Capítulo 6: La Cacería.

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Dos años habían pasado desde que el hijo varón del rey nació, todos amaban a ese pequeño niño de cabello platinado, era el heredero que el reino tanto había esperado. La princesa Visenya tenía en brazos al pequeño, mientras que la reina Alicent, quien se encontraba de varios meses de gestación, se mantenía a su lado, sosteniendo la mano del bebé, ambas jóvenes podían escuchar todos los halagos que le hacían al hijo del rey.

—Tiene sus ojos, majestad—había dicho algún lord.

El rey aceptaba cada complemento que le hacían a su hijo y a él, pero esa felicidad y celebración que abundaba en la gran salón fue interrumpida por un mensajero el cual traía consigo noticias sobre la guerra que se estaba desarrollando en los Peldaños de Piedra, Viserys se negó a escucharlo, no quería saber nada de esa guerra ni de su hermano.

—¿Qué tan mal está la situación, ser?—cuestiono Visenya una vez que su padre se alejo.

—Me temó que es grave, princesa. Necesitan apoyo, pronto.

La platinada se removió en su lugar, incomoda de pensar que su tío, al cual no había visto desde hacía tres años, estuviera debatiéndose entre la vida y la muerte.

—Esperemos que lo reciban—comentó, alejándose del alboroto junto con la reina.

En los últimos años, Alicent y Visenya habían desarrollado una buena amistad, la princesa estaba encantada de tener a alguien con quien hablar, mientras que la reina le alegraba tener una aliada en la corte, ambas jóvenes se habían mantenido unidas todo ese tiempo, Visenya siempre estaba atenta a la reina, especialmente cuando está se encontraba en cinta.

—Necesitas descansar—dijo Visenya, caminando junto a la castaña—. ¿Mi futuro hermano te ha dado molestias el día de hoy?

—Solo las normales—la reina miro a su esposo, quién no paraba de preguntar por si hija mayor—. ¿Podrías cuidar a Aegon un momento?

—Claro, ve.

Sí, se había vuelto unida a Alicent, pero su amistad no tenía comparación con la que Alicent había mantenido con Rhaenyra, tampoco ella se sentía del todo conforme con su hermana, pues la heredