Íncubo

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—Yuta, oye, Yuta —le dijo Maki.

Okkotsu mira adormilado, cuando escucha la voz de Maki, casi gritándole.

La mira, con ojos cansados, apenas abiertos, todavía agarrando su tasa de té.

—¿Que ocurre? —dice Okkotsu.
—Me preguntaba, que te paso. Te has estado durmiendo en horarios de clases y en el almuerzo. ¿Que te pasa?
—Pareces un zombie —dice Panda — E increíblemente tienes aún más oscuras esas ojeras.
—¿Estas tratando de romper algún record? —se burló Maki.

Yuta los mira a ambos, pero permanece callado.

—¿No estás durmiendo? —pregunta Panda.

Yuta se sonrojo ante esa pregunta ¿Que podía responder ante eso? Obviamente no podía compartir que era o quién era lo que lo estaba manteniendo despierto.

Yuta cerro por un momento sus ojos y empezó a recordar.

.................

Todo había empezado hace un mes.

Yuta estaba durmiendo y como era verano, Okkotsu tenía la costumbre de dejar su ventana abierta.

Cuando de repente siente que algo se sube encima. Al principio Okkotsu pensó en una parálisis del sueño, ya que algunas veces le pasaba, sobretodo cuando estaba muy cansado. Por lo que no le prestó mucha atención y tampoco se le ocurrió abrir sus ojos. De todos modos el peso no era considerable. Yuta no se alcanzaba a imaginar lo que se le estaba subiendo y no era precisamente un fantasma.

Era un demonio. De esos que seducen a los humanos para obtener energía de ellos.

Y este demonio era uno pequeño y albino. Tenía una colita negra que terminaba en punta de flecha y un par de alas igual de oscuras. Miraba fijamente a Yuta.

Esta comida está muy buena —penso el demonio—quizás pueda alimentarme de él. Mientras se lamía los labios, se posicionó sobre el chico pelinegro. Pero algo le pareció extraño. Lo que llamó la atención del albino fue que su presa no despertó. ¿Que rayos? ¿Acaso la gente no se asustaba cuando sienten que se les suben encima? ¿O este chico tenía el sueño muy pesado?

El demonio intento otra estrategia.

Ya encima de Yuta, el demonio comenzó a frotarse. Si bien se había puesto sobre el chico, no se colocó en cualquier parte, si no sobre su entrepierna.

A ver si está vez se despierta —penso el demonio—tal vez se asuste primero.

Nada más lejos de la realidad.

Lo único que recibió a cambio fue una nalgada. Y un pelinegro aún sin abrir sus ojos.

No podía creerlo ¿Que clase de ser humano era este tipo? —penso el albino.

Por otro lado, Yuta al sentir que alguien frotaba su entrepierna, se sintió extraño e intento sacar lo que sea que se estuviera haciendo eso. Aún así pensó que era parte de la parálisis del sueño.

No abrió sus ojos hasta que sintió que la palmada si se estrelló con algo y sonó. Como si le hubiera dado una bofetada a alguien.

Yuta abrió lo ojos y se encontró con un lindo albino, sentado sobre una parte ya algo despierta.

—Wow, ya estás así y eso que ni siquiera he empezado aún —dijo el demonio — ¿Eres un pervertido verdad?
—Pero ¿Que?
—Dame lo que quiero y me iré.
—...
—¿No me escuchaste?
—¿Que...que quieres de mí? No tengo nada que valga la pena.
—Esta parte ya despierta si me puede dar y mucho —dijo el demonio — tu semen, dámelo.
—Esto no...estoy soñando...
—No. No es un sueño y no me hagas perder más el tiempo, dame lo que vine a buscar, tengo hambre.
—Tengo comida en el refrigerador.
—...
—¿Que?
—¿Eres virgen cierto? —dijo burlándose el albino.
—¿A...algún problema con eso?
—Ninguno, mejor para mí, los chicos como tú, me dan la comida mucho más rápido.

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