Tu mayor pesadilla se convierte en una latente y constante fantasía.
Una fantasía donde la obscenidad y la lubricidad toman lugar por encima de tus principios.
Kim Taehyung y Jeon Jungkook te enseñarán que las buenas intenciones a veces están disfra...
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Narra T/N.
Nunca había llorado tanto en mi vida ni tampoco había sentido un gigantesco vacío en mi estomago a causa del amor. De tanto llorar me quedé dormida en los brazos del señor Min poco después de que sus hombres echaran a Taehyung del pent-house.
Cuando abro los ojos estoy en la recamara, sobre la cama ,en medio de la oscuridad. Tallo mis ojos irritados y enciendo la lampara sobre el buró que esta junto a mí percatándome de que estoy completamente sola en la inmensidad de la habitación. Me levanto y salgo de allí para buscar al señor Min.
Mientras camino sobre el pasillo escucho unas voces conocidas que vienen desde la estancia principal, el corazón se me achica al reconocer que se trata de mi madre.
Oh no...
Cuando al fin llego veo a mi madre, al señor Kim y al señor Min hablando con tranquilidad sentados en uno los sillones.
–¿Qué... qué haces aquí? –Le pregunto a mi madre completamente confusa.
El semblante de mi madre se torna afligido en cuando me ve parada a escasos metros de distancia.
–Mi niña... perdóname, siento mucho haberte corrido como lo hice, no debí...
–No quiero tus disculpas. –La interrumpo con frialdad e incluso yo me sorprendo por mi actitud. –Te voy a decir lo mismo que le dije a Taehyung cuando vino. Ayer me dejaste clara la opinión que tienes sobre mí sin siquiera darme la oportunidad de explicarte lo que sucedió, así que no quiero hablar contigo.
Mi madre transforma su expresión a uno alucinado. –No... hija, sé que no reaccioné de la mejor forma, estaba muy enfadada, pero te juro que eso va a cambiar a partir de ahora...
–No. –Le replico. –Siempre terminas haciendo lo mismo, das por hecho las cosas antes de escucharme, me haces sentir la peor mujer sobre la tierra y al final te disculpas, así que no creo en nada de lo que me estas diciendo. –Intento que mi voz no se quiebre porque me esta costando mucho transmitir seguridad.
–T/N... por favor, no seas tan dura con tu madre, ella ha estado muy preocupada desde que te fuiste de la casa. –Interfiere el señor Kim.
–Yo no me fui de la casa –Le aclaro. –Ella me echó y me dijo que no quería volver a verme.
–No seas orgullosa, T/N, por favor...
–No es orgullo señor Kim. –Lo interrumpo. –Pero nuestras acciones tienen consecuencias y no voy a volver a permitir que nadie me haga daño, aunque se trate de mi madre.
De pronto se forma un ambiente tenso que podría cortarse con un cuchillo, el señor Min se limita a observarme con una intensa mirada, cruzado de piernas acariciando con una de sus manos su mentón.
