Galimatías: Lenguaje difícil de comprender por la impropiedad de las frases o por la confusión de las ideas.
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En contra de su propia voluntad, el tritón se encontró inconscientemente imitando la acción, permaneciendo congelado durante unos buenos segundos con la mandíbula colgando mientras yacía sin fuerzas en la tierra extranjera, su mente todavía muy tambaleante por el hecho de que un humano literalmente lo había atrapado. Su carne.
Por un golpe de suerte, sin embargo, Tartaglia de alguna manera milagrosamente logró salir de su estado de shock, las posibles consecuencias de su situación actual finalmente se le vinieron a la cabeza y se dieron cuenta.
Con toda la fuerza que pudo reunir, Tartaglia rodó por la dura tierra extranjera, haciendo un movimiento para intentar saltar fuera del bote, un intento que fue obstaculizado por el material de la red que restringía fuertemente sus movimientos.
Aún así, Tartas no había dejado que ese hecho lo detuviera de ninguna manera ya que nunca se dio por vencido en sus intentos de escapar, agitándose tan salvajemente hasta el punto que el bote había comenzado a temblar incontrolablemente, causando posteriormente que cantidad numerosas de agua entraran dentro del bote.
— ¡Oye, cálmate! — el humano chilló con evidente molestia, acercándose a la criatura marina con el ceño fruncido — ¡Vas a hacer que nos hundamos, maldito loco! — en respuesta, un confundido Tartaglia inclinó la cabeza ante las palabras, incapaz de descifrar nada de lo que el humano había dicho ya que todo había salido como un mero galimatías.
Por segunda vez ese día, el humano estaba gritando en voz alta una vez más, levantándose justo en el espacio de Tartaglia — ¡Pensé que te había dicho que te calmaras! — y luego, inesperadamente, en lugar de hacer algo violento, el de ojos ámbar procedió a romper la red que envolvía al tritón en un poderoso tirón, y el pelirrojo no pudo evitar desmayarse ante la demostración de virilidad frente a él.
Para alivio del tritón, dado que la red ya no estaba presente para obstaculizarlo, Tartaglia ahora podía mover libremente su cuerpo para escapar, y le sonrió al humano en agradecimiento por su acto de bondad.
Hablando de eso, por alguna razón, el hombre se había quedado completamente quieto, ya que no se había movido ni pronunciado una sola palabra después de ayudar a Tartaglia, en lugar de eso miraba fijamente las escamas del tritón con algo parecido a la fascinación brillando intensamente en sus ojos dorados.
En ese momento, sin embargo, cada parte del cuerpo de Tartaglia le decía que se retirara, se encontró clavado en su lugar, paralizado en el humano que tenía delante.
Sin embargo, ni siquiera un par de minutos después, el humano de repente volvió a fruncir el ceño al pelirrojo, todo rastro de fascinación se borró de su rostro mientras comenzaba a hacerle gestos al tritón para que volviera a saltar al océano — Probablemente deberías irte antes de que los otros puedan verte, no quiero problemas.
