CUENTOS CON ALMA

La Caverna de cuatro paredes

Como el mito de la caverna lento atisbo un rayo de luz que deslumbra mi cara, a lo que antaño fue un socavón repleto de silencio y oscuridad.

Mis manos se deslizan por las rocas que voy encontrando a mi paso, agarrándolas como si en cualquier momento me pudieran hacer caer, pero esta vez no, mis uñas queman entre el polvo y la arena dando un paso más, un poco más, si, un poco más. Y sonrío cerrando mis ojos y dejándome llevar por la leve brisa que ahora puedo sentir, tantas veces anduve en aquel mar seco sin fin, dando vueltas a cada grieta de sus cuatro paredes tan solo por el pensamiento de ser todo lo que conocía.

Un paso más. Me regodeo en mis emociones, segura y brava, mi ser sintiendo que hay algo más.

La tierra pesa y me envuelvo en presión, mis piernas tiemblan pese a sentirse seguras. Niego, no podía retroceder, mis rodillas se clavan en el suelo con fuerza. Tenía miedo, pero volví a mirar al frente, respirando profundo y retomando mi camino.

Un paso más, mis ojos se bañan en luz dorada deseando gritar, correr y bailar, desgarrando mis manos al sentir que la salida está a tan sólo un último esfuerzo.

Esta ahí justo enfrente de mi, tan cerca que pude sentirme morir.

Mis cabellos revueltos y mi rostro anhelante era un reflejo de todo lo que significaba para mí dejar la oscuridad eterna, albergué más miedo a qué sería de mi fuera que a preguntarme si perecer entre cuatro paredes era todo lo que esperaba de mi misma.

Salí de allí, riendo y corriendo tanto como mis piernas heridas podían, perdiéndome entre la marea verde del bosque sin importar saber que vendría después, tan presa de la euforia y bramando la victoria.

Huí de la caverna, algo que jamás pensé ver posible.

La noche cayó pronto y la estrellas fueron esta vez testigo de mis nuevas preguntas, mis deseos, mis añoros. El mundo entero se alzaba ante mi y tan solo podía seguir admirándolo. Aquella noche una pregunta llegó a mi mente:

¿Qué fue lo que te hizo no retroceder?

La respuesta fue clara.

Tan sólo creí con todas mis fuerzas que lo que había para mi era mucho más que la oscuridad de cuatro paredes.