CAPÍTULO 12 - "El verdadero tú"

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Fue un borrón todo lo que sucedió luego de aquella llamada.

Cada paso que daba me invadía de culpa, me invadía de miedo y desesperación.

Ni siquiera era concebible la idea de que algo le sucediera. Él tenía que estar bien, tal vez un poco magullado y quizás con alguna contusión.

Cuando llegué al hospital sentía que me faltaba el aire, el latir de mi corazón dolía y cada pensamiento de culpa me torturaba. Logré llegar a información y preguntar por él.

Estaba en cirugía.

Otro auto había colisionado con él. El resultado de todo el choque lo había dejado inconsciente y con hemotoráx importante.

Realmente me quería morir.

Me sentía tan inútil y tan angustiada.

Y los segundos pasaron tan lentamente y no tenía noticias de él. Quería tanto regresar el tiempo, quería retractarme de todo y manejar de otra manera la situación... quería decirle que lo amaba y que todo lo que siempre me importaría  tenía que ver con él.

Me había quedado dormida acurrucada en una silla en la sala de espera. Me desperté cuando alguien tocó mi hombro. Era un médico.

Mi corazón se disparó de miedo, debió ver mi rostro porque rápidamente habló. – Está bien. Está estable, pudimos encontrar el vaso sangrante.

-¿Despertó? – me miró con pesar.

- Aún no. No se encontró signos de daño cerebral pero usted sabe que es un proceso insidioso y puede cambiar en cualquier momento. Esperemos que solo sea una contusión leve y en cuanto el efecto del anestésico pase todo mejore.

- Gracias. – Susurré.

- ¿Eres su novia o esposa? – recordé nuestra pelea, recordé la razón por la que él se fuera tan molesto. Ya no éramos nada. – Necesitas avisar lo sucedido a su familia.

Su familia.

No había pensado en ellos... lo peor era que al único a quien podía avisar era a David. No conocía ni a sus padres.

Decidí no pensar en ello y marqué al único y verdadero amigo que tenía.

*****

Solo puede quedarse unos instantes.

Avancé lentamente por la sala de UCI hacia su cama.

Lo vi tan débil e indefenso, tan... frágil.

Estaba intubado, tenía un tubo de tórax y varias vías con líquidos y medicamentos.

No podía evitar sentirme culpable por lo que le sucedió. Si tan solo hubiera dejado de ser tan egoísta.

Tan insegura...

Tomé su mano y entrelacé nuestros dedos. Tal vez podía trasmitirle todos mis "lo siento", todas mis energías y esperanzas por verlo recuperada.

Quería que supiera que no dudaría ni un segundo en tomar su lugar.

Él era lo único más valioso que mi propia vida. Lo único maravilloso que me ha sucedido. Lo único a lo que podía decir mío.

Lo único que siempre sería primero en mi lista de prioridades.

- Te amo... solo a ti. – Quería que lo supiera. En algún momento había perdido mi amor propio y él se había convertido en la razón de mi vida.

Sus dedos apretaron mi mano.

Creo que empecé a llorar cuando lo hizo. Sus ojos se abrieron lentamente, primero me reconocieron y luego se llenaron de alarma cuando captó la situación.

Un segundo antes y uno después de conocerte..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora