[3] El lago

768 87 5
                                    

—¡Okey, Shinazugawa-san!— dijo alegremente la pelirosada—Hagamos esto fácil, ¿De acuerdo?
—Ugh. . . Bien.— dijo sin muchos ánimos—
—El “paso tres” será. . .
. . .
—Me estás jodiendo. . .— dijo Sanemi, ¿es una broma acaso?, él no iba a hacer eso, no se va a rebajar a tanto.—
—¡Vaaamoos!~ ¡por favooor, hazlo!— ella iba a hacer que Sanemi salga con Giyuu, le costará, demasiado—
—¡NO VOY A LLEVARLO A ALGÚN LUGAR “ROMÁNTICO”! ¡TÚ ME ESTÁS JODIENDO!— gritó el albino muy enfadado— Me niego.— decretó.—
—¡TE VOY A PAGAR, LO QUE QUIERAS, PERO HAZLO!
—¿No te rindes fácil, no?
—¡No me cambies el tema!
—Agh. . . Bien. Lo haré.— de todos modos el le estaba pagando a Mitsuri por ayudarlo, no se podía negar.—

—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Nos encontramos a dos chicos, uno azabache y el otro albino, llendo a lo que una persona normal llamaría “una cita”, ambos estaban callados, solo sé oía el ruido de los pájaros y de las hojas de los árboles callendo.

Ninguno se animaba a dar iniciativa a la conversación, de todos modos, no tenían de qué hablar. Después, el azabache dió iniciativa a su charla.

—Y bien, ¿A dónde iremos hoy, Shinazugawa-san?— preguntó mirando el hermoso paisaje—
—¿A dónde quieres ir?
—Vallamos al lago de por allá— diciendo eso, señaló un lago algo cercando a dónde estaban los dos—
—Bien, vamos.

Los dos fueron a una banca a las orillas del lago, este mismo era muy cristalino, hermoso para quedarse a leer un buen libro u otra cosa. Giyuu admiraba el laguito, hipnotizado con su belleza; Sanemi estaba viendo por el rabillo del ojo al azabache, parecía un niño pequeño, tan hundido en sus pensamientos, el albino solo atinó a dar una sonrisa inconsciente. Luego, el ojiazul le hizo una pregunta al albino
—Shinazugawa, ¿a qué se debe todo ésto?— Sanemi se quedó en shock, ¿qué se supone que le diga ahora?—
—Ah- . . . Bueno. . Pensé que. . Sería un poco mejor que nos acerquemos un poco, ¿no?
—Hmm, supongo que sí, si así lo piensas tú

Los dos se miraron a los ojos, ¡exacto! El contacto visual hizo presencia en un santiamén, otra vez, Sanemi admiró los hermosos ojos del azabache, y este mismo, se dió cuenta que el albino tiene unos hermosos ojos color amatista, –un poco inusual, pero bonito–; los dos estaban callados, viéndose mutuamente, admirando la belleza del otro. Unos segundos después, los dos reaccionaron y miraron al lado contrario, sonrojados y un poco avergonzados.

¡𝓒᥆ᥒsᥱȷᥱrᥲ ძᥱᥣ ᥲm᥆r! - 𝓢ᥲᥒᥱgіᥡᥙᥙ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora