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Probablemente pedirle a Obito que viviera con Kakashi no fue la mejor idea, eso lo supo cuando vio a Kakashi con un moretón en el ojo. Y a Obito con el labio roto y el pómulo amoratado.
A penas llevaban una semana viviendo juntos y ya se habían agarrado a golpes.
—¿Qué les dije sobre pelear? —preguntó la rubia cruzándose de brazos.
—Kakashi empezó... —murmuró Obito mirando al suelo.
Sasuke, quien aún le guardaba resentimiento a Obito soltó un sonido nasal que indicaba que la situación le divertía.
—Debiste darle más fuerte, Kakashi. —dijo Sasuke, quien como el hijo celoso que era, le guardaba cierto enojo por embarazar a su madre, Naruto y él se habían enterado un par de días atrás.
—Si lo hacía Jiraide se iba a enojar y no puede estresarse porque le hace daño al bebé —respondió Hatake encogiéndose de hombros.
—Sasuke —mascullo Jiraide poniendo una mano sobre el cabello del menor en un intento de callarlo, pero eso solo lo hizo reír.
—Perdón, perdón. Kakashi, Obito, no debe pelear, ya están muy grandes para eso —dijo el Uchiha menor alzando su dedo índice y agitándolo en el aire.
—Deberías comenzar a llamarme papá en lugar de Obito. —sugirió el Uchiha mayor ensanchando su sonrisa.
Sasuke le miró horrorizado.
—Ni siquiera a Kakashi que me crio la mitad de mi vida lo llamo papá.
—Pero llamas mamá a Jiraide. —señaló Kakashi.
—Porque ella me trata y me cae bien, no como ustedes —respondió alzando el mentón.
Kakashi aprecio tan indignado como Obito, pero especialmente Hatake.
Naruto llegó corriendo y abrazo a Jiraide.
—¡Mami! ¡La gallina intento matarme!
Jiraide se rio suavemente.
—Dile a Sasuke que te acompañe.
—Sasuke ¿Me acompañas?
—No. —contestó comenzando a caminar hacia el patio trasero, Naruto lo siguió saltando.
—Ese mocoso es muy raro —comentó Obito.
—¿No dijiste que serías su papá? Los papás no llaman raros a sus hijos. —le reprochó Jiraide riendo suavemente.
Kakashi miró burlón a Obito mientras se acercaba silenciosamente a Jiraide.
—Oye, Jia, dijiste que iríamos a la primera consulta mensual para ver que todo esté en orden con el bebé... — susurró Kakashi acercando la cara a la de Jiraide.
La rubia volteó la cara con las mejillas rojas, pero al otro lado se encontró con la cara de Obito.
—¿Qué hay de mí? ¿Me dejas ir? —preguntó el azabache.
Jiraide miró al frente con las mejillas rojas, intentando no voltear a ninguno de los dos lados.
—Y-Yo... — se puso más nerviosa cuando sintió la mano de Obito en su espalda y la mano de Kakashi en su vientre.
No pudo evitarlo, podía conocerlos desde la infancia, pero ambos la ponían nerviosa por las caras privilegiadas que poseían.
—¿Desde cuándo no se pelean cuando el otro me toca? —cuestionó la ojiazul ruborizada.
Kakashi se rio mientras se enderezaba y se alejaba un poco.
—Bueno, hemos hecho las paces ¿Sabes?
Obito rodeó a Jiraide con sus brazos por la cintura.
—Este tipo aún me cae mal, pero ya es un poco soportable. —comentó recargando su mejilla del hombro de Jiraide —Los golpes si resuelven las cosas.
Senju no pudo evitar reírse.
—Oh, Dios, son unos tontos.
Y realmente, parecía que los golpes lo habían arreglado todo, durante la consulta, ambos se lo tomaron con calma, uno pareció emocionarse tanto como el otro. De alguna manera, eso aliviaba mucho a Jiraide.
Pero aún seguía sintiéndose triste al saber que Rin no estaba con ellos. Así que, por la tarde, los tres visitaron la tumba de Rin.
—Te trajimos flores, traje margaritas, eran tus favoritas... —murmuró la rubia observando la tumba —Esta vez vengo con Obito y Kakashi, tengo una noticia que darte...
Parecía que todo comenzaba a mejorar lentamente.
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N/A!
Creo que a esta altura ya sabrán que rumbo está tomando esta historia ¿Verdad?
