uno.

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Era un lindo día, bastante a decir verdad. Jungkook se sentía exhausto, no veía la hora de llegar a casa y poder ver a su esposo finalmente.

Había estado haciendo las compras semanales con ayuda de una mujer a la cual su esposo le pagaba para que lo ayude con las cosas pesadas, o para que él se relaje. Pero Jungkook no podía quedarse quieto, se sentía ansioso.

¿Por qué? la respuesta es; un bebé, estaba esperando un bebé y su pancita estaba ya muy grande. Solo tenía un conflicto del cual tenía miedo de que su esposo se entere.

Su cuerpo estaba comenzando a cambiar para darle espacio a la criaturita que crecía dentro suyo gracias al fruto de su amor con su querido eso, sus cambios de humor solían ser tan repentinos que asustaban a Taehyung y a sus amigos.

A medida que fue descubriendo cambios en su cuerpo, llegó el momento del que tanto temía; estaba lactando, y eso significaba una cosa, tarde o temprano su esposo se daría cuenta.

Ambos seguían intimando porque joder, tenían esa necesidad de estar todo el día pegados, lo intentaban en las posiciones que no llegarían a lastimar a Jeon y a su bebé.

En aquellos momentos Jungkook no tenía dolor en sus pectorales, y hace apenas unas semanas dejaron de intimar, se sentía ansioso por recibir a su esposo entre sus piernas. Sus pectorales fueron dejando la forma de ser solo un músculo como cualquier otro, se volvieron algo duros y mucho más firmes, podía verlos rebotar cada vez que hacía un movimiento brusco.

Y lo peor de todo para él, era cuando salían esas gotitas de leche que producía para su bebé. Cuando solía complacerse a sí mismo, extrañando el tacto de su esposo, solía apretar sus pequeños pechos y sentía un placer inmenso al imaginar que Tae era quien los estaba tocando.

Desde entonces, ha sentido algo de vergüenza con mostrarle sus pequeños pechos, usaba camisas grandes por su embarazo y de paso, tenía que usar unos protectores para los pezones, todo para que la leche no se escurra por su ropa, se volvía todo muy pegajoso y le molestaba.

- Deme eso, señor. -habló Jisoo, la mujer que le ayudaba, tomando la bolsa que tenía Tae entre sus manos.

- ¡No soy un señor! eres mayor que yo y aún sigues tuteandome, tranquila, somos amigos ¿no? -sonrió dulcemente, abriendo la puerta mientras la mujer metía las compras a la casa.

Se sintió patético por no poder ayudarle, pero tampoco podía agacharse o doblarse debido a su gran pancita. Entró a la casa y cerró la puerta detrás suyo, quitando sus zapatos y poniéndose unas lindas pantuflas de conejitos que su esposo le compró para que esté cómodo en casa.

- Ujum, sí, entiendo... ¿entonces llega dentro de un rato?...de acuerdo, lo capto, tenga buena tarde Señor Kim. -Jisoo se despidió de su Jefe, cortando la llamada y mirando al menor- el señor Kim dice que ya viene, yo haré la cena, por favor usted pongase cómodo.

Jisoo lo ayudó a sentarse en el sofá, mientras se tapaba con una manta y se quejaba, cambiando los canales a cada instante.

Pudo oír el sonido de las bolsas, la tabla de madera siendo colocada sobre la mesada: el cuchillo picar las verduras y los quejidos de Jisoo debido al calor ahumado que hacía allí debido a que había puesto a hervir agua, esa mujer le parecía increíble.

Solo la veía cocinar desde su lugar, encontrándolo más interesante que un tonto programa de televisión. A su esposo solo le gustaba su comida porque sabía lo que le gustaba, pero Jisoo no era mala cocinando, sus comidas eran deliciosas y dejaban llenos tanto a Kook como a su bebé.

Perdió de vista al tiempo y se pasó volando, viendo como Jisoo sonreía felizmente y colocaba varios platos en la mesa ratona, acomodó un asiento especial para Jungkook y este le agradeció mientras acariciaba su pancita.

- Sientate a comer, Jisoo, ¡gracias por la comida!

Ella le hizo caso y se sentó junto a su otro Jefe, Jungkook era agradable para ella, él estaba dispuesto a ayudarla en lo que necesite y lo apreciaba. Recuerda ese momento en el que estaba perdida, sin trabajo y luchando por mantener a su hija pequeña, pero Jeon llegó y le ofreció un trabajo en donde solo debía ayudarle a hacer las cosas más difíciles, le salvó la vida.

La puerta principal emitió el sonido característico que tanto ansiaba Kook, se paró como pudo y corrió hacia la sala principal, viendo al amor de tu vida desatando su corbata.

Se lanzó a sus brazos mientras este le correspondía y lo llenaba de dulces besos, solo pudo jadear cuando sus pequeños pechos de frotaron con los ahora trabajados pectorales de su esposo. Este se confundió un poco debido a la acción de su pequeño esposo, pero no dijo nada y siguió consintiéndolo mientras acariciaba su pancita.

- ¿Cómo están los dos amores de mi vida? -se agachó hasta la altura del vientre de Kook, dando besos a la gran pancita sobre su ropa, provocándole cosquillas y nervios al menor, quien rogaba por que no se de cuenta de los dos bultos en su pecho.

- No corras más de esa manera, mi amor, ¿de acuerdo? te puedes lastimar, el piso es resbaloso. -besó el vientre una vez más y se paró, llevando una mano a la espalda baja de su esposo, ambos dirigiéndose hacia la sala de estar.

- ¡Señor Kim! buenas tardes, espero se encuentre bien y espero haber ayudado al Joven Jeon. -esta vez se refirió de otra manera hacia Jungkook, quien suspiró aliviado por no ser llamado "señor" nuevamente.

- Muchas gracias por tu ayuda, Jisoo, ten tu paga, te esperamos mañana, yo me encargo de todo ahora. -hizo una reverencia, le pagó a la chica y esta se fue contenta, tomando el primer bus a horario que estaba cerca de donde debía recoger a su hija.

. . .

Jungkook se encontraba en su habitación, había querido lanzarse a la cama, pero solo se recostó lentamente para no lastimarse. Su esposo estaba en la planta baja, asi que aprovechó para levantar su camisa y ver sus pomposos y redonditos pechos, haciendo que sus mejillas se pongan rojas.

Llevó una mano hacia uno, acariciándolo y apretándolo mientras soltaba un gemido bajito, con sus dedos, apretó el otro pezón y pudo ver algunas gotitas acumularse hasta que bajaron por su torso.

Estaba tan ensañado en darse placer, que olvidó que su esposo estaba en casa. Este ahora se encontraba perplejo y con una erección, mirando todo desde el marco de la puerta.

Jungkook se dio cuenta, asi que se murió de vergüenza e intentó taparse, pero este fue más rápido y lo alcanzó.

Taehyung llevó ambas manos de su esposo hacia el borde de su cabeza, presionandolas contra el colchón, escuchando los gloriosos jadeos de este. Su mirada estaba envuelta en lujuria pura, mientras esta bajaba hacia sus pequeños pechos y deseaba enterrar su rostro entre ellos.

- A-ah, amor... -gimió Kook, removiéndose y escondiendo su rostro en el cuello de su esposo con algo de pena

milk boy ; taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora