›[¿Mary?]‹

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—Centro Médico The Queen's—










A pesar de ser tarde, decidió visitar a su hermana esta vez por él mismo. Ya habían sido varias veces en que recibía los reportes de su salud por parte de Danny o de su perro faldero Adam. Esta vez llevaba un ramo pequeño de rosas rosas, las favoritas de Mary.

Caminando hacia la habitación, iba pensando en lo que le había dicho recién el rubio. Su hermana había dejado las drogas y nunca se lo dijo. Todo ese tiempo, seguía creyendo que su hermana aún estaba perdida en aquel mundo vicioso cuando era todo lo contrario.

"¿Por qué no me lo dijo?" Se preguntaba y de cierta forma se sintió mal recordando las palabras de Danny. "Y si lo había dejado, ¿por qué recayó?¿Será que no me tenía confianza por todos esos años separados?"

Al ingresar a la habitación, sonrió un poco. Mary tenía un semblante diferente. No se veía tan demacrada como hace unos meses.

Dejó las rosas en un jarrón pequeño que había comprado antes de tomarle la mano y llevarla a su frente. Sus manos estaban más cálidas, podía sentirla más viva.

—Cómo lo siento, Mary —dijo con la voz empezando a romperse—. No lo sabía, y yo...

—¿Steve?

La voz lo dejó congelado por unos segundos antes de mirar hacia arriba con el corazón en la mano.

—¿Mary?

Los ojos azules y adormilados de su hermana lo observaban confundidos.

—¿Qué pasó? —Preguntó con la voz rasposa.

—¡No hables! ¡No hables! —Se apresuró a decir asustando un poco a la otra—. Es que... Será mejor que descanses.

—Pero, ¿por qué? —Se intentó levantar, pero Steve no la dejó y la recostó de nuevo con cuidado.

—¿No recuerdas nada?

—Recuerdo que iba saliendo del aeropuerto, luego sentí un piquete en el brazo y... Nada.

—¿Un piquete? ¿Cómo una inyección?

—Talvez, no sé —decía sin poder recordar bien.

"Entonces, ella no se drogó... Fue alguien más".

—Está bien, ¿sí? Está bien.

—¿Me vas a explicar qué hago aquí?

—Te lo diré después. Por ahora, debe revisarte el médico —dijo feliz antes de darle un tierno beso en la frente e ir corriendo por la dra. Malia.













~...~









—Bueno, Mary, tus signos vitales están estables, tus heridas han sanado bien y no hay daño cerebral aparente. Me alegra decir que nuestros esfuerzos han dado frutos.

—Estoy bien perdida.

—Comprendo, y según lo que me ha dicho tu hermano, no recuerdas nada de lo que te ocurrió, por lo que te aconsejo que no te fuerces a hacerlo. Todo volverá por sí solo. Otra cosa que te recomiendo es que no hables mucho y no grites, ya que... llevas mucho tiempo sin hablar.

—¿Disculpe? —Soltó confusa.

—No te alteres, ¿sí? Tu hermano te explicará todo, pero primero necesitamos que descanses un poco más antes de hablar.

—Está bien —dijo un poco desconfiada.

—Gracias, doc.

—A la orden, oficial —respondió antes de irse.

—¿Me vas a explicar ya?

—Es obvio que nuestra impaciencia es de familia —dijo un poco divertido.

—La curiosidad también. Ambos me veían como si no supieran decirme lo que pasó. ¿Qué? ¿Acaso fui drogada y violada?

—No. Para nada —decía volviendo a sentarse a su lado.

—¿Entonces?

—Es que... Es complicado.

—Pues, descomplícalo.

—No creo que esa palabra exista.

—Steve.

—Ya. —Suspiró y comenzó a explicarle lo que había sucedido. Cada detalle salvo la forma en cómo había conseguido el dinero.

Como era de esperar, Mary había quedado anonadada. Había perdido siete meses de su vida que para ella había sido como un simple parpadeo.

—Mary —llamó su atención—. ¿Por qué regresaste a Hawaii?

Aquella pregunta tenía dos objetivos: uno, conocer la razón de su llegada; dos, distraerla de la verdad que le acababa de lanzar como un balde de agua fría.

La chica bajó la mirada unos segundos.

—Yo... Dejé las drogas.

—¿En serio? —Preguntó como si de verdad estuviera sorprendido.

—Llevo un año en rehabilitación y... quise venir a decírtelo en persona, como una sorpresa.

Aquello sí era una sorpresa. Ella quería decírselo. Quería que él supiera.

—No quise decírtelo antes pues sentí que un año ya era un buen logro, así que...

Sus palabras se cortaron por el sollozo del hombre que ocultaba su cara en sus manos.

—Lo siento —decía sin levantar la mirada—. No sabía que batallabas por dejarlo y... solo te juzgué, esperando que algún día tomarás la decisión cuando ya lo habías hecho. En verdad, lo siento.

—Hey, está bien. —Sus dedos acariciaba el cabello del moreno—. Oye, viajé kilómetros para verte. No te pongas así. —El otro se levantó para limpiarse la cara—. La verdad es que yo tampoco me tenía fe al principio y varias veces recaí. Sentía que no avanzaba y eso me frustraba. Pero cuando menos lo esperé, ya había cumplido un año limpia.

—Me alegra escuchar eso —dijo orgulloso sin soltarle la mano.

—¿Sabes cuál fue mi secreto? —Le susurró.

—No. Dime —le copió la acción como cuando eran niños.

—Pensar en ti, en papá... y en mamá.

—Tú en serio quieres hacerme llorar —decía divertido—. Me enorgulleces, Mary. Eres la mujer que mamá siempre supo que serías.

—Y tú sigues siendo el hermano que siempre admiré —dijo con una leve sonrisa.

"No, ya no soy el mismo..."

—Deberías descansar. Creo que los sedantes ya te tienen alucinando —bromeaba.

—Eres un tarado —rió levemente antes de hacerle caso y rápidamente volver a caer dormida.

Steve se mantuvo ahí, observándola en completo silencio. Se sentía tan feliz y tan desgraciado al mismo tiempo.

Al menos, el equipo lo animaría un poco con la noticia.










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Y he aquí el segundo capítulo del día, nos leemos pronto ❤️









KattaLuna🌙

El Trato - Fanfic McDannoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora