ADVERTENCIA: Este capítulo cuenta con la palabra "cazuela" en reiteradas ocasiones. ¿Puedes contar cuántas veces dije "cazuela"?
Cada día era más normal que el anterior, la enemistad se pareció menguar poco a poco y todo por fin estaba en paz. Al parecer aquel encuentro entre Nestlé y Soprole había hecho que justamente este último no ande tan...explosivo o impulsivo, dejándose llevar porsu enojo.
Uno de esos días, Don Francisco fue a avisarle a cada uno que habría un invitado especial ese día ya que necesitaban hacer promoción a los trabajos de los chicos, y ¿quién era muy bueno para esta tarea? Exacto, Pancho Saavedra. El hombre que ha recorrido sinfín de lugares, probando las mejores cazuelas de las viejas sureñas y nortinas, quitándole las últimas papas que les quedaban...ahora estaba aquí, organizado un MÁSTER CAZUELA —Máster Chef pero con cazuelas—.
En cuanto llegó el chileno, todos ya se estaban preparando para poder cocinar sus cazuelas, cada uno en sus cocinas correspondientes. El ambiente se tornó tenso y la presión de poder cocinar la mejor cazuela estaba constantemente atacando los puntos sensibles de cada competidor, y hay una única incógnita rondando por la cabeza de todos: ¿Quién ganará el Máster Cazuela?
— WUAJAJAAAAAA, espero que todos estén preparados, amigos. Esta va a ser una competición sin igual, ¡oiga, catador! Grabe a los concursantes. WUAJAJAAA. — Exclamó Pancho Saavedra, mientras estaba sentado como jurado en aquel lugar.
3...2...1. La competición comenzó.
Todos estaban poniéndole empeño en hacer la mejor cazuela, las papas no estaban tan buenas porque estaban caras y chicas, pero se esforzaban en que quedaran de buen sabor, menos Nestlé porque él no sabía lo que era una cazuela. Sin embargo, nadie contaba con la astucia de cierto castaño proveniente del sur que estaba preparando la mejor cazuela del mundo.
Había un aroma ciertamente agradable en la olla de Colún, y era diferente a todas las otras cazuelas. Su cazuela estaba hecha con amor, estaba siguiendo la receta de su "mai", quien le había preparado deliciosas cazuelas de pollo durante toda su vida. El sureño se crió con las cazuelas en el hocico, por ende, era muy bueno preparándolas.
Preparó el agua y echó a cocer todo. Su cazuela no tenía demasiados condimentos para que no quedase tan cargada; tenía mucho zapallo, choclo, papa y varias presas de carne de pollo, además de bastante cilantro para el sabor. Un poco de sal, aceite y zanahoria. También algo de cebolla.
— ¡Terminó el tiempo, WUAJAJAJAAAAAA! — Gritó Saavedra, quien ya estaba marcando el fin del tiempo de cocina. Todos los participantes se presentaron con sus respectivas cazuelas, pero ninguna lograba sobresalir. La única que le causó interés fue la cazuela de Colún, puesto que se notaba con una energía distinta a la de las demás. Esta poseía un aroma exquisito, los recuerdos de la infancia se podían ver en el caldo y se notaba que estaba hecha con amor. Plus: antes de presentarla, Colún le había echado merquén para más sazón.
En cuanto probó la cazuela de Colún, Pancho Saavedra pareció recuperar todas sus fuerzas que las cazuelas de los demás le habían quitado hasta ese momento. No pasó mucho tiempo hasta que el Probador en Excelencia de Cazuelas decidió cuál era la mejor de todas.
— ¡Y el ganador es...Colún! Felicidades amigo, WUAJAJAAAAAAA. — Comentó Saavedra, quien daba pequeñas palmadas en la espalda del ganador. Colún estaba muy feliz en ese momento.
