Cap. (09): El primer brillo del Bifröst

1 0 0
                                    


Cap. (09): El primer brillo del Bifröst

Tras un largo rato de trabajo, los guardias terminaron de buscar por el barco y se acercaron a nosotros.

-Jóvenes, permitidnos tomaros el test de Hermes.

-¿El test de Hermes? Pero si no hay nada sospechoso entre nuestro equipaje, ese test solo se le hace a la gente cuando alguien está dudoso de delincuente. - dijo Lima oponiéndose a los semihumanos.

-Discúlpeme señorita, pero hemos encontrado cierta irregularidad, permítanos hacer el test y en caso de ser favorable no tendréis problemas.

Lima ofuscada se puso frente a él y le ofreció su brazo.

-Lima, elfa de la luz de Alfheim.

El guardia sacó un aparato similar a un termómetro electrónico, se lo puso en la muñeca por la parte inferior y unas cuantas palabras aparecieron en la pantalla que tenía por detrás.

-Dice la verdad, ahora que pasen los humanos, o primero el licántropo.

Me acerqué a Eric y le puse mi mano en la espalda.

-Cálmate y no te alteres, si a Lima no le ha hecho nada a nosotros tampoco.

Me acerqué con Eric a los guardias y nos pusimos al lado de Ernesto, solo tenían dos aparatos así que le hicieron primero el test a Eric y a Ernesto.

-¿Midgard? ¿Cómo que Midgard? ¡¿Qué hacen dos midgardianos en Asgard?!

Los tres se pusieron en guardia rodeándonos a los tres dejando a Lima a un lado, sacaron unas lanzas extensibles que tenían escondidas en la cintura y nos apuntaron con ellas.

-¡¿Se puede saber que hacéis?! - pregunté apartando una de las lanzas de mi cara

-Los midgardianos no pueden llegar de ningún modo legal a otro mundo.

El guardia que parecía ser el líder me agarró la mano dejando de lado toda la cortesía y me puso la pistola extraña en la muñeca.

-Di tú también eres escoria midgardiana quiero que sepas que ni los dioses van a... -Un pitido en la máquina hizo callar y mirar hacia abajo al guardia. -¿Pero ¿qué?

Los otros dos guardias se asomaron a la pantallita abriendo los ojos como platos. Se tiraron al suelo soltando sus armas y se arrodillaron ante mí.

-¿Y ahora qué?

-¡Lo sentimos señor, no queríamos ofenderle!

-¿Qué? ¡Ah! Claro, tengo sangre olímpica. Poneos en pie.

Los guardias me obedecieron y se levantaron sin dejar de mantener la cabeza bajada.

-¿Les muerdo Roy? -Preguntó Eric

-¿Qué? ¡No! ¿Por qué los ibas a morder? ¿Qué te pasa?

Eric refunfuñó y dio un pequeño cabeceo cerrando los ojos.

-No lo sé, pero lo que vayamos a hacer hacedlo rápido.

Me fijé en Ernesto y en él y ambos estaban casi dormidos en pie, pero Lima estaba en plena forma.

-Guardias, agradecería de gran modo que habléis con mi compañera para lo que necesitéis, ella os ayudará.

-Sí señor, vuelvo a solicitar que olvide nuestras ofensas.

-No es nada, pero no digáis nada de que estoy aquí, no sé ni lo que hago aquí.

-Sí señor.

El que me llamasen señor me irritaba un montón así que agarré y lo subí en mis brazos y tomé a Eric de la mano.

Desterrados: Los misterios de AsgardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora