10.- Mis Responsabilidades (2/3)

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Después de la reunión, Nix tomó a Érica sobre el hombro y la llevamos a su nave. En pocos minutos partimos volando hacia uno de los puentes. La nave cruzó el cielo oscuro, Nix condujo con calma, mientras yo cuidaba de Érica en el asiento de atrás.

Por un par de minutos no supe si estaría bien decir algo o no, estaba confundida, preocupada y afectada. Fue Nix quien comenzó la conversación.

—Me sorprendió que omitieras la habilidad que Érica ganó de Tur, allá en la reunión— admitió.

—¿Eh?

—No les dijiste a la directora ni a Ravías sobre el poder de viajar entre mundos.

Abrí los ojos de par en par.

—¡¿Cómo sabes sobre eso?!— alegué.

Nix solo rio bajito.

—Soy un fantasma, sé muchos secretos de mucha gente.

Apreté los labios.

—Entonces sí eres un anillo. No te llevarás a Érica a un lugar raro ¿O sí?

—Descuida, solo la llevaremos a un hotel— aseguró— te puedes quedar con ella un rato, si gustas. Hace tiempo que no la ves ¿Verdad?

Miré a Érica, su cabeza en mi regazo, su cara sumida en el sueño.

—Sí... me gustaría... Dime ¿Por qué te llama la atención la parte que omití? No vas a decirles tú ¿Verdad?

—No me interesa hacerlo— indicó— además, Érica no llegó aquí usando el viaje entre mundos.

—¿Qué? ¿Cómo lo sabes?

—Porque es un poder que se usa conscientemente, toma esfuerzo y concentración. Dijiste que ni siquiera Érica sabía cómo había llegado aquí ¿No? No suena como si pudiera usar el viaje entre mundos inconscientemente.

Me pasé una mano por el cuello.

—¿Entonces qué pudo haber sido?

—Bueno, no es que importe ya— le restó importancia Nix— solo esperemos que no vuelva a suceder, no queremos que le dé otro ataque de rabia dentro de la academia.

Apreté los labios, algo frustrada. Todos los destrozos dentro de la academia tardarían una eternidad en ser reparados.

—Dime, ella llegó en la mañana ¿No?— inquirió Nix— ¿Por qué esperó tantas horas para estallar? ¿Qué le pasó?

Suspiré, no tenía muchas ganas de recordarlo.

—En nuestro viaje anterior, una silencio de Krux Tavoi intentó capturarnos. La primera a la que atrapó fue Érica. Yo conseguí espantarla, pero a Érica le afectó mucho la manera en que la capturó. No fue algo muy bonito. Cuando la volvió a ver hoy, bueno, quiso vengarse.

Nix se echó a reír.

—¡Así que era eso! ¡Qué chistoso!— exclamó— Pero me alivia. Sospechaba que había querido matar a los demás estudiantes sin razón.

—¡No, Érica nunca haría algo así!— exclamé— se toma la justicia muy en serio.

Mi señor Nix me miró por sobre el hombro y me sonrió. Admito que mi corazón dio un vuelco de la sorpresa.

—Se nota que la estimas mucho. Eso es muy bonito— comentó.

Me puse roja, no supe cómo contestar.

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En poco tiempo llegamos a la aduana, bajamos, pasamos por los trámites usuales y atravesamos el puente hacia Nudo. Volvimos a Vizilim, la ciudad en donde había comenzado mi prueba de ingreso a Krux Tavoi. Salimos del templo en donde se hallaba el puente, nos dirigimos al centro de la ciudad y nos dirigimos a una posada que conocía muy bien. "Las dos amparinas" era el nombre del hotel donde me había quedado antes de que las pruebas me llevaran a otros lados. No había estado ahí desde que partí una mañana hacia la segunda prueba.

La Helada Garra de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora