Amor en la Biblioteca | Taekook

Descubriendo Notas

Jungkook ajustó su gorra mientras caminaba por el campus, las miradas curiosas de los estudiantes seguían su paso. La reputación de chico rudo que se había labrado no dejaba indiferente a nadie, y aunque eso le otorgaba cierto poder en las sombras, también le aislaba de las relaciones reales.

Era un día soleado, pero algo en su interior le hacía buscar un refugio. Un lugar donde pudiera estar solo con sus pensamientos y su música. No sabía cómo había llegado hasta allí, pero se encontró frente a la entrada de la biblioteca de la universidad. Aquel edificio, imponente y lleno de historia, emanaba una calma que le resultaba extraña. No era su hábitat, pero decidió adentrarse.

Las luces tenues y el olor a papel viejo le envolvieron al cruzar la puerta. Miró a su alrededor, observando a los estudiantes concentrados en sus estudios. Escogió un rincón apartado y se acomodó en una silla, sacando su guitarra de la funda. La música era su escape, su forma de expresar lo que las palabras no podían.

Mientras afinaba las cuerdas, su mirada se posó en un joven que estaba absorto en un libro de arte. Taehyung, así decía la etiqueta de su mochila. Un nombre que no le decía nada, pero que encontró curiosamente intrigante. El joven tenía una expresión apacible, como si estuviera en otro mundo mientras ojeaba las páginas ilustradas. Jungkook, sin querer, sintió la necesidad de saber qué lo cautivaba de esa manera.

Continuó afinando su guitarra, dejando que las cuerdas vibraran en armonía, llenando el espacio tranquilo de la biblioteca. Taehyung alzó la vista sorprendido, buscando el origen de aquel sonido. Sus ojos se encontraron por un instante, y Jungkook pudo ver la curiosidad brillando en los profundos ojos de Taehyung. Sin una palabra, Jungkook asintió en su dirección y comenzó a tocar una melodía suave, intentando perderse en las notas, olvidando por un momento su reputación y sus preocupaciones.

Las notas fluían de los dedos de Jungkook, como si contaran una historia silenciosa que solo aquellos dispuestos a escuchar pudieran entender. Taehyung se dejó llevar por la melodía, su mirada aún clavada en Jungkook. La música tenía el poder de desarmar las defensas, y en ese momento, la armadura de dureza que rodeaba a Jungkook parecía desvanecerse.

Con cada acorde, Jungkook se sentía más en paz consigo mismo. Las tensiones y los problemas que lo acechaban parecían perder fuerza en el eco de la guitarra. Por primera vez en mucho tiempo, se permitió estar en el momento, sin preocuparse por las expectativas o los juicios de los demás.

Taehyung no pudo evitar esbozar una sonrisa, sintiendo la honestidad y la pasión en la música de Jungkook. Había algo más en ese chico de apariencia ruda que lo hacía especial. Al terminar la melodía, los aplausos suaves de algunos estudiantes rompieron el silencio de la biblioteca. Jungkook, algo incómodo por la atención, les dedicó una mirada rápida antes de recoger su guitarra y dirigirse hacia la salida.

Mientras se alejaba, Taehyung se levantó de su asiento y fue tras él. "¡Espera!", llamó, y Jungkook se detuvo, sorprendido de que alguien lo persiguiera.

"¿Qué pasa?", preguntó Jungkook, tratando de ocultar su sorpresa.

"Tu música... Fue increíble", dijo Taehyung, su sonrisa sincera. "Nunca había escuchado algo así antes".

Jungkook se rascó la nuca, sintiéndose un poco incómodo con los elogios. "Gracias, supongo".

"Me llamo Taehyung", se presentó extendiendo su mano.

Jungkook la estrechó con timidez. "Soy Jungkook".

Desde ese día, la biblioteca se convirtió en su punto de encuentro. Dos almas que, aunque parecían tan diferentes, encontraron una conexión única a través de la música y el arte. Jungkook empezó a darse cuenta de que, a veces, las personas más inesperadas pueden traer la calma a tu vida cuando más lo necesitas.