Proyecto Halloween, HYGGE

Introducción

Zerép se encuentra de aniversario. Por fin esta bella ciudad, normal como cualquiera otra, celebra sus 135 años. Acabamos de salir de la terrible pandemia del Covid-19, por lo que desean crear un evento memorable. La Estación Joven es quien toma la iniciativa en este asunto. Es el espacio cultural de la ciudad, nombrado así porque la instalación donde ejerce sus actividades, charlas, talleres artísticos, deportivos y de todo tipo, era la antigua estación de trenes, remodelada hace algunos años para este propósito. Y se me ha asignado la planeación del acto a mí.
Mi nombre es Iván Goméz. Soy profesor del taller de escritura creativa, financiado por la misma estación. El año anterior también estuve a cargo del mismo evento. Junto a mis alumnos, por vía virtual, creamos una serie de mini relatos inspirados en Zerép y diseñamos un cortometraje para relatarlos. El vídeo fue compartido y visto por toda la ciudad, recibió mucho apoyo y amor de parte de los vecinos. Este antecedente fue decisivo para elegirme como cabecera de este proyecto. Ahora, tras la eterna cuarentena, he decidido crear algo formidable, algo que nadie olvide jamás. Mi iniciativa se basa en la elección de un grupo de estudiantes recurrentes en los talleres de la Estación Joven, halagados por sus maestros debido a los talentos que poseen. Nos proporcionaron un espacio para trabajar cada lunes, uno de los dos salones principales de la estación; con los protocolos de seguridad que implican la recién salida de la cuarentena.
Para ser honesto, pese a las muchas restricciones, tengo un surrealista optimismo. De hecho, tengo la esperanza de que, en unos meses, en la fecha del 10 de julio, el cumpleaños de esta maravillosa ciudad, podremos ya quitarnos estos barbijos y movernos libremente para ver lo que mis elegidos son capaces de crear. La primera reunión que tuvimos fue en febrero. Ya los había elegido el mes anterior, tienen una excelente reputación en cada uno de sus talleres, me maravilla pensar qué podrá pasar al juntar estos diamantes en bruto. Pero, primero lo primero, explicarles qué vamos a hacer: a partir de una investigación histórica, crearemos una presentación artística que manifieste el origen de la ciudad, fusionando los distintos talentos que tiene la Estación Joven. ¡Esto será algo que llegará a todo el público y los fascinará! Esto promete.
Sin embargo, a partir del segundo encuentro, desaparecí. No me presenté nunca más. Tomé licencia médica por varios meses. Y nadie supo más de mí. La esperanza en esos pequeños ojos, esa misma que recuerdo del primer acercamiento que tuve con ellos, desapareció en dos segundos tras escuchar esta noticia. Por esta memoria, traté con todas mis fuerzas e influencias en la estación que pudieran seguir con este proyecto. Su jóven corazón lo anhelaba más que nada en este mundo. Fue difícil, ya que ameritan de un adulto que los supervise sobre las restricciones aún latentes de la pandemia, pero aun así lo logré. Me ayudó su reputación de alumnos responsables. Pero no pude detener o contener ese espíritu mancebo y adicto a lo nuevo. Mis alumnos decidieron reunirse cada dos días para preparar correctamente el proyecto. Iniciando los lunes en la estación y el resto de los días en la biblioteca de la ciudad. La dueña es amiga mía, y algo escéptica sobre el coronavirus, no obligaba a nadie a usar barbijo para ir a la biblioteca y permitía a sus clientes asistir cuanto ellos quisieran, sin la distancia obligatoria que exigía el Ministerio de Salud y el sentido común. Pero nadie nunca se enfermó yendo a su local, lo que facilitó la decisión de mis alumnos sobre los encuentros periódicos en tal lugar. ¡Ingenuos! No sabían lo que su perseverancia les causaría a futuro. No sabían los desastres que causarían. Todo el caos en sus vidas y en la ciudad, será culpa suya.