12. Dandelions

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Les recomiendo leer este capítulo escuchando Dandelions de Ruth B, desde el párrafo posterior a cuando dice que suena "dandelions"

Les recomiendo leer este capítulo escuchando Dandelions de Ruth B, desde el párrafo posterior a cuando dice que suena "dandelions"

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Porque estoy en un campo de dientes de león
Al soplar cada uno, deseo que seas mío.

Ambos corremos riendo con las manos unidas hasta el yate, sonrió divertida cuando me siento a su lado y enciende el yate rápidamente para dirigirnos al medio del mar, este ha sido un gran refugio para nosotros.

Ambos nos sentamos en la cubierta para admirar el mar mientras escuchamos música y chocamos nuestras copas para admirar el atardecer. Empezamos a hablar sobre sus últimas carreras y sus sentimientos de frustración, me quedo pegada mirándolo mientras habla profundamente que en un rato lo dejo de escuchar.

¿Como alguien como él puede ser real?

¿Como alguien como él puede andar con alguien como yo?

- Deja de mirarme así. - Murmura divertido provocando mi vergüenza al ser descubierta. - Oh, te ves demasiado adorable sonrojada.

- Oh cállate.

Lo molesto divertida empujándolo levemente provocando su risa, toma mi mano rápidamente para tirar de mi logrando que ambos choquemos nuestros labios en un beso.

- Te odio. - Susurro divertida separándome de él mientras él niega. - Es real.

- Sabes que no me odia realmente.

- ¿Como sabes tu eso?

- Por que se te nota. - Se encoge de hombros como si fuese sencillo logrando que lo fulmine con la mirada. - No me mires así, sabes que estás loca por mi.

- Oh, llámenlo humilde. - Rodeo los ojos divertida mientras él sonríe arrogante. - Deberías ser solidario y compartir tu humildad con el mundo.

- No lo negaste. - Apunta divertido logrando que le saque la lengua. - ¿Quien no estaría enamorado de mi?

- Oh cállate. - Murmuro fastidiada provocando su risa. - Arruinas el momento.

- Solo bromeó. - Empuja su hombro contra mi divertido mientras yo solo rodeo los ojos. - O quizás no.

- Como sea...

- Yo igual estoy loco por ti. - Murmura mirándome de reojo provocando que la vergüenza me gane. - Y de nuevo estás roja.

- ¿Puedes dejar de hacer eso?

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