IX

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Ahora que los días van siendo cada vez más cortos y el frío ya está llamando de nuevo a mi puerta me paro a pensar, y aunque probablemente este no haya sido el mejor verano de mi vida sí que ha sido el que más me ha hecho aprender.

De hecho, he aprendido que las personas van y vienen de tu vida, que hay que saber quien merece tu confianza y quien no; que los para siempre suelen convertirse en un "para un tiempo".

De igual forma, me he dado cuenta que la vida puede cambiarte en un instante con una simple decisión, que no es bueno acostumbrarse a nada y que no hay que obligar a nadie a permanecer en tu vida.

Las cosas, las personas, los sentimientos cambian pero lo que está destinado a ser de una forma tarde o temprano lo será. Sólo espero poner en práctica en esta nueva etapa de mi vida todo lo que en este tiempo he ido aprendiendo, y sobre todo espero no equivocarme ni en cuanto a decisiones ni en cuanto a personas como me he llegado a equivocar.

No estoy diciendo que será fácil, estoy diciendo que valdrá la pena. Así que si el plan "A" no funciona, recordaré que el abecedario tiene veintiséis letras más; y con May tengo mil y una esperanzas más.

—Luke, ya puedes entrar a ver a mi hija.

Las piernas me tiemblan, las manos me sudan, y la boca me sabe a metal de tanto morderme el moflete por dentro.

Cuando entro en la habitación me parece estar en un sueño. May está sentada sobre la cama, con el camisón del hospital entre abierto por la espalda y cayéndole ligeramente por un hombro. Y lo mejor de todo, está despierta, riendo con su hermana y abrazándola, aunque no veo a ninguna de las dos muy cómodas con la situación. Finalmente, decido carraspear para hacerme de ver, cortando el abrazo.

Amnesia [l.r.h.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora