21 - Dulce venganza

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Miró nuevamente por la ventana en lo que Bethel regresaba. El carruaje aún estaba ahí, todavía estaba a tiempo, podía lograrlo. Increíblemente no se sentía nerviosa, al contrario. Aunque no sabía cual iba a ser exactamente el resultado de su plan, al menos era mejor que seguir de brazos cruzados.

Ya estaba lista cuando la sirvienta entró. La miró y le dedicó una inocente sonrisa de la que no participaban sus ojos. Incluso Bethel sintió un escalofrío recorrer su columna cuando se acercó a la silla de ruedas. Aylah simplemente negó con la cabeza al ver sus intenciones y señaló a la joven sirvienta. Su nana tragó en seco.

- ¿Quieres que ella te lleve? - preguntó tratando de que se arrepintiera de cualquier plan que tuviera

Aylah sonrió asintiendo mientras le dedicaba una penetrante mirada a la sirvienta y señalaba hacia afuera de la ventana.

- ¿Afuera? - preguntó la sirvienta sorprendida mientras Aylah asentía sin dejar de sonreir - Pero...

- Como usted diga - la interrumpió Bethel con una reverencia apartándose para que la sirvienta se acercara a la silla.

La joven dudó por un instante mirando a Aylah. En sus ojos era clara la lucha interna que se producía. Se veía confundida acerca de obedecer o no la orden silenciosa que recién habia recibido.

- ¿Acaso piensas desobedecer a la señorita? - preguntó Bethel con seriedad

- No, nunca haría tal cosa - negó con nerviosa voz

Dió un largo suspiro derrotada y comenzó a caminar en dirección a Aylah que sonreía con malicia. Por el momento todo estaba saliendo justo como quería, contuvo una risita burlona, la cara de su tío iba a ser épica.

No se encontraron con nadie de la familia del conde por el camino, apenas algunos sirvientes que solo las ignoraron y continuaron con sus labores. No deseaba verlos, pero esto también la hacía sentirse inquieta, sobre todo el hecho de no saber nada más de Ellies desde aquella noche en la que casi había terminado con su vida. Él era demasiado peligroso y era extraño que no hubiera intentado verla en tanto tiempo. Encontrar el momento adecuado para atacarla, como un depredador que tiene la paciencia para vigilar a su presa, nunca había sido un obstáculo para él.

La única explicación que rondaba su cabeza era que posiblemente Ellies no se encontraba en la mansión. No quería preguntarle nada acerca del tema a Bethel, sería aún mas desagradable si ella malinterpretara su pregunta pensando que extrañaba a su amable primo. La voz del conde riendo en su estudio la sacó de sus pensamientos trayéndola de vuelta a la realidad, al parecer algo estaba yendo muy bien en su reunión con el marqués el día de hoy. Aunque las puertas estaban cerradas, se podía escuchar afuera.

La velocidad con la que caminaba la sirvienta se aceleró de repente. Aylah contuvo una risita, era obvio que no quería que el conde la viera, por eso se apresuró al escucharlo. Era obvio, por la rapidez con la que pasó de largo, tenía miedo.

En cuanto salieron por las puertas principales, señaló hacia el jardín de la entrada haciéndole entender a la criada hacia donde quería ir. Sabía exactamente cual era el lugar ideal, lo había calculado desde la ventana de su habitación. Estaba justamente al lado de un arbusto lleno de flores amarillas, una zona donde no había árboles y era visible para cualquiera que saliera o entrara de la mansión. Este era justo su objetivo. Le hizo un gesto a la sirvienta para que se detuviera. Ahora solo quedaba esperar.

Comenzó a mirar las hermosas flores preparándose para las consecuencias de lo que planeaba hacer. Realmente no le importaba en absoluto. Esto era más urgente, mientras estuviera confinada en su habitación, aislada del mundo, más fácil era de controlar. En este lugar no había visto periódicos o revistas, apenas los libros de la biblioteca. Así que pensó que lógicamente la manera mas rápida de que los rumores se esparcieran era de boca en boca. La nobleza se caracterizaba por su superficialidad, no veían mas alla de lujos, estatus social y chismes que se regaban con rapidez durante eventos sociales. Mientras más jugoso el rumor, más rápido se extendería. Al ser la princesa heredera contaba con eso.

Destinada a renacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora