ADDON WARS - Donde todo comenzó - Cap1

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ADDON WARS

CAPÍTULO 1

Donde todo comenzó

Monja. He ahí a tu niño.


El canto del Carmelo por el este.

En la lejanía, un llanto.

El azul se torna celeste.

Y la esperanza, viaja en auto.


-¡Kikiriki...!-

Y un extraño gargareo producido por el único gallo madrugador terminó en los oídos de Norma. Creyó por un instante que aquel pajarraco desplumado le había cedido su vida a su señor Jesucristo, cansado de años de servicio y de sobrevivir a incontables veces de ser la cena en festividades. Ella pudo respirar al comprobar que su vecino emplumado seguía erguido; erguido ante el débil resplandor del amanecer que apenas se distinguía por la ventana de la habitación. Y con ello, las paredes de yeso y muebles de madera antiguos que rodeaban a esta monja empezaron a iluminarse.

Salió de aquella casa con una prisa poco usual. No era su costumbre levantarse a esas horas de la madrugada. La madre superiora, quien también se despertó por el canto singular del gallo, le preguntó por su accionar. Norma respondió que recibió un pedido de auxilio y tenía que asistir tan pronto sea posible al puerto de la Bahía de Hilo. Inclusive pidió prestado el auto de la iglesia. La madre superiora no se negó.

Las calles no estaban vacías. Campesinos de las casas, ubicadas en la parte de la ladera de la montaña en la que vivían, ya estaban subiendo las escaleras dirigiéndose a su lugar de trabajo. Los caminos de piedra y el aire frío por la altura no eran impedimento para el duro recorrido hacia los campos de cultivo. Perros, vacas y ovejas podían verse a los alrededores junto a sus pastores, al igual que los respectivos hijos de los dueños llevando cargamento o dirigiendo a las manadas de animales. Norma tuvo que abrirse paso a todo esto para sacar el coche y evitar atropellar a alguien en el camino. Esto era debido a que la trocha no ayudaba demasiado al correcto manejo de un auto de serie obsoleta.

Y así, emprendió rumbo hacia su destino. No se había percatado de lo hermoso que se veía el cielo naciente. La montaña que ocultaba el sol se dibujaba junto a sus demás compañeras, y el blanco del nevado que yacía en la oscuridad de la noche ya podía verse. Su cabello se dejaba llevar por el viento cuando consiguió llegar a la carretera principal. La velocidad, el frío del amanecer y el cuadro realista ante sus ojos solo podían ser obra divina o quien sabe ¿Un posible buen augurio?

...

Recorrió varios kilómetros hasta la Bahía de Hilo. Casi 2 horas de viaje. Cadenas montañosas de verde pasto y tierra fría, grandes mesetas y pequeños pueblos pasaron a su lado. No hizo parada alguna. Ni siquiera para comer algo.

Una vez empezaron a aparecer casas aledañas cada vez más juntas una de las otras y grandes extensiones de cercos con letreros de "propiedad privada", se dio cuenta de lo cerca que se encontraba de su destino.

Finalmente, luego de 2 horas y 20 minutos, llega hasta la Bahía de Hilo. Ya era de día y la zona estaba muy concurrida. Los puestos pesqueros estaban en funcionamiento y las embarcaciones se movían de un lugar a otro. Luego de marcar otra vez al número que le hizo la llamada, la persona que pidió ayuda le indica el sitio en el que se encuentra esperando. Norma se guía y acude.

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⏰ Última actualización: Oct 30, 2023 ⏰

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