Capítulo 6 | Liberio

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Bianca Ackerman

No puedo creer que esté en la misma habitación con mi madre y Zeke. Dos personas que odio con todo mi corazón.

— ¿Qué carajo haces aquí? ¿No estabas desaparecida o algo así? — pregunté.

No hacía falta decir que la rabia se estaba apoderadando de mi.

— Escondida es la palabra correcta. Cuando Zeke me informó que vendrías a Liberio, me tomé el riesgo de venir a verte. — dijo Annabel.

— Un riesgo muy grande, considerando que estás en el cuartel donde está el General Magath. — dije yo.

— Ahora mismo, Magath está en una reunión con los altos mandos. No se enterará de que estamos aquí. — habló Zeke, muy confiado.

— Lo que sea que hayas venido a hacer, hazlo y vete. — le dije a mi maldita madre, ignorando al mono por completo.

Desde que entró a la habitación, Annabel me miraba de arriba abajo, me estudiaba con sus horrendos ojos celestes. Me estaba poniendo muy nerviosa.

Su aspecto era exactamente el mismo que había visto en un dibujo de mi hermano.
Rubia, de ojos celestes y hermosos rasgos femeninos aunque ahora tenía bastantes arrugas. Supongo que los años no vienen solos. Vestía una capa con capucha, la cual se bajó al entrar a la habitación.

— Tienes una hija muy mal educada. — dice Zeke muy chistoso, apoyado sobre la puerta de la habitación.

— No tengo intención de ser amable con la persona que me abandonó cuando era bebé. — respondí a la broma del mono.

— Yo tampoco tengo intenciones de ser amable con mi experimento. Dime ¿Ya activaste el Ackerbond? — respondió Annabel sin ninguna expresión en su rostro.

— No. — mentí.

— ¿Segura? — preguntó acercándose mucho a mi.

— ¿Y Galliard? ¿No es el? — preguntó el mono.

— No... el es... es solo amor. — volví a mentir. Espero que me crean.

Zeke me miró fijo, creo que intentaba ver a través de mi mentira. Porque claro, si yo no le hubiese preguntado, el no habría llegado a esta conclusión.

— ¿Solo viniste a preguntar eso? — pregunté para cambiar de tema. Me alejé dos pasos de ella, ver su rostro me enfurecía, sentía que veía mi reflejo en el espejo.

— Vine a ver cómo evolucionó el experimento que me llevó toda la vida. — respondió y siguió mirándome, como si fuera un bicho raro.

Tenía tantas preguntas en mi mente para hacerle, pero sabía que no las respondería.

— ¿Por qué me abandonaste? — era la pregunta que quise hacerle toda mi vida.

— No me necesitabas. Hubiese interferido en tu crecimiento y desarrollo, y hoy no serías el monstruo que eres ahora. — respondió con calma. Se toma el papel de científica muy en serio.

En verdad no le importo. Y encima me dijo que soy un monstruo. Supongo que Zeke le fue con el cuento de mi grandioso desempeño en la última batalla.

— ¿Es qué no te importa otra cosa que no sea tu venganza? — pregunté.

— ¿Leíste el libro qué te dejé? Entonces sabes todo lo que sufrí toda mi vida. Y tu también lo has sufrido en este corto periodo de tiempo que estuviste en Marley. La discriminación, los abusos. ¿Todo por qué? ¿Por tener otra sangre? ¿Por ser de otra raza? ¿Por algo que pasó hace mil años? Nos han castigado por siglos, por los errores de otras personas. — ahora en su voz había algo de odio.

Cicatrices en MarleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora