capítulo III

522 24 18
                                    

minho había notado que jisung tenía un gusto por las cosas de vainilla. puede que fueran solo simple amigos, pero el mayor no podía evitar notar y aprenderse de memoria cada detalle del contrario, y gracias a su detallada observación de este, sabía que jisung amaba la vainilla, podrá ser en perfume, café, postre— no importaba la manera, el menor tenía un claro amor hacia esta.

"¿por qué me preguntas de que color me pintaría el cabello, ji?" "por que siento que deberías cambiar el color de tu pelo" "¿estás diciendo que se me ve feo este color?" "¡nunca dije eso! solo digo que capaz un cambio no te haría mal, ¿te has teñido el pelo rubio?" "no me lo teñiré rubio como tú" "¿café?" "¿por qué café? mi pelo esta bien así, oscuro." "¡eres un aburrido! sería muy divertido, no se, tener un cambio.." jisung y minho estaban sentados en los columpios de la residencia han, que algún día llenaron de felicidad al jisung pequeño, pero que ahora casi no recibían uso.

a este punto, ya llevaban unos dos meses de clases particulares, y para jisung habían sido los mejores dos meses de su vida. minho era alguien extrovertido y sociable, y si le sumabas su amabilidad y lindo rostro, se volvía alguien con quien era inevitable entablar una amistad, y ellos habían entablado una demasiado rápido, parecían ya conocerse desde hace años— una amistad de 20 años hecha en dos meses.

el suave y fresco viento resoplaba en sus cabellos, en aquel entonces, rubio y azabache. minho tenía puesta una camiseta simple de color blanco, con unos jeans negros. jisung miraba hacia el piso, columpiándose muy ligeramente mientras jugaba con una roca en la tierra, moviéndola de un lado al otro con su pie. minho admiraba la vista. el sol brillaba sin ser molesto, era plena primavera. el menor tenía puesto un suéter oversized de color azul cielo y unos mom jeans deslavados; el raramente podía vestirse así de casual, como le gustaba, pues su familia lo tenía obligado a siempre verse 'presentable'.

aquel día, jisung había llegado a clases con un aura depresiva, y con una venda alrededor de su mano y muñeca, lo cual hizo imposible tener las clases de violín, ¿cómo iba a tocar con la mano lastimada?

minho se preocupó cuando lo vio así, ¿cómo se habría lastimado? intento preguntarle, pero jisung solo parecía evadir la respuesta con un 'solo me lastime, no es nada' y a minho le causaba sufrimiento verlo tan apagado y lastimado, así que decidió cancelar la clase de ese día y salió con el hacia los columpios en los que se hallaban.

"me quieres teñir el pelo tu, ¿no es eso?" dijo minho después de pensar en por que tanta insistencia sobre el color de su cabellera por parte del menor, este volteo a verlo con una sonrisa tan brillanté y grande, tan genuina que sus ojos se achicaron a la acción, y minho no quería quitarle esa sonrisa que tanto le había costado ver ese día. "¿me dejarías, hyung?" pregunto emocionado, "¡te prometo se lo que hago! antes de que yo tuviera el cabello de este rubio, me lo había pintado yo solo de color rosa pastel, pero al parecer a mis padres no les agrado el color.." mutó la última parte con un triste suspiro. "si te dejo teñirme el cabello, ¿estarás feliz?" "¡estaré más que feliz, seré la persona más feliz de todo el mundo entero!" eso fue suficiente para que minho accediera a decolorar su completamente sana cabellera.

dos horas después y una parada al supermercado más cercano, se encontraban en la casa de minho, específicamente en el baño. minho sentado frente al espejo que se encontraba arriba del lava manos, con una toalla en sus hombros, cajas de decolorante y tinte café en los estantes. no sabía que estaba pasando, ¿por qué accedió? jisung ni si quiera lo dejo escoger el color de su pelo. el menor había decidido por un tono que el llamaba 'café de vainilla' y minho no sabía con que terminaría.

ahora era el tono de cabello más lindo que minho había visto. después de esa vez, continuó retocando el tinte para seguir con su pelo 'café de vainilla'— jisung nunca faltaba en mencionar que se le veía lindo, ¿sería esa la única razón por la cual seguía con el mismo color? minho se pintaría el cabello naranja neón si es que jisung le decía que se le veía lindo, pero al mayor le gusta fingir que solo se había quedado con este color de pelo por que le agradó.



por otro lado, aquel día había sido de las primeras memorias del menor; al menos así le gustaba llamarlas.

jisung no tenía bonitas memorias, aparte de esas. su vida siempre había sido su propia carcel, y su casa su propia jaula..

jisung llegaba de aquella tarde tranquila con el mayor, estaba feliz de haberlo convencido de pintarse el cabello, y aún más feliz de haber sido quien le ayudo a teñírselo. entro por la puerta principal de su gran hogar, sonrisa imborrable en sus suaves labios. "¿dónde estabas, han?" pregunto la fuerte voz de su padre, "contesta." volvió a ladrar. "estaba fuera, con mi profesor de música." mutó jisung, asustado. "y..— su padre tomó pasos lentos pero fuertes hacia el, quedando a centímetros de su cara— ¿por qué?, ¿qué hacías fuera con el?" el olor a whisky en el aliento de su padre era más que evidente para el menor, sus ojos gritaban haber sido víctimas de algo. "mi mano está lesionada, padre.. no podía—" sintió como un golpe era proporcionado con coraje sobre su mejilla, sintiendo esta doler para luego comenzar a palpitar, "¡¿PARA TODO TIENES UNA MALDITA EXCUSA?!" rugió enojado el dueño de aquel hogar, "¡MALDITO BUENO PARA NADA!— jisung quedo en el piso, empujado bruscamente por su propio padre— ¡lárgate, inútil!" sintió una última patada en su estómago antes de ver a su padre darse la vuelta y sentarse en el sofá, para así continuar tomando de su whisky y su mil y otras bebidas; jisung tomo todas las fuerzas que tuvo, y las empeño en ponerse de pie, no quería molestar más.

escabulléndose a su habitación, logró llegar a esta y ponerle seguro a su puerta, lanzándose a su cama y suspirando con ambas energías de dolor y calma. no pudo llorar, estaba tan acostumbrado que su corazón aprendió a ignorar esos sentimientos, convirtiéndolos en un vacío pacífico. esa noche se la paso curando sus heridas y moretones, el no sabía cómo hacerlo bien— nunca supo, pero no había nadie más que lo hiciera.

la siguiente mañana, escucho a su padre hablar con alguien en su oficina, ¿minho? asomo sutilmente su cabeza por la puerta abierta, viendo a su padre de espaldas y a su profesor frente a él. minho portaba un semblante serio, sus ojos fríos.

"mi pregunta es, ¿por qué saco a mi hijo de aquí? se suponía que su trabajo era darle clases avanzadas de violín, no distraerlo." lo había dicho con una voz tan dominante, llena de narcisismo y enojo, llena de espadas y vidrios rotos— "disculpe si fue de su molestia, Señor Han; pero como profesional de la música, puedo asegurarle que las distracciones son ejemplares para crear música. ¿de qué manera cree que Beethoven, Mozart, y todos los grandes músicos creaban obras de arte?" cuestionó de manera segura al padre del menor, ". . ." el anterior mencionado no supo contestar, extraño a alguien defendiendo su punto y no cediendo ante el de miedo "todos necesitan inspiración. no soy nadie para decirle cómo educar a su propio hijo pero si soy alguien para decirle que mantenerlo encerrado como pájaro en jaula solo perjudicará sus habilidades musicales; contrario a cómo muchas personas como usted piensan, practicar sin descanso no hace al maestro, lo quiebra como pie a rama frágil. si quiere usted que jisung triunfe de manera exuberante en esta área, deje de tratarlo como un pájaro." la mirada que minho le sostenía al Señor Han era una llena de amenaza y seguridad, mostrándole que no le tenía miedo.

jisung sintió un escalofrío recorrer su cuerpo tras escuchar a minho hablar de tal manera; nunca había escuchado ese tono tan fuerte, cortante, y frío en el mayor, le causaba intimidación. no quiso seguir escuchando, se largo corriendo hacia el salón de música, sentándose en la banca del piano, esperando a que minho no fuera despedido, o peor, golpeado.

#

el profesor entró a la habitación, con un kit de primeros auxilios en una mano, y una mirada que transmitía calma. se acercó al aquel entonces rubio, sentándose a su lado, tomando su rostro con un toque tan suave—el mismo con el que tomarías una flor frágil,— para así comenzar a limpiar la herida en su mejilla, causada por los anillos que su padre portaba la noche anterior.

el silencio dominaba la habitación, pero era cómodo. "no sabes cuidarte las heridas." muto minho en un hilo de voz, suave, con su mirada concentrada en la herida; por otro lado, jisung no podía dejar de admirar el rostro del mayor, sus suaves labios, sus pestañas.. no podía evitar quedarse en silencio para poder escuchar la melodía que su corazón creaba debido a su cercanía con el contrario. "estoy bien." contesto a su maestro en un susurro. el profesor mostró una leve sonrisa, dejando de limpiar su herida para poner su vista en el contrario, uniendo sus miradas y al mismo tiempo el latido de sus corazones. "claro que lo estarás." dijo en un tono cálido, curando así—sin saber y por primera vez— las heridas y el corazón de un chico quebrado por lo que el destino le había entregado.

𝐯𝐢𝐨𝐥𝐢𝐧𝐢𝐬𝐭𝐚 [ᴍɪɴꜱᴜɴɢ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora