◤LUNA
Hyunjin me acompañó hasta mi departamento. Estaba sorprendida de que, en toda la noche, no hubiera prendido ni un cigarro y que, a pesar de eso, la hayamos pasado tan bien. No quería que la noche acabara; su compañía ahora me era necesaria, como el aire que respiro. La brisa nocturna traía consigo un ligero aroma a flores y a tierra húmeda, y me sentía en paz.
Nos abrazamos, y ninguno de los dos tomaba la iniciativa de soltarnos. Hyunjin suspiró, y yo cerré los ojos, tratando de atesorar ese momento. La calidez de su cuerpo contra el mío me hacía sentir segura y feliz. Cuando finalmente traté de separarme, su rostro estaba tan cerca del mío que sentí su respiración un poco acelerada. Lo miré a los ojos, y antes de que pudiera procesar lo que estaba pasando, me besó. Fue el tipo de beso del que nunca podría hablar en voz alta a mis amigos; uno que desató un torrente de emociones que no sabía que existían dentro de mí.
Fue el tipo de beso que me hizo saber que nunca había sido tan feliz en toda mi vida.
— Tu mirada me mató, pero tu beso me resucitó.
— ¡Shhh! No digas nada, bésame otra vez.
Nos besamos nuevamente. No fue un beso muy largo, y desde luego no fue uno de esos de película, pero fue maravilloso a su manera. Era un beso lleno de promesas y posibilidades, uno que me hizo sentir como si estuviera flotando. Lo único que recuerdo es que, cuando nuestros labios se rozaron, tuve la certeza de que jamás olvidaría aquel instante.
— Hasta mañana, Luna.
— ¿Te veo mañana en el balcón?
— Te veo mañana. — Sonrió, y esa sonrisa iluminó mi mundo.
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Al día siguiente, salí puntual a admirar las estrellas, mi corazón palpitando con la esperanza de verlo de nuevo. Las luces de su departamento estaban encendidas, pero de él no había ni rastro. Estuve en el balcón por lo menos unas dos horas, con el frío nocturno acariciando mi piel y las estrellas titilando como testigos de mi ansiedad. La media noche llegó, y en ese momento, escuché la puerta del balcón abrirse.
— ¿Qué demonios haces aquí? ¡Te vas a resfriar, está muy frío! — Me dijo mi padre desde la puerta.
— Lo sé, perdí la noción del tiempo. Ya entro.
— Métete. Buenas noches, Marion. — Me dio un beso en la cabeza antes de desaparecer hacia su recámara.
Esperé cinco minutos más y, cuando estaba a punto de entrar, vi que una hermosa chica salió corriendo. Su cabello era largo y rubio, una belleza que cumplía con todos los estándares coreanos.
Detrás de ella salió Hyunjin, tratando de hacerla volver hacia adentro, como si temiera que yo estuviera en el balcón. Cuando me vio, se quedó estático, como si hubiera visto un fantasma.
— Lu...na.
— Buenas noches. — Entré a la casa y corrí hasta mi recámara, donde me tumbé sobre la cama, ahogando mis sollozos con la almohada para que no me escucharan mis padres. Cada lágrima que caía era un recordatorio de lo que había sentido, de lo que había soñado. A los tres minutos, mi teléfono vibró con un mensaje de Hyunjin, pero le colgué la llamada y apagué el teléfono. Abrí la ventana de mi cuarto, necesitaba aire; me sentía sofocada.
Sé que él y yo no éramos nada, pero quizás podrías entender el sentimiento si alguna vez alguien llegó a tu vida y se clavó como un alfiler en tu corazón. Me sentía como una idiota al pensar que él se había fijado en mí.
¡Cielos! Es una estrella; puede tener a la mujer que quiera, y le llueven pretendientes. ¿En qué estabas pensando, Marion?
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A la mañana siguiente, me desperté, me duché y fui a la cocina a prepararme un pan tostado con crema de avellana. Me senté en la barra, mirando hacia el ventanal del balcón, y ahí lo vi a él.
Jamás lo había visto de día; a veces pensaba que se trataba de un vampiro, pues solo lo veía de noche. Se miraba preocupado, mientras de su boca salía el humo del cigarro que sostenía entre sus dedos. Había algo melancólico en su postura que me hizo sentir un nudo en el estómago.
Seguí alimentándome, recordándome que no me iba a dejar caer por algo tan pasajero e insignificante para él. De repente, comenzó a hacer aire, y las cortinas se levantaron, como si fueran parte de una danza cósmica. Él volteó hacia mí y se quedó mirando, sorprendido al verme sentada en la cocina, observándolo. Apagó su cigarro y se metió de nuevo en su departamento. Sentí un vacío en el estómago; su mirada parecía decirme que no le importaba un carajo el beso que nos dimos la noche anterior.
Me arreglé rápidamente y me dirigí a mis clases. Cuando subí al elevador, él entró justo detrás de mí. Ninguno de los dos dijo ni una sola palabra; ambos miramos hacia el suelo, con la incomodidad llenando el aire entre nosotros. Cuando llegamos a la recepción y yo iba a salir, me tomó del brazo y me volvió a meter, aplastando el botón del último piso del edificio.
— ¡Tengo que ir a clases! ¿Qué te pasa?
— Tengo que hablar contigo.
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𝐋𝐔𝐍𝐀🌑
Fiksi Penggemar⚠️ 🔞 Salgo a mi balcón y miro hacia el cielo. Está oscuro, sólo la luna ilumina tenuemente el paisaje. El humo del cigarrillo de mi vecino apareció una vez más en mi campo de visión. Éramos muy cercanos, pero ninguno de los dos existía el uno para...