I: Tú

99 14 7
                                    

Desde tu partida la vida tiene una extraña melancolía, en las noches tu recuerdo me atrapa y el dolor se convierte en mi única compañía.

Cometí dos errores, uno fue besarte y otro no detenerme, un precio por cada beso, un nuevo castigo por cada traición y la soledad cuando todo acabó.


Puede que lo que sucede ahora sea simplemente el precio más doloroso que recibimos por obtener un beso, por dejarnos llevar por aquello que llamamos amor, por el deseo de obtener un poco más, el precio de traicionar, de cometer el mismo error y con toda la intención.

| |

Son más de las once de la noche, las calles están solitarias y en un silencio nocturno que nadie es capaz de romper, los que siguen despiertos procuran ser silenciosos y no interrumpir con el descanso de las personas a su alrededor.

El edificio en donde vive cuanta con la ventaja de tener personas solidarias con el descanso de las personas, es noche y martes a nada de convertirse en miércoles, y apenas escucha el sonido de los grillos, tal vez unos pasos suaves en el pasillo de afuera, posiblemente los vecinos que llegaban tarde de sus trabajos.

Bosteza con cansancio, tiene los pies y manos adormilados por la falta de sueño en los últimos días, su cuerpo exclama ser llevado a la cama y dormir el resto de la noche, y él no es quien para negarlo después de terminar todos los trabajos atrasados en solo un día y todas las actividades que realizó toda la semana.

Mira por última vez su celular, antes de apagar los focos que estaban prendidos y acomodar sus materiales regados, toma algo de agua y sin tener ánimos camina directo a su habitación. Siente sus músculos relajarse mientras las fresca sábana lo envuelve y realmente sabe que se quedará dormido en solo unos segundos.

Abre los ojos media hora más tarde, se quedó dormido bocabajo y con los pies fuera del colchón aunque eso no fue el motivo de que despertara, sino el toque en la puerta de su departamento. Maldice a la persona que interrumpe sus preciadas y limitadas horas de sueño, pero se muerde la lengua antes de mencionarlo en voz alta.

Sus ojos se afilan cuando la persona tenía la intención de seguir tocando como un loco su puerta, pero eso no se pudo ya que abrió si previó aviso evitando que el joven siguiera con su escándalo.

—Vete.

—¿Así recibes a tus invitados?

Su voz cantarina le hace querer golpearlo, porque es fácil de enojarse con esa falsa máscara que tiene, aquella con quien engaña a todos y piensa que puede seguir haciéndolo con él.

Kageyama lo conoce, lo hace mejor que nadie, a visto en primera persona lo cruel que puede llegar hacer Oikawa, como su apariencia de niño bueno evita que las personas se percaten de su verdadera personalidad, aquella que a pesar de todo ama.

¿Por qué otro nombre se le podría llamar a lo que siente? Es amor, no le importa el mal que le haga, él lo negará, pero en el fondo siempre ha conocido la verdad.

Oikawa lo envuelve en su juego, en donde siempre gana, en donde Kageyama cede y se queda al margen de la situación, donde sus emociones no importan y las voces a su alrededor son una balbuceo que no debe oír.

Torre de Italia [Haikyuu!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora