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Durante las primeras horas de ese día, todo transcurrió sin problemas y con normalidad, como era de esperar.
Como todos los días, había comenzado la mañana comiendo su tipo de alga favorita en su cueva y la de su familia, mientras hacía todo lo posible para ignorar las incesantes quejas de sus padres para que encontrara una pareja, una sirena.
Afortunadamente, como siempre, sus molestias no habían durado mucho ya que pronto ambos tuvieron que partir para su viaje de caza, dándole a Tartaglia la oportunidad de finalmente poder comer en paz durante los siguientes veinte minutos.
Normalmente, después de su comida, el pelirrojo pasaría la tarde jugando con sus hermanos,, hasta que sus estómagos rugieran por la cena.
Sin embargo, desafortunadamente, los hermanos del tritón estuvieron visitando a algunos miembros de su familia al otro lado del océano durante toda la semana, dejando a Tartaglia buscando algo más que hacer en lugar de explorar los arrecifes de coral con sus hermanos.
Como tal, sin nada mejor que hacer, Tartaglia decidió simplemente matar las horas simplemente deambulando en un lugar apartado en las aguas profundas, permitiendo que sus músculos se ejercitaran libremente mientras nadaba junto a todos los peces en un círculo, riéndose como un tritón. Todo el tiempo. Todo el día.
Lo que Tartaglia no sabía, fue entonces cuando todo empezó a ir mal cuando una red fue lanzada aleatoriamente hacia él desde la nada, capturando al pelirrojo distraído que no había esquivado a tiempo, encerrándolo en su áspera estructura.
Para su consternación, no importa cuán implacablemente Tartaglia había luchado contra las ataduras de la cuerda, todavía se encontraba dominado ya que la red apenas se había movido, moviéndose cada vez más arriba en el agua.
Con las manos húmedas y lágrimas brotando de sus ojos, Tartaglia se agarró a los lados de la red, cerrándose los ojos con resignación, solo para abrirlos una vez más al registrar la sensación de una superficie de madera dura.
Ante el sonido de una fuerte maldición ininteligible, Tartaglia giró su cabeza hacia arriba, encontrándose cara a cara con un humano pelicafe que parecía estar mirándolo con la boca abierta.
En contra de su propia voluntad, el tritón se encontró inconscientemente imitando la acción, permaneciendo congelado durante unos buenos segundos con la mandíbula colgando mientras yacía sin fuerzas en la tierra extranjera, su mente todavía muy tambaleante por el hecho de que un humano literalmente lo había atrapado. Su carne.
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El capítulo es demasiado corto, pero es porque ando retomando la escritura y prefiero calidad antes de cantidad. Hace tiempo había dejado de escribir para alguien que no fuera yo, y mi nivel descendió drásticamente. Espero les guste la obra tanto como a mi me está gustando escribirla.
