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La llegada de Oseias
Los años habían transcurrido,los niños habían crecido al igual que el reino había cambiado de manos,si bien muchos pensaban que iba a ser para bien como era el caso de Amram el cual confiaba que el Faraón Ramsés II debido al cariño que sentía por el fugitivo príncipe Moisés,iba a ser un mejor gobernante con los esclavos, pero solo se convirtió en un gran tirano narcisista, amador de su propia imagen y el deseo de ser adorado como un dios, siendo aún más cruel con el pueblo que tenía la sangre de aquel que llamó hermano,aunque también tenía a su lado a una mujer que pese a su belleza y dulzura ,descargo todo su despecho y colera con el pueblo de aquel hombre que amaba.
En la villa,se encontraba Miriam junto a Abigail cuidando de los heridos,los cuales eran muchos, debido a que los egipcios trataban a los esclavos como si tan solo fueran animales incluso a los animales los trataban con más cariño,pero a aquellos seres humanos los traban con asco.
-Son tantos heridos ¿Dónde está Mical? Se supone que tendría que estar aquí Miriam - Expreso la más morena de las mujeres.
- Le van a asignar una obra,pero por el momento fue a pescar con..-La mujer soltó un gran suspiro.
-Sigue su amistad con Liria,pensé que ambas se alejaron luego de sus visitas a palacio - Miro con preocupación, mientras colocaba una venda con ungüento a un señor mayor.
-Lamentosamente mi sobrina no piensa con claridad tengo miedo por esa amistad
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Había dos muchachas a la orilla del Nilo,sus risas se escuchaban desde lejos,una vestía como una Egipcia aunque ayudaba lavando los pescados que su amiga capturaba, mientras que la otra joven usaba ropa hebrea y usaba su arco para matar a la cena de muchos hebreos heridos.
-Creo que los peces huyen de ti Mical - Rio la joven de iris verdes, mientras limpiaba un pescado.
-Ahs tengo una trampa para capturar los peces,ya verás - La castaña le guiño un ojo, antes de ponerse a tararear su canción favorita,viendo como los peces encantados se acercaban a la orilla donde estaban ambas jovenes
-Usas tu voz para matarlos,pobres animalitos - Dijo con dramatismo la muchacha.
La castaña le saco la legua y le lanzó el pez, haciendo que este la salpique el poca agua que tenía,haciendo que la Egipcia se levanté a tirarle agua empezando una guerra de agua,pareciendo más niñas que dos jóvenes, olvidándose por un momento del dolor de su pueblo.
