CAPÍTULO XXXVI: BAJO TIERRA

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Las hojas crujían extrañamente más fuerte, el aire se helaba al punto que sus rostros se tensaban dolorosamente, sus respiraciones agitadas salían en bocanadas de vapor espeso. Los dedos se paralizaban, al cambiar de posición soltaban agudos chillidos de pena, las piernas dolían, los músculos se contraían para mantener el calor. Su garganta empezaba a arder, la nariz no calentaría adecuadamente el aire que entraría a sus pulmones, quemaría el intento de respirar, para ese momento se detendrían intentando respirar por la boca para disminuir el dolor de las fosas nasales.

- ¡MALDITO COBARDE, SAL PARA QUE TE SIGA ROMPIENDO LA CARA! -grito Tyler furioso.

Risas que hacían ecos a su alrededor ponían cada vez más furioso a Tyler que corría sin dirección establecida, Merlina tenía un mal presentimiento de aquello. Reanudo la carrera, Merlina ya estaba segura que estaban camino a la trampa, tenía que detener a Tyler antes de que realmente llegaran a la fuente de las risas. De pronto vieron como el encapuchado los esperaba con los brazos extendidos.

- ¡TE VOY A MATAR HIJO DE PUTA!

Tyler se lanzó contra él, de pronto un alarido tan agudo como penetrante se escuchó, como el de una mujer. El poderoso grito hizo sangrar los oídos de Merlina y Tyler. Un pitido agudo desgarro el silencio breve después del grito, Merlina no podía mantener el equilibrio, su vista estaba borrosa. Para su horror, Tyler era sometido por el encapuchado, que aprovecho la desorientación de ambos para atacar. Tenía que ayudarlo, sin pensar mucho en el hechizo, salió despedida hacia el encapuchado, lo golpeo con fuerza consiguiendo separarlo de Tyler, chocaron contra el enorme árbol separándose. Cayeron al suelo con poca ceremonia. Tyler se arrastró hacia Merlina extendiéndole la mano, entonces unas botas negras mineras aparecieron al lado de Merlina y la sangre salpico su rostro. Una espada fue clavada en la mano de Tyler.

-No la toques, ella es mía. -dijo una voz aguda de un adolescente que no tiene suficiente testosterona para madurársela. -Hola, Cara Mía.

Múltiples sombras aparecieron de pronto, rodeándolos como si pretendieran ser una barda de contención. Tyler se removió un poco, alzo la vista para verle la cara al agresor cuando de pronto un dolor punzante le atravesó de la mano al ojo en un giro. La espada traspaso la carne en un movimiento ensañado y feroz de un sádico enfermo.

-¡AAAHHH! -aulló Tyler.

Merlina vio aquello con pánico y rencor. Tyler fue víctima de puñaladas a diestra y siniestra, una y otra y otra vez. La sangre y los aullidos de dolor manchaban el lugar y por segunda vez en su vida, se sintió congelándose de miedo. La impotencia de ser testigo de ese suceso le nublo la vista como la audición, todo se volvió liviano y frio como un río enfurecido que arrasa con todo a su paso.

-¿Cara Mía? -escuchó decir al tipo a lo lejos. -¡ALTO!

***

"Después de esto miré, y he aquí, una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí era como de trompeta que hablaba conmigo, diciendo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas."

Apocalipsis 4, 1.

¿Merlina?

¡Merlina!

¡MERLINA!

Alguien la llamaba con insistencia y miedo, sentía los tirones en su cuerpo como si la intentaran hundir como halar a la superficie del río potente y bravo. Todo daba vueltas, no le gustaba, ¡quería que la soltaran!

-¡SUELTENME!

El grito que vino de su garganta fue un bramido potente y grueso como el averno en llamas eternas. Los gritos de dolor y agonía estaban llegando a sus oídos como punzantes aguijonazos de dolor. Una calidez la rodeo y contuvo, la tormenta se calmó, el frio se dispersó y sus ojos se abrieron. La escena frente distaba de ser soportable incluso para ella: algunos cuerpos estaban despedazados desde el vientre exponiendo sus entrañas, otros con la cara deshecha en los árboles a golpes, miembros por doquier y sangre bañándola por completo.

LUNA ROJA: INHERENTE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora