No me hieras Tanto. Aprende Conmigo Vol..1

sinahi

Mariana pankratova

Aurora condujo y yo no quería hablar así que coloque una música al azar.

It's not true
Tell me I’ve been lied to
Crying isn't like you, ooh
What the hell did I do?
Never been the type to
Let someone see right through, ooh

Dejaba que la música invadiera el coche con un nudo en la garganta, no sabía que me había dolido más. si maximiliano me engañara o yo de estúpida cayera. Entendía que yo era la que había fallado, pero ya no sabia que hacer para que me perdonará. Le había hechado el balde de agua en Colombia por que la canción me hizo sentir mal.

El no tenía ni idea de cuánto lo amaba, ni tampoco lo emocionada que estaba de tener a sus hijos, una lágrima rodó por mi mejilla y la quite bruscamente. Quise corre de un padre opresor y caí en maximiliano Corleone.

Aurora trato de hablar y de que era malo para mis hijos pero yo se lo decía a mi corazón y igual sangraba por la herida. Por qué la idea de maximiliano estar con otra mujer, era desagradable.
Estos días lo tomaría para calmarme y aclarar mis ideas, necesitaba terminar mi carrera y concentrarme en mis hijos.
Con ese pensamiento llegamos a la casa de aurora, estábamos en manarola un hermoso pueblo en cinque terre. Las casa era unas a las otras, por lo que pude ver no estaba acostumbrada a los lujos de los corleone. En cuanto baje salieron unos niños corriendo.
decían aurorita en italiano, sonreír a verlos como ella los alzaba.

— Pensé que eras hija única—comenté lo que un día me dijo.

— Y lo soy—afirmó—Ellos son los hijos y nietos de mis vecinos.

Entramos a su casa de color rosa, muy colorida pero linda.

— Madre—la llamo aurora.

— Que linda niña, tu amiga.

Ella estaba volteada cociendo algo, y me quedé anonadada que supiera. Si no me había visto.

—Madre que te he dicho siempre—le quejo Aurora

— Que no te avergüence—giro. era una gota las dos.

— Mariana pankratova, señora.

Le acerque mi mano para saludarla y ella la estrecho, pero me miró con tristeza y me dió miedo.

— No temas— me dijo y para nada ayudo eso—Soy felicia.

— Madre no le digas .....—se tocó el puente de la nariz cuando su madre no la dejo hablar.

— Hermosos bebés tendrás.

Mire a aurora que miraba a otro lado para no enfadarse más con su madre, o eso pensé.

— Si serán dos— le confirme.

— Eso piensas tú—me entró un escalofrío—Para tu información serán tres.

El alma se me fue al suelo“tres" ese número hacía eco en mi cabeza.

— Creo que está equivocada— ella negó—En el ultrasonido salen dos.

— Lo verás a su tiempo—cambio de tema — Quieres comer–—no fue una pregunta, pero asentí leve.

Después que se marcho, aurora se acercó.

— Disculpa Mariana— le di un apreton de manos

— Tranquila — ella miro adentro y después me miró a mi, preocupada.

— Prométeme que no te dará la curiosidad y preguntarás cosas de las cuales no debas.

— ¿Por qué ? — puso los ojos en blanco.

— ¿Enserio Mariana? lo primero que te digo y lo primero que haces.

Entró a la casa cabreada y yo la seguí con una sonrisa por alguna razón me sentía con paz en ese lugar y no le daba tantas vueltas al asunto de tres y no dos.
Cenamos, me enseñaron mi habitación donde dormiría.
me coste en la cama y se me vino un pensamiento.

— No sé si me escuchan.....— quería hablarles—Quiero decirles que los amo y que su padre también solo que es un bruto—lo decía con sinceridad.

— Les juro que los protegeré y los cuidare de cualquier daño, así el daño sea su mismo padre...

Apague la lámpara y me acosté con las manos en mi vientre.

                                    π

Estaba en una habitación, massimo en un lado y maximiliano en la otra.

— Mariana ven conmigo—me pedía massimo. Su lado tenía muchas flores de todo colores.

— No... Conmigo amor.

Me pedía Max, pero su lado solo estaba el y nada más. En eso un hombre en el medio que no pude ver su rostro saco un arma.

— Decide —pedía.

— No, que haces— el hombre suelta una risa que me ponía los pelos de puntas

— Pues serán los dos.

Les disparo. Sangraban en el suelo y la palabra que se escribió con su sangre decía Sinahi.
Fui a auxiliar a uno pero me debatía a cual.

— Mariana no me dejes— pedia max.

— Mariana—massimo suplicaba.

Me levanté de golpe y con el corazón a mil. Que pesadilla tan loca, ya había amanecido y yo solo sentí que dormir una hora.

Cómo pude me levanté me di una ducha y salí a comer, las tripas me sonaban.
estaba en la cocina aurora, preparando café pero la mesa estaba llena de todo.

— Para que te deleites— me dijo la madre de aurora.

— Muchas gracias—me senté y ella me miró expectante.

— Una buena noche—asentí y aurora colocó el café de mala manera y salió de la casa resoplando.

La mamá de aurora miraba por dónde se había marchado su hija.

— ¿Por qué se llevan mal?— quise saber y ella suspiro incorporándose para poder verme.

— Es una larga historia, que ella algún día te contará—no la moleste en insistir más del tema.

— Cuéntame el sueño— dijo derepente mientras me atragantaba con el pan.

— ¿Cuál?—empeze a llamar a aurora con el pensamiento que llegara pronto.

—El que tuviste o me equivoco.

Cómo pude y no sabía por qué, pero le conté mi sueño y ella escucho con atención. Hasta que termine y tomo la palabra.

— Mariana, vas a vivir muchas cosas que te harán aprender—toma mi mano—Tienes que ser fuerte.

— ¿Por qué lo dice?— la advertencia de aurora me vino a la mente.

— No te lo diré, solo te diré que tienes que saber elegir— me miró y sentí que me desnudaba el alma con esa mirada—Habían tres en la habitación y si eliges bien los que quieres, saldrán ganadores.

Quise preguntar más, pero en eso llegó aurora agitada y no me hizo falta preguntar.

— ¡¡Maximiliano está aqui!!

Eso solo quería decir una cosa..

Que la guerra iniciaba....