𝟮|¿𝗦𝗧𝗥𝗔𝗬 𝗞𝗜𝗗𝗦?

1.1K 73 5
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


◤LUNA

Las noches comenzaban a sentirse vacías sin su presencia. Cada vez que me asomaba al balcón, me encontraba con un vacío aún más palpable que la brisa que arrastraba el silencio. El cielo oscuro carecía de su constante compañía y, por más extraño que sonara, extrañaba ese humo denso y penetrante que solía quejarme tanto.

Hyunjin había desaparecido desde hacía siete días. El pent-house frente al mío estaba sumido en una oscuridad inusual, ni una luz encendida, ni un ruido. Algo dentro de mí comenzaba a inquietarse. Las luces apagadas, la ausencia del humo y el barandal vacío me hacían sentir como si algo faltara. Una sombra crecía en mi pecho.

—¿Será que debería bajar a la recepción y preguntar por él? —murmuré para mí misma mientras miraba al edificio en la distancia, la luna bañándolo en su luz pálida.

—¿Otra vez pensando en el chico misterioso? —interrumpió la voz de mi madre desde la puerta de mi habitación.

Me giré, un poco sobresaltada.

—Madre, él se llama Hyunjin —contesté, un ligero rubor subiendo a mis mejillas.

—¡Vaya! Ya te dijo su nombre. Tengo que admitir que es muy apuesto... pero es una lástima que fume como una chimenea. Aunque, con su ausencia, al menos podemos mantener las ventanas abiertas —bromeó ella con una risa suave, como si el asunto no tuviera la gravedad que yo sentía en el pecho.

—Pero estoy preocupada, todas las noches estaba aquí —dije, entrelazando los dedos en mi regazo.

—Quizá salió de viaje. Tranquila, cariño, no todos están tan arraigados a sus balcones como tú. Anda, ve a dormir. Mañana tienes clase —me dijo con ese tono sereno y maternal que solía calmarme, pero esta vez no lo logró del todo.

Asentí y me fui a mi habitación, aunque el eco de su ausencia seguía revoloteando en mi mente. Quizás mamá tenía razón. Quizás Hyunjin simplemente había salido de viaje. Pero era extraño cómo su ausencia me hacía notar aún más su presencia.

Prendí la televisión, buscando distraerme, pero mis pensamientos seguían vagando hacia él. Después de un rato, en YouTube empezó a sonar "Back Door" de Stray Kids. No solía escuchar mucha música de chicos, pero algo en mí me impulsó a prestar atención. El video empezó y, al segundo 19, lo vi. Mi corazón se detuvo, y una oleada de emociones me recorrió de pies a cabeza. Hyunjin, con el cabello rosado, bailaba en la pantalla. Era él, mi vecino, Hwang Hyunjin.

Me quedé mirando, incapaz de moverme, mientras mi mente intentaba procesar lo que veía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me quedé mirando, incapaz de moverme, mientras mi mente intentaba procesar lo que veía. Lo rebobiné dos veces, estudiando cada detalle, hasta que finalmente, impulsada por la necesidad de saber más, busqué su nombre en Google. Y ahí estaba, una estrella. No solo el hombre misterioso que fumaba en su balcón, sino un ídolo. Mi vecino, el Hwang Hyunjin, integrante de Stray Kids.

Corrí hacia la recepción, mi ansiedad impulsándome.

—Buenas noches, Max. Quisiera saber si el vecino del departamento 07 del piso 16 está fuera —pregunté con un ligero temblor en la voz.

—Buenas noches, señorita Lefevre. Efectivamente, el joven salió de viaje hace unos días —respondió Max con su habitual calma.

Me sentí aliviada y un poco tonta por haberme preocupado tanto. La fama no siempre es sinónimo de felicidad, pensé. Quizás sus noches en el balcón no eran solo por el cigarro, sino por algo más profundo, una tristeza que no podía compartirse fácilmente.

Pasaron dos meses. Todas las noches salía a mi balcón, mirando el espacio vacío frente a mí, recordando sus palabras, su presencia, su enigmático halo. Mis pensamientos se volvían hacia él más de lo que quería admitir, y por alguna razón, extrañaba las conversaciones que apenas habíamos empezado a tener. Sabía, por lo que había leído, que estaba de gira, pero no tenía idea de cuándo regresaría.

Hasta que, una noche, la luz de su pent-house se encendió. Mi corazón dio un vuelco. La puerta del balcón se abrió lentamente, y allí estaba él, como si nunca hubiera estado ausente.

—Me hubiera extrañado que no estuvieras aquí —dijo, su voz tan casual como siempre mientras encendía un cigarro, esta vez con cerillos.

—¿Cerillos? —pregunté, intrigada.

—Sí, no sé dónde dejé mi encendedor. Estos los tomé del hotel.

—Así que andabas de viaje... —comenté, intentando que mi voz sonara despreocupada, aunque mi corazón latía con fuerza.

—¿Me extrañaste? —preguntó, girando su cabeza hacia mí con esa sonrisa medio divertida que siempre me desarmaba.

—Para serte sincera, no —mentí con una sonrisa torcida—. Extrañaba respirar aire puro.

Él soltó una suave risa, como si mi respuesta no le sorprendiera.

—¿Qué tan puro puede ser el aire en una ciudad como Seúl? —replicó, sacando otra bocanada de humo.

—¿Te fue bien en tu viaje? ¿Dejaste de ser seducido por la muerte? —pregunté con cierta ironía, pero también con un fondo de preocupación real.

Hyunjin me miró, sus ojos profundos, llenos de un cansancio que solo alguien que carga un gran peso puede tener.

—Me gustaría ser seducido por la luna —dijo, mirando hacia el cielo—. Ella es testigo de mis noches más frías.

El viento sopló con más fuerza en ese momento, levantando mi cabello y haciendo que el humo de su cigarro se desvaneciera entre nosotros.

—Luna —me llamó, volviéndose hacia mí.

—Dime —respondí, mi voz apenas un susurro.

—¿Te gustaría cenar conmigo mañana? —preguntó, con una tranquilidad que contrastaba con la emoción repentina que me invadió.

Mi corazón latía rápido, mis manos empezaban a sudar, pero mantuve la compostura.

—¡Claro! ¿Quieres que te ayude a cocinar? —ofrecí, tratando de sonar natural.

—No, quiero cocinar para ti. ¿Te gusta la pasta? —preguntó con una leve sonrisa.

—Me encanta —respondí sin dudar.

—Perfecto. Mañana te espero a las 8:00 PM —dijo, apagando el cigarro con un movimiento lento y preciso.

—Bien, el postre lo hago yo. No acepto un no por respuesta —respondí, sonriendo.

—Perfecto. Te estaré esperando. Ahora entraré a descansar, fue un viaje largo.

Y con eso, desapareció en su departamento, dejándome sola en la noche, con una mezcla de emoción y expectación corriendo por mis venas.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐋𝐔𝐍𝐀🌑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora