CAPITULO 49 EL PASADO

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Este capítulo es la historia de cómo conoció Eva a su acosador.

6 AÑOS ANTES

CUMPLEAÑOS 18 EVA

EVA

-No tomes tanto Eva – Dijo exasperada Alexa – Sabes cómo te pones cuando estás ebria.

-Estoy de cumpleaños y no cualquier cumpleaños, por fin soy mayor de edad – Le digo eufórica.

Nos encontrábamos en medio de la mejor discoteca de la ciudad, por fin estaba cumpliendo la mayoría de edad y podía hacer lo que me viniera en gana. Aunque, debo decir, que eso ya lo hacía desde tiempo inmemorables.

-Sé que estas cumpliendo la mayoría de edad – Blanquea Alexa sus ojos – Pero, si buena y sana eres un grano en el culo, ebria eres un cáncer.

-Solo déjate llevar – Le dije con una sonrisa coqueta – Esta noche se bebe, se fuma y se folla.

-Como si no estuvieras follando todo el tiempo – Tuerce la boca – Es tu pasatiempo favorito. Enserio, creo que tienes un problema con el sexo.

-No tengo ningún problema, follar es rico y hago cardio mientras me doy placer – Le digo tomándome de un solo trago la copa de tequila.

-El significado de hacer cardio que ambas tenemos, al parecer, no es el mismo – Dice Alexia sacudiendo la cabeza.

-Solo disfruta ¿Si? Eres mi mejor amiga, mi favorita – Le digo.

Me acerco a ella y comienzo a bailarle, pongo sus manos en mi caderas y comienzo a moverlas al ritmo de la música.

-Soy la única amiga que tienes – Aprieta el agarre – Y para tu información, me gustan los hombres, así que, deja de intentar seducirme. No pienso caer en tus garras.

-A mi tambien me gustan los hombres – Le digo con una sonrisa – Y mucho...

-Eso lo tengo claro.

La veo levantarse y bailar conmigo. La noche estaba yendo de puta madre, había licor como para caer en un coma etílico, la música estaba buena, me sentía eufórica, estaba con mi mejor amiga y sabía que en cualquier momento encontraría alguien con quien follar.

Mientras movía mis caderas y reía con Alexia, sentí que unas manos se posaron en mis caderas.

-¿Por qué tan solitaria? – Una sensual voz habló a mi oído – Una mujer tan hermosa, no puedo andar sola por ahí, eso es un sacrilegio.

Me gire a ver quién tenía esa voz que te hacia calentarte tanto. Casi se me descuelga la mandíbula. El hombre que tenía al frente era como un actor de novela, alto, cabello castaño, piel bronceada, sus ojos eras dos perlas oscuras.

-Estaba esperando al indicado – Poso mis manos en sus brazos.

¡Valla! Están tan fuertes, siento como una ola caliente comienza a recorrer todo mi cuerpo. El hombre me mira como si fuera un jugoso filete, se relame los labios y pasa sus manos por el cabello.

-Pues... - Me da una sonrisa pícara – Ya llegó.

Me toma otra vez por las caderas y me paga a él, yo paso mis brazos por su cuello y comienzo a bailarle, nuestros ojos se mantienen conectados, nuestras respiraciones comienzan agitarse.

-¿Cómo te llamas? – Me dice con esa sensual voz.

-Evangelina – Le respondo absorta en sus labios - ¿Y tú?

-Dalton Lewis.

Por más que la tensión que se ha formado entre nosotros, esté en el punto más alto, no ha intentado sobrepasarse, sus manos se han mantenido en mis caderas, de vez en cuando aprieta un poco, pero siempre manteniendo el respeto.

DIARIO DE UNA NINFOMANA (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora