Lennox preparo todo lo necesario para que Nolan se sintiera cómodo aquella noche, sabía que al doncel no le había gustado la primera vez que lo hicieron, aunque él no se hubiese quejado en ese momento. Nolan estuvo unos días esquivo después la noche de bodas, Evangeline le había dicho que era algo normal a su parecer.
Ahora ambos se encontraban más tranquilos, hablaron con anterioridad del acto, fue complicado al principio, al duque le avergonzaba preguntarle a su doncel que le gusto y que no le gusto de aquella noche. Nolan apenas le daba unas pequeñas respuestas al principio, apenas lo podía escuchar.
Pidieron estar los dos solos, Lennox no quería que Evangeline lo supiera todo, aunque no estaba muy seguro de que Nolan no se lo quisiera contar después. Drystan y Pietro esperaban en la puerta, acompañados por su nuevo guardián, Pietro se estaba encargando de enseñarle todo lo necesario para cuidar a Lennox. Rudolf aún era novato, hacía poco más de unas semana que había dejado de ser aprendiz, aun no se podía creer que el duque lo hubiese elegido para ser su protector.
-Debes esperar aquí con nosotros. – sonrió Pietro, podía notar las manos temblorosas de su compañero, y la risa burlona de Drystan. – No le hagas caso.
-Señor Fiore... - Rudolf suspiro con pesar. - ¿Qué puedo hacer para que el duque Lennox confíe en mí? – pregunto nervioso. – Está mañana cuando ha despertado no ha querido hablar conmigo, tampoco respondió a ninguna de mis preguntas.
-El duque tiene un despertar extraño por las mañanas, y más si está preocupado por algo. – rio Pietro. – Debes tener preparado en su mesa de desayuno un café con muy poca leche, no le gusta demasiado cargado, y de acompañamiento unos dulces pequeñitos, las doncellas te dirán cuales son. – él asintió atento. – Ayúdalo a ponerse el batín, al estar aún medio dormido no sabe cuál es su izquierda y derecha, ten paciencia, pequeño Rudolf.
-A mí no me hablas con tanto cariño. – se quejó Drystan ofendido. – Pietro, recuerda que en este oficio no puedes tener favoritismos con nadie.
Rudolf observo con miedo a Drystan, entre los aprendices se decía que el hermano menor de Tristán era incluso peor que él. Había tenido la oportunidad de entrenar con Tristán, cuando estuvo en el palacio, y su cuerpo se resistió al terminar el día. Al notar a Drystan visiblemente enfadado por el trato que le estaba dando Pietro, se sintió avergonzado.
-Siento haberte molestado, señor Picard. – apretó sus labios con miedo. – No lo volveré a hacer.
-Drystan no asustes al chico. – gruño Pietro molesto. – Tú debes estar atento de tu señora, así que déjanos tranquilos.
El nuevo guardián se escondió detrás de Pietro cuando Drystan lo miro, aun se sentía débil al lado de ellos. Aunque hubiese sido uno de los más fuertes de su promoción, le quedaba mucho para llegar a tenerlas mismas capacidades que sus compañero.
-Dentro de diez minutos, la señorita Evangeline saldrá de sus clases. – le recordó Pietro. - ¿Qué haces aquí aún? El duque no te ha llamado.
Rudolf se sentía cada vez más pequeño a su lado, tenía entendido que Drystan y Pietro se llevaban bien, pero desde que había llegado no habían parado de discutir entre los dos. Seguramente él fuera el culpable, si Lennox se enteraba podrían castigarlos a los tres por su culpa.
-Por favor, no discutías. – ambos lo miraron con curiosidad. – Siento haberlos molestado.
-Drystan es insoportable cuando lo separan de la señorita Evangeline. – se burló Pietro. – Es un guardián celoso de su señora, molesta incluso a las plantas para que le hagan un poco de caso y vean cuan triste está de no acompañarla.
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¡Maldito, pequeño doncel!
RomanceUn doncel debe ser respetuoso, callado y delicado. Esa explicación no convence demasiado a Nolan. Cuando escucho que debía de ser sumiso hacía su prometido, empezó a reír. Y la guinda del pastel fue que tenía terminalmente prohíbo subirse a los árbo...