No me hieras Tanto. Aprende Conmigo Vol..1

Massimo Corleone

Bese a Mariana, todavía no lo podía asimilar. Ella salió del baño rápido y ni siquiera me dejó pedirle disculpa, «era la mujer de mi hermano» ese pensamiento me mata por dentro, a Max no podía hacerle eso y lo peor es que tenía tiempo que veía a Mariana con otros ojos. Me gustaba desde el día que la vi en el mar, el mismo día que Max la conoció. Me quedé callado para no entrometerme y más cuando veía a Mariana mirar a mi hermano...
lo miraba con ojos de amor y el también la miraba igual.

Tenía todos los sentimientos involucrados. como el enterarnos que el padre de Mariana era el causante de la muerte del nuestro y que Max, aún sabiendo eso no tomaba cartas en el asunto. No sabía cuánto max amaba a mariana.
También nos enteramos que conocíamos a Mariana pero lo que más nos intrigaba a todos era el hecho de que no acordaba ni el uno ni el otro, pero tarde descubriríamos el por qué.

Los días pasaron y estaba tratando de arreglar el inconveniente suceso en el baño, la había oído cantar y su voz era el canto de una sirena, te envolvía con su dulce voz y esa sexualidad que tenía natural al caminar, al expresarse. enamoraba a más no poder.
La lleve a un bar y cuando pensé que todo estaba arreglado, la vida me da una cachetada...

                                  π

Desperté por el reflejo de una luz filtrándose en la habitación, era raro por qué en mi habitación no había ventanas, solo la habitación de max tenía una.
Me levanté desorientado con la boca seca y con una migraña de mierda. Pero al mirar al lado de la cama casi me da un puto  infarto, llegue al suelo de golpe. no podía creer lo que me estaba pasando.

Cerré los ojos para que volviera el sueño y que todo esto era producto de una pesadilla, pero cuando abrí poco a poco los ojos, me di cuenta que era la pesadilla más real que había vivido.

Era Mariana, estaba desnuda, igual que yo solo que yo tenía un boxer.

La trate de despertar y nada.

— Mariana por favor despierta—la moví y se despertó.

— ¿Que sucede?— estaba soñolienta pero apenas se fijó en mi apariencia, se despertó de golpe.

Cuando vio que estaba desnuda, de inmediato se colocó la sábana y se levantó de la cama.

— ¿Que carajos estás haciendo aquí?, ¿Que hago yo sin ropa? no mejor ¿Dónde carajo estamos?.

— Cálmate—me coloque el tejano que tenía la noche anterior y trataba de calmarla.

—¡¡¡Como quieres que me calme massimo!!!.

Buscaba su ropa mientras decía palabras en italiano y ruso, una combinación de toda, que manejaba nuestro idioma como si fuera italiana.

Termine de vestirme y fui con ella que no sabía ni como vestirse.

— Espérate, ven yo te ayudo— se aleja.

— ¡¡No quiero que me ayudes!!!, no quiero que me TOQUES— la pobre se puso su ropa de mala gana y me ignoraba.

— Que le diré a max— se sentó en la cama y hundía su rostro en sus manos—Si pensé que un beso era malo, esto es peor.

Me senté al lado de ella y encendí un cigarro mientras la miraba.
Ella separó dos dedos para poderme ver con las manos aún en su cara, en eso volvió a ponerse histérica.

— No piensas decir nada— le di otra jalada al cigarro.

— ¿Que quieres que te diga?— me miró como si tuviera tres cabezas.

— Massimo por Dios, como quieres que le veamos la cara a tu hermano.– se levantó y me miraba como encendía otro cigarro.

— ¿Quieres?— se lo ofrecí y me dió un golpe en la mano— Ya Mariana no se puede hacer más nada, si no ocultarlo.

—¿Que? ¿Ocultarlo? estas loco, yo no voy a ocultar nada, apenas llegué max se lo diré—se calzo sus Converse y salió corriendo.

«esta mujer si corría» era frustrante.
La seguí al ascensor y lo detuve antes de que se cerrarán sus puertas, entre.
después de un rato en silencio. le musite.

— Yo hablaré con mi hermano— añadí antes de que negara—Si le digo yo, puede que no nos mate.

Salimos del hotel que estaba cerca del bar, y eso me pareció extraño por qué lo último que me acordaba era montarnos en el coche para irnos a casa. Tenía que hablar con el chófer que nos llevaría esa noche a la mansión.

Algo me olía mal y no me cuadraba, y tarde o temprano lo descubriría. Mariana pensaba que estaba tranquilo pero por dentro temía que llegara Max y se convirtiera en el mismísimo diablo.