⭑Único⭑

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La noche era fría y solitaria, no me había sentido así hace un buen tiempo. No es como si no me sintiera triste nunca y sea la persona más alegre del planeta desbordando felicidad con cada paso que da, no. Solo me acumulaba todo detrás de una gran muralla de titanio reforzado, que al parecer la carga ya fue demasiada que se colapsó.

Toque fondo.

Luego de soportar todos mis problemas en silencio, camuflándolo con una maldita sonrisa y chistes tontos para despistar, al fin me había quebrado.

Abrazaba mis piernas en mi cama en completa oscuridad, lamentándome por todo. Por lo que pude hacer o lo que si hice, todas mis decisiones desde que era un feto hasta este mismo día. Mi mente no me dejaba en paz, reviviendo cada una de mis memorias en donde solo debí quedarme callado y aceptar el cruel destino.

—Top 10 mis momentos más humildes —bromeé.

Estaba triste pero aun bromeaba con lo que me aquejaba. Sonreí con tristeza, no sabía cómo podría solucionar todo lo que rondaba en mi mente, pero lo que si sabía era que en algún momento debía salir de mi habitación y enfrentarme al mundo.

Solo. Como siempre ha sido.

Lagrimas silenciosas salieron de mis ojos haciéndolos arder, no me sentía a gusto con esto, si seguía llorando mis ojos se hincharían, apreté mis párpados obligándome a guardar todo otra vez.

Mis amigos estaban en la sala y dije que solo debía entregar un proyecto de la universidad y volvía. Ya habían pasado 10 minutos, debía volver de una vez o sospecharían.

Tome una gran bocanada de aire. Me mentalicé y estuve listo para volver a ese ambiente.

Me dirigí al baño para lavarme el rostro. Una vez dentro me mire al espejo.

Solo podía ver imperfecciones, acné y demás. Mi cabello despeinado y mi cara de muerto en vida, no era mi mejor imagen. Los pensamientos intrusivos comenzaron a atacarme.

No mereces nada de esto.

Mírate, un fracaso.

Aprovecha ahora, tus amigos aún no se dan cuenta la mierda de persona que eres.

Te terminaran reemplazando, como siempre.

¿De qué te cansas? Si no haces nada.

Esfuérzate, no haces lo suficiente.

No eres suficiente.

Nunca serás suficiente para nadie.

Sacudí mi cabeza, no debía de prestar atención a eso. Lave mi cara varias veces para mejorar mi aspecto. Seguían las imperfecciones pero ya había mejorado a comparación de antes.

Volví a soltar un suspiro.

Estaba listo.

Con mi mejor sonrisa tome la perilla dispuesto a dirigirme a la sala a convivir.

Cuando salí me topé con Roier, mi mejor amigo.

—Oh, Roier —sonreí—. ¿No estabas con los demás?

—Si, pero te tardaste una eternidad, pendejo. Vine a buscarte.

—No pues, ni mear me dejas, pinche toxico.

—Si, sí. Regresemos a la sala que luego te escapas para jugar skiwars.

—Me atrapaste.

Se acerco a mi para ir juntos de regreso, pero antes de eso me inspecciono buscando algo.

Enamorado Tuyo... - Roier x Male ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora