Te amo

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Maximiliano Corleone

— Te amo Max —le di un beso en la cabeza y olí su aroma a fresa que siempre desprendía.

— Yo también te amo—  ella recosto su cabeza a mi pecho.

— Sabes no me había puesto a pensar y desde que pasó lo que pasó con mis padres—me miró y le di un beso en la nariz—No se, es que..... no me extrañó que mi padre era asesino.. Osea no lo sabía, pero algo dentro de mi siempre lo presentía, que no era una persona buena, por como me trataba.

— Y a qué viene eso después de semanas— me interese.

— A qué por fin consigo mi felicidad y mi paz y tengo miedo a perderla—la gire y la lleve a mi pecho a qué escuchara mis latidos acelerados.

— Escuchas eso— ella puso una de sus manos en mi pecho—Tu eres la que vas hacer que me dé un infarto a futuro— sonríe. se alzó en puntillas a darme un beso.

— Nunca me cansaré ni dejaré de amar a mis ojitos de cielo—algo en ella no estaba bien por qué bajo la mirada y tenía los ojos cristalinos.

— Y si descubres alguna vez que te he fallado— la agarre del brazo cuando se despegó.

— Oye— le toque su mejilla— ¿Sabes por qué te digo que nunca me cansaré de amarte?— niega.

— Por qué eres la primera mujer a la que he amado, por qué no hay ni un puto segundo que no piense en ti—sus ojos estaban que desbordaban—Por qué nada más por el simple hecho que vivas, para mí es el regalo más grande que me puede dar Dios. Y por qué quiero tener hijos contigo, que seas mi esposa y que sigas siendo mía nada más.

Ella cayó a mis brazos y lloraba abrazada a mi como si me fuera a ir.

— ¡¡Perdóname!!...¡¡Perdóname!!—no se le escuchaba un tanto bien por los hipos, pero aún así yo la podía entender

— No tengo nada que perdonarte amor—le seque sus lágrimas—Es normal tener inseguridades.

Alcanzo mis labios y lo beso con ternura y cariño.

— Hazme el amor— lo sentí como una súplica, así que la agarre y la lleve a la habitación. Por qué si quería que le diera el mar, la luna y las estrellas las tendría.

                                   π

Desperté antes que Mariana. Tenía trabajo por hacer y dejaría todo listo para la propuesta. Primera vez que le hago el amor a una mujer, yo soy más de sexo brusco pero no les voy a mentir que fue una experiencia muy placentera. Todo en ella lo era. cómo imaginar que en tampoco tiempo de conocernos y de tener “amor a primera vista” como le dice mi hermano Angelo, pudiera llegar al punto de querer casarte.

Aunque no era tan apenas vista por qué la revelación de mi madre aún seguía latente por qué les juro que no sabía que había conocido a Mariana mucho tiempo atrás.

Siento sus pasos, pero no volteo ya que estoy pasándole órdenes a mis hombres y al idiota de massimo que no me contesta el teléfono.

— Buongiorno mio amato maximiliano— me da un beso y se sienta en taburete del mesón

( Buenos días mí amado).

Está radiante como la conozco, con sus mejillas sonrojadas y su brillo en los ojos. ya no queda rastro de la Mariana deprimida.

—Buongiorno principessa—ella sonríe y se lleva una fresa a la boca.

(Buenos días princesa).

— Me encanta las fresas— me le acercó a su cuello.

— Y a mí me encantas tu— le muerdo el cuello  como si fuera una de ellas.
Se ríe y me empuja para que no le haga cosquillas.

El teléfono me timbra y contesto, es Alfredo.

— ¿Dónde te encuentras?— es lo primero que me dices.

— Hola Alfredo, estoy bien y tú—le contesto con ironia—Dónde carajo voy a estar idiota.

Mis hermanos son los primeros que saben a dónde me muevo.

— Necesito que te quedes ahí Max.

Se escucha angustiado, así que me levante para alejarme de Mariana que me miraba expectante.

— ¿Que carajos pasa? Alfredo— el resopla.

— Solo mantente dónde estás.

— Sabes que tengo que salir de viaje— le recordé, pensaba pedirle matrimonio a Mariana en España.

— Ya cancele el viaje.

— Pero que....— le iba a decir hasta el mal que se iba a morir pero el me cortó.

— Maximiliano, es de Mariana—me quedé estático y instintivamente mire a dónde ella estaba distraída en su comida.

— ¿Que pasa con Mariana?—el corazón empezo a acelerarse.

— Te lo tengo que decir en persona.

— Alfredo o me lo dices ahora o.....

— En diez minutos estoy ahí— cuelga y mi mente avanzaba a mil.

Me calme para no levantar sospechas ya que ni sabía de qué se trataba.

— ¿Que pasó?— me preguntó apenas llegué a donde ella.

— Nada, asuntos de trabajo.

Ella me miró y algo me decía en su mirada que no estaba bien desde que llegué del avión.
¿Y si su padre la volvió a ver?, “No por qué se la fuera llevado” pero ¿Si la están siguiendo? el o carita sonriente o como se llame el bastardo.

Mi cabeza trataba de entender qué era lo que pasaba.
ella se levantó a ponerse ropa, yo hice lo mismo pero estaba ausente en lo que hablaba por qué mi mente hacia mil y un escenario de que era lo que estaba pasando. Paso quince minutos y llegó Alfredo. apenas abrí la puerta, despavorido saco su arma y apunto a Mariana en la cien, yo abrí los ojos y fui tras el.

— ¿Que carajos te pasa? Alfredo— lo empuje pero aún seguía sosteniendo la pistola y apuntado a Mariana.

— ¿Hablas tu perra o hablo yo?—ella lo miraba y sus lágrimas rodaban por sus mejillas.

— Que demonios te pasa Alfredo— el siguiente empujón lo llevo al suelo y en eso me entrega un pendrive.
el se levantó arreglándose la ropa

No me hieras Tanto.   Aprende Conmigo Vol..1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora