

—Hay hombres con armas por todo el edificio.

Mi cara y la de los hermanos se desfiguraron por completo.

Y, de repente como si nos hubieran escuchado, el impactante sonido de un disparo de bala penetra el silencio del edificio.

Ryden comienza a correr junto a Caleb. Por mi parte, yo me quedo completamente paralizada ante aquel sonido.

Algo dentro de mí se vuelve a manifestar.

Algo que me hace perder la fuerza.

Algo que...

—¡Katherine! —exclama Tanner.

Aquel día era el día en el que, por fin, iba a poder librarme de mis cadenas. Cadenas que llevaba soportando desde hacía un año.

Estaba frente a ese chico pelirrojo, de ojos verdes, piel pálida y gran estatura que tanto me había hecho sufrir.

Él me había hecho creer que sus golpes eran por amor.

Que su estilo de vida no era malo, solo tenía mala fama.

Que todo lo que salía de su boca era la verdad absoluta e indiscutible.

Que todo lo malo que me ocurriera era mi culpa, por cómo había actuado, por como me había vestido o por simplemente ser yo.

Se aprovechó de la carencia afectiva que sufría desde que era una niña, me había enamorado y me había engañado a su antojo.

Pero lo peor fue cuando me volví dependiente de las drogas.

Me envolvió en su mundo de excesos y no me vi con fuerzas de salir. ¿Cómo esperas que una niña de dieciséis años que se pasa todo el día bajo los efectos de las drogas y llorando porque no se siente suficiente ante los ojos de un hombre que solo busca consumirla física y mentalmente se vea capaz de escapar de esa pesadilla?

Pero dentro de toda la oscuridad conseguí que la luz me llegara. Y esa luz era el mejor amigo de mi novio.

Un rubio, completamente tatuado, de mirada gélida y músculos imponentes que había estado a mi lado siempre.

El único hombre que había estado a mi lado siempre.

También estuvo ahí cuando mi recién proclamado como ex me intentó poner la mano encima de nuevo. Estuvo ahí para pegarle un puñetazo en la cara antes de que él hiciera lo mismo conmigo.

—¡Eres un hijo de puta! —vociferó Aaron mientras intentaba esquivar los golpes de Tanner.

—Yo no soy quien estaba a punto de pegar a una mujer —replicó.

—¡Es una puta desagradecida...!

Otro puñetazo.

Y otro...

Y otro.

Así hasta que él perdió el conocimiento y yo me vi obligada a gritarle a Tanner que parase o sino Aaron no saldría vivo de esta.

Él me hizo caso.

Se separó de él y me miró a los ojos. Destilaban ira, violencia y rabia. Pero cuando su mirada se fundió en la mía se suavizó y apareció el cariño, la admiración y algo que nunca me habían dado antes, amor.

Corrí hacía él y lo abracé lo más fuerte que pude. Porque nunca sería capaz de agradecerle todo lo que hacía por mi, porque no veía otra manera de demostrarle que lo quería.

Porque él sí se merecía mi amor.

Me habían intentado hacer creer que no sabía amar, que era mi culpa que nadie nunca me haya querido bien. Pero no era así, porque pese a todo él siempre estaba ahí para mí.

Él me envolvió entre sus brazos y me acarició el pelo con delicadeza.

—Te quiero —susurré entre lágrimas.

Era la primera vez que se lo decía a alguien.

Algo dentro de mí se llenó, no se explicar el qué, pero solo sabía que él estaba consiguiendo sanar cosas que él no había roto y llenar vacíos que él no había creado.

—Y yo a ti —me respondió y lo siguiente que hizo fue besarme con dulzura.

N/A:
He de reconocer que he llorado escribiendo este capítulo, pero creo que es más porque queda poco para alcanzar la recta final del libro que por otro motivo. O por lo menos eso es lo que planeo.

Se que el capítulo es bastante corto teniendo en cuenta el tiempo que llevo sin actualizar, pero en mi defensa diré que estaba planeando hacer un maratón pero escribir el siguiente capítulo se me está haciendo más difícil de lo que pensaba. 

Peroooo, eso quiere decir que tardaré menos en subir la siguiente parte. Hay que mirar las cosas por el lado positivo, ¿no?

Decirme que no soy la única que adora los extractos en los que podemos ver el pasado de Katherine. Si os digo la verdad son mi parte favorita de escribir, y en cierta parte se debe a que os puedo mostrar un poco de la relación de Tanner y Kat al principio.

Bueno, ya os he dado el discursito por lo que me puedo despedir ya.

Nos vemos en el próximo capítulo 💕

La nueva obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora