Capítulo 39

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Carolina Isabella Caballero Beltrán

Monterrey, México

La cascada que había dentro del rancho de los Garza bien podía haber sido calificada como una maravilla natural, porque lo era en verdad. Era hermoso y relajante ver como el agua caía y se producía una brisa que se podía sentir, por lo que yo me acerqué un poco a la cascada y empecé a tocar el agua, en ese momento justo se me pasó una gran locura por la mente.

–Axel David, ¿te has metido alguna vez? – Pregunté – el agua tiene una temperatura deliciosa para mojarnos.

Me encantaría que él dijera que sí, a mi locura, así podríamos disfrutar de la calidez del agua y quién sabe si podríamos divertirnos de otra forma. Ahora me sentía poderosa y no le temía a nada, ni a nadie.

– ¿Qué? No, Caro, yo nunca me he metido aquí – él se reía con mi pregunta – no me digas que estás pensando meterte. Creo que es algo para admirar y nada más.

Pero la cascada estaba perfecta para poder meterse y pasar un buen rato, no se podía desperdiciar algo tan bello. Debemos disfrutar de las cosas lindas que nos pone la vida en el camino y la cascada es justo una de esas cosas. Y no iba a dejar pasar la oportunidad, no sé cuándo volvamos a tenerla.

–No lo sé, yo tengo mis dudas.

Me solté de la mano de Axel David y caminé más cerca de la cascada, me quedé de pie en una de las piedras mirándolo y coquetamente empecé a jugar con mi camisa, pero antes me había quitado las botas. Axel David se me quedó mirando un poco sorprendido y contrariado por estar viendo lo que yo estaba haciendo.

–Caro, creo que debemos de regresar – dijo Axel David un poco nervioso – no creo que sea buena idea meternos.

No podía creer que el gran Axel David estuviera nervioso por una travesura que ahora estaba dispuesta a hacer. Nadie se iba a dar cuenta de que habíamos entrado a la cascada a divertirnos, no creo que sea un delito si esta cascada pertenece a los Garza.

–Pues, yo pienso que sí. Hace mucho calor y yo así, no pienso regresar.

Seguí jugando con mi camisa hasta que me fui desabrochando poco a poco los botones y después me la quité por completo quedándome solamente con el sujetador puesto, ante la mirada nerviosa de Axel David, él por su parte cuando me vio que me estaba desabrochando el pantalón y que ya solo estaba en ropa interior, él sin pensarlo empezó a hacer lo mismo. Y se quitó la camisa y caminó hacia mí y justamente cuando ya estábamos muy cerca, yo le empecé a lanzar agua y a mojarlo todo de su pantalón que no se había quitado, nos quedamos mirándonos así, sin respirar.

–Caro, eres increíble y te vas a salir con la tuya – me dijo riéndose muy nervioso – no lo puedo creer.

Me encontraba en un momento lleno de euforia, en verdad quería hacer muchas locuras y sé que Axel David va a aceptar que tengamos nuestra fiesta privada y que inauguremos la cascada.

–No soy la única que se va a salir con la suya, tú también lo harás o no me digas que nunca has pensado en hacerlo aquí.

Axel David no me dijo ya nada y se acercó a mí, más de lo que ya estábamos me atrapó en sus brazos de una forma algo salvaje, me acarició el cabello y también la cara y después nos empezamos a besar muy intensamente, lo que se sentía demasiado bien con el agua de la cascada cayendo detrás de nosotros y mojándonos con esa delicada brisa.

Nos separamos un poco de los besos, yo acaricié su torso desnudo y me aferraba a su espalda mientras entramos a la cascada y él me recargó en una de las piedras de ese lugar, sin soltarme y al contrario ahí nos estuvimos dando más vuelo besándonos apasionadamente y sin ningún tipo de control, hasta que yo, desabroché su cinturón y después su pantalón y dejándolo por completo solo con su bóxer puesto. Ambos supimos que, en ese momento, no había marcha atrás.

–Caro, ¿estás segura? Es que no lo sé, la única vez que ha pasado esto se te pasó el detalle de decirme que era tu primera vez, no quiero que te sientas obligada a nada.

Este no es el caso, no hay quien me pueda obligar a hacer algo que no quiera, estoy muy segura de lo que le estoy proponiendo, me encanta verlo así de nervioso y ser yo la que le provoque esos nervios.

–Axel David, te aseguro que nadie me está obligando a nada – dije muy segura – claro que quiero que esto pase, a menos que el que no quiera seas tú.

–Yo claro que quiero y no tienes una idea de cuánto.

Nos volvimos a besar muy intensamente así como estábamos, Axel David deslizó mi prenda íntima fuera de mi cuerpo, luego se alejó un poco para sacar algo de su camisa y volvió a mi encuentro y una vez que se colocó protección, se acercó de nuevo a mí metiéndose en la cascada nuevamente, me besó con mucha pasión, con deseo y con anhelo hasta que separó con cuidado mis piernas y así recargada en la piedra, solo pude enredar mis piernas alrededor de su cintura, mientras él me hacía suya, despacio y con mucho cuidado.

Me estaba llevando a la gloria, sus embestidas me hacían desear más, me estaba volviendo loca de las sensaciones que este hombre despertaba en mí, adoraba la forma en la que me hacía sentir, me pierdo en el hermoso color de sus ojos, creo que ya me estoy enamorando de Axel David.

–Caro, haces que haga muchas locuras. Claro que todas ellas, las he disfrutado mucho.

Me gustaba que no se hubiera negado a la locura que le hice cometer, pero sabía que la iba a disfrutar. Los dos somos jóvenes y no es un pecado que una pareja disfrute de los placeres de la vida. Y más cuando se está empezando.

–Lo sé, porque también las he disfrutado yo contigo.

Axel David me siguió besando hasta hacerme perder la razón. Era maravilloso como me embestía una y otra vez sin dejar de besarme, mientras nos mojábamos por la brisa y por el agua de la cascada, logrando así arrancarme varios orgasmos hasta volverme loca, él se estaba dejando llevar por ese momento tal y como lo estaba haciendo yo y en un último beso que nos dimos él culminó conmigo con una embestida que nos llevó a los dos al cielo, permanecí así abrazada a él por unos momentos.

Nuestras respiraciones se fueron acompasando y estábamos felices de lo que acabábamos de hacer. Me gustaría que esto nunca acabara, estar a su lado es algo maravilloso, y sé que para él también lo es.

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