— ¡Muchas gracias pue', Don Pancho! Oiga sa'e que en mi casita siempre veíamo' su programa y era terrible interesante pue'. Y creo que un día cuando yo 'taba chiquitito, u'té' fue a vi'itarme y se comió una cazuela 'e mi ma'i. — Respondió el castaño, quien sonreía ampliamente y miraba a su contrario. Nunca se sintió tan en su hogar como ese momento; estaba confirmado que las cazuelas de Colún no tenían comparación con las de los demás. Era el verdadero Máster Cazuela.
Pasaron las horas y Pancho Saavedra ya se debía ir, por lo mismo, con su poder WUAJAJAAAAAA emitió una onda supersónica que lo hizo viajar por los aires junto a Catador, volviendo a recorrer Chile en busca de cazuela de vieja decrépita.
— Buena, huaso, no cachaba que hacías tan buenas cazuelas... — Le comentó Soprole a su amigo, quien seguía teniendo aquella boba sonrisa. — ...Sin duda te lo mereces.
— Concuerdo con Soprole. El señor se veía realmente feliz. — Continuó el rubio, mirando a ambos con una pequeña sonrisa. — Y de seguro le diste una muy buena impresión. Yo no sé hacer cazuelas, apenas sé lo que es y...wow. Te luciste, amigo.
— Muchas gracias a los dos, pariente'. Ahora deberia irme a trabajar, así que...chao pue'. — Dicho esto se despidió de sus compañeros y se dirigió a su zona de trabajo, en la cual se puso a trabajar tranquilamente, dejando a Soprole y a Nestlé solos.
Estos ya no hablaban tanto como antes, se llevaban relativamente normal y podríamos decir que hasta buen, sin embargo seguían con algunas diferencias que dificultaban el trabajo.
— Colún parece ser bueno cocinando. ¿Es así? — Preguntó el suizo, mirando a Soprole atentamente. Al mirar sus facciones latinas, Nestlé sentía cómo su estómago comenzaba a sentir...cosas. Tragó saliva, sin prestarle demasiada atención a lo que el otro tenía que decir. Simplemente lo fingía, puesto que lo estaba observando y, si queremos ponernos más románticos, admirando.
— Sí, o sea...realmente nunca lo he visto cocinar tan feliz, pero cuando cocina, le queda todo muy rico. Tiene mano de mamá. — Contestó el muchacho de lentes, emitiendo suaves risas por su propio comentario y luego sentándose en una silla de escritorio. Suspiró, cerrando los ojos. Sentía la mirada del ajeno mas no le era de mucha importancia, o...al menos así lo dejaba ver.
— Ya veo...
— Ajá...-Pronto un silencio se apoderó de todo el lugar, y ambos volvieron a hacer lo que debían hacer. Nestlé no podía despegar sus ojos de su compañero y ahora conocido, específicamente de su rostro y de su cintura. A pesar de que no se notara mucho al principio por el uniforme, Soprole tenía una cintura algo pequeña (para ser un hombre) y eso lo hacía ver hasta más elegante, cosa que poco a poco estaba causándole más interés al suizo. Quería...quería poder apreciar aquella cintura más de cerca, poder admirarla y, si el chileno le dejaba, hasta poder tocarla. Sin embargo no hizo nada de eso, y lo dejó como simples pensamientos. No quería incomodar a Soprole y menos alejarlo con su comportamiento tan hostigador en ese sentido, por lo mismo se contuvo y no hizo nada.
Por otro lado, Soprole estaba teniendo algunos pensamientos...ciertamente cuestionables con respecto a la zona pectoral de su compañero. Esta era bastante marcada y hasta el uniforme le apretaba, cosa que lo hacía pensar en sólo una cosa...la cual no vale la pena mencionar por estos momentos. Nestlé se había dado cuenta del interés del muchacho por sus pectorales, por lo mismo, decidió tomar ventaja de esto.
ᐢᐧᐧᐢ﹒ᐩ Continuará.
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Mi Dulce de Leche (Nestlé x Soprole)
Fanfiction¿Qué estás haciendo?... - Murmuró aquel chileno mientras era acorralado por su enemigo. Se miraban directamente a los ojos, diciéndose todo a través de miradas. Sintió una mano en su cadera...la mano de aquel ojiazul de ascendencia Suiza. No te preo...