Querido diario :Voy a empezar a escribirte, debido a que estoy cerca de encontrar algo importante y peligroso. Quiero que quede constancia de ello, empezaré presentándome:Soy Tenebrosa, la capitana de los mares a la que más temerás. Como te interpongas en mi camino no te gustará y conmigo haz cooperar o la muerte buscarás.Mis padre murió en batalla, una semana antes de que yo naciera y mi madre a los pocos días de tenerme. Mi abuela era mi único familiar, ella me enseño a navegar y todo lo que sé. Recuerdo algunos buenos momentos con ella, buscando tesoros que en verdad ella misma escondió. Nuestra vida era perfecta, pero un día ella salió sola a buscar un tesoro, decía que no le podía acompañar por que era demasiado peligroso. Me dijo que tardaría 5 días, yo sabía cuidarme así que me quedé sola, a los tres días hubo una fuerte tormenta y desde entonces no la he vuelto a verYo junto a mi tripulación somos los más temidos de todos los mares y estamos en búsqueda de un gran cofre del tesoro, llevamos años buscando, pero ahor11a siento que estamos más cerca de lo que nunca nadie ha estado de encontrarlo. Tan sólo tenemos que llegar a una isla que ya alcanzamos a ver.Ya estamos llegando a la isla, parece una isla despoblada. El barco hemos decidido que lo vamos a dejar atado a un árbol y con dos tripulantes abordo. El resto de la tripulación iremos en búsqueda del cofre del tesoro.—¡Tripulación según nuestro mapa estamos aquí! Dentro de poco el cofre estará en nuestras manos—Dijo entusiasmada.De repente apareció un loro. Todos se quedaron observando el pergamino que llevaba en una de sus patas.—Esto es para usted Tenebrosa.—Dijo el loro mientras se acercaba a ella para dárselo.Tenebrosa lo cogió y al desplegarlo se dio cuenta de una cosa ¡era una carta!, pero ¿de quien?. Hacía años que nadie le enviaba ninguna.
La carta decía:Hola Tenebrosa:Lo más probable es que no te acuerdes de mi, por favor dale la vuelta al papel y un mapa encontrarás, hay dos cruces, en la negra un tesoro y en la azul me encontrarás . Solo de los verdaderos amigos te haz de fiar, pero de alguien te tienes que acompañar.
—Necesito a dos de vosotros. Voy a ir con Carlos el peligroso y con Ana la temida. Los demás os podéis quedar en la orilla os dejo un descanso, bañaros en el mar, o hacer lo que queráis, pero tener siempre a alguien vigilando por si tenemos compañía indeseada.
—Gracias capitana, agradecemos el descanso.
Todos se dirigieron a la orilla, salvo nosotros tres, que fuimos en dirección a la x azul. Cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos frente a una casa. Entre sola, me abrió un hombre que me resultó agradable, me contó que mi abuela tenía una enfermedad y estaba empeorando, que le quedaban pocos días de vida. Me dijo que mi abuela quería que tuvieras esto y me pasó un cuadernito. Ese era el cuaderno de viajes de mi abuela, que estaba repleto de apasionantes aventuras, algunas que vivió junto a mi, otras sola...
—Ven—le dijo el joven—¿Qué le pasa?—dijo Tenebrosa preocupada—Después de la tormenta ella acabo aquí, es la guardiana del tesoro de la isla. Últimamente esta resultando muy peligroso y la última vez que intervino ella acabó muy mal. Es la única que sabe donde está, yo lo único que se es que esta al norte de esta isla y que las personas matarían por encontrarlo.—¿La única?, pero yo tengo un mapa con la ubicación señalada con una x. —¡Ah, jaja! es verdad no te lo había dicho, es una ubicación al azar. Es una prueba para ver si eres pura de corazón o si solo te importa el dinero.—¿Cómo te llamas?—Es verdad, no me he presentado me llamo Sebastián y soy el ayudante guardián de esta isla junto con la abuela.—¿Qué esconde ese tesoro?—Algo por lo que la gente mataría, pero los detalles te los tiene que dar ella—dijo señalando a la abuela.—Hola Abu, tienes algún deseo—Paseo, barco, tu, yoCuando salí me encontré que mis compañeros que yo consideraba de los más leales me habían traicionado por dinero. Se han llevado el mapa y me han dejado una nota. Es de lo más vergonzoso.—Esos no son de fiar, podrían estar buscando años, que no lo encontrarán.Cogieron un bastón para la abuela que se movía con dificultad, también se iba apoyando en ellos. En la orilla estaba su tripulación.—Vamos a coger nuestra barquita mejor— dijo Sebastián—Esta, tres—Vale, pues vamos en la míaTenebrosa echo a los dos de la tripulación que estaban en el barco y dieron un paseo en barco.—Allí, allíIban en la dirección que decía la abuela y acabaron dando la vuelta a la isla. Los tres disfrutaron del paseo.—Libro—dijo la abuela señalando a unas flores azulesSebastián y Tenebrosa bajaron a escarbar donde les había dicho. A, rato encontraron el libro con éxito.Leímos el libro sentados en el barco, contiene la receta de la inmortalidad. Tan sólo necesitamos tres ingredientes.2 Flores de hada1 Roca del más profundo desfiladero—¡Hay que hacer la poción para la abuela!—dijeron al unísonoHabía 3 ingredientes. Uno de ellos era las flores azules, necesitarían dos. Las cogieron ahora solo les quedaba uno, porque el otro lo tienen que conseguir con el corazón.—¿Nos llevamos a mi tripulación?—Corazón puroTenebrosa estuvo pensando como comprobar lo puro que era el corazón de su tripulación y antes de llegar se le ocurrió.—Piratas, lo hemos conseguido el tesoro es nuestro, tenéis que ir a la izquierda 50 metros y si os encontráis con Ana y Carlos vais por buen camino.—¿Y tu capitana adonde vas?—A buscar unas hiervas medicinales para mi abuela.—Yo voy contigo capitana—Y yoAl final en el barco acabamos yo, Sebastián, la abuela y dos miembros de la tripulación.—¿A donde vamos capitana?—Al pasadizo oscuro—¿De donde nadie a regresado con vida?—Si, ese.Se hizo un silencio incómodo, hasta que la abuela lo rompió—Mentira, yo—¿Ella ha ido?—Si, pero hubo una horrible tormenta y náufrago en la isla.—Entonces tenemos ventaja—dijo intentando sonreírHabía dos acantilados, con un estrecho desfiladero, apenas se ve por la niebla. Hay un fuerte oleaje.Lo primero que hicimos fue poner a la abuela segura en mi camarote con un flotador cerca por si lo necesitaba. Las olas y las rocas iban machacando mi barco, nos chocamos con una gran roca, que destrozo el barco y el agua empezó a filtrarse rápidamente y en un instante pasamos ir navegando a que el barco se hundiera, no saber quien sobrevivía y estar en una lancha salvavidas, donde apenas cabíamos, teníamos dos remos yo y Sebastián íbamos remando. Cuando hice el recuento me di cuenta ¡faltaban dos! La abuela y Sara (una de las tripulantes). No me lo podía creer había perdido a mi abuela estuvimos llamándola ¡Abuela, abuela!, cuando de repente escucho ayuda, ayuda y la veo a pocos metros en el flotador que hace unos minutos le di. Ese momento es el más feliz de mi vida. Fuimos remando hacía ella y la subimos en la barca.—¡Abuela! pensaba que no te volvería a ver, que susto—dijo Tenebrosa que de un momento a otro pasó de estar desolada a ser uno de los mejores momentos de su vida.—Te quieroAquellas palabras hicieron sacar el lado más dulce de la capitana, a la que se le escapó más de una lágrimas de felicidad. De repente a la capitana se le callo una roca en la cabeza—¡Ya la tenemos!—Isla, rápido A mi abuela se le veía cada vez peor, nosotros remábamos lo más rápido que podíamos. Al llegar no nos encontramos con ningún miembro de mi tripulación, pero si con el mismo loro que me encontré al llegar a la isla. Estaba al lado de una olla para pociones y de un frasquito con un líquido en su interior que brillaba. Parecía que era de los único seres vivos que quedaban en la isla. Miramos el libro y preparamos la poción.—Ya está lista, Abu tómatelo—No es para mi— ¿Entonces para quien?—Sinceridad—dijo señalando a Benito el miembro de la tripulación que les había acompañado, el todavía no sabía que la poción otorgaba la inmortalidad.—Benito, esta poción otorga la inmortalidad.—Dámela—dijo mientras apuntaba con una pistola a la cabeza de su capitana—Para conseguir la inmortalidad primero debes encontrar una flor del paraíso sin ayuda de nadie—dijo Sebastián—No soy la única que se está muriendo, mi isla también—dijo con voz apenada.—Si tú lo prefieres haz los honores, te quiero Abu, siempre te recordaré.
