6: Donador Personal

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Bosteza en grande, ve hacia sus amigos y señala la mesa, pidiendo silenciosamente que tomen asiento mientras sigue en la llamada, la cual tuvo que haber terminado hace ya tiempo, pero cuando es su madre quien responde no hay forma de que aquello termine pronto. Se rasca la nuca con la mano desocupada, observando a Toga tomar asiento en la orilla de la cama mientras que Tetsu se conduce a la cocina, abriendo el refrigerador despreocupadamente.

Está seguro de haberles indicado el lugar a ocupar, pero tampoco es que le sorprenda que ellos hagan lo que quieran.

— Mamá, acaba de llegar visita —dice, cortando la animada conversación unilateral de su madre—. Perdona.

Oh, no, bebé. Está bien, llamaré a tu hermano. Cuídate mucho.

— Sí, también tú —Termina la llamada, suspira y deja el celular sobre la mesa, para después sostenerse del respaldo de una de las sillas—. Estoy cansado.

— Apenas son las diez de la mañana y no has hecho ningún trabajo, ¿de qué hablas? —Señala Tetsutetsu, para después dar trago a la bebida.

— Han pasado cosas.

Y por cosas se refiere a dos noches seguidas en donde ha tenido que ir hasta Lilith's Lap para atender las llamadas de Bakugo, quien lo ha arrastrado hasta en los bares más oscuros y lúgubres de la ciudad hasta unas encantadoras terrazas donde los jardines son tan amplios que poseen una afore de doscientas personas, lo cual no es extraño porque los vampiros son en extremo ricos, pero es algo triste pasar por las mañanas y verlas vacías.

Son como un desperdicio de espacio.

Ha aprendido poco de Bakugo; no han hablado mucho, de hecho, casi nada y eso se debe a las insanas reunionesa las que lo ha llevado y gracias a ello sabe que el rubio puede beberse hasta cinco botellas de vodka y dos de tequila sin que la lengua se le enrede o los pies se le enrollen. En realidad, el alcohol en los vástagos no tiene ningún efecto, solo es otra bebida más, el problema está cuando beben la sangre de alguien que está ingiriendo bebidas alcohólicas o se está drogando; ya ha visto casos de esos y es horrible tratar con ellos.

Toma asiento en la silla que se encontraba anteriormente apoyado, observando como Tetsu se acerca a Toga y le ofrece un vaso con agua fresca; la noche pasada fue Bakugo quien le ofreció una bebida y él la rechazó, no porque no le guste beber, de hecho, es algo que disfruta, pero cuando toma no suele ser el de las mejores ideas o acciones así que evita hacerlo lejos de sus amigos o camaradas.

Ahora bien, Bakugo se ha estado portando bien. Quiere decir: al principio creyó que sería un verdadero dolor de culo al ser alguien famoso y creído, también porque pertenecía a una banda, pero no. Lo ha visto reír con sus amigos, con fans, incluso tirado en el sillón boca arriba haciendo burbujas con una pajilla. 

Es... extraño.

— ¿Todo bien, Eijiro? —Pregunta Toga, viéndolo con genuina preocupación— Luces raro.

— Es que así me siento —Cruza los brazos, haciendo un puchero—. ¿Cómo les fue en el trabajo de hoy?

— Bien, logre juntar veinticinco —Responde su amiga, sonriendo radiante—, aunque es injusto porque Tetsu recibió setenta y cinco.

— Sí, la señora fue amable —Tetsuttsu toma asiento en la mesa al igual que él, lo que le hace sonreír de lado.

— ¿Amable? Ella claramente quería que te la cogieras.

— Bueno, no paso —Su amigo de cabello plateado hace una mueca, volteándolo a ver con una expresión irritante—. Ha estado así todo el maldito camino hacia acá; estoy a punto de darme un tiro.

No Me Sueltes (BakuShima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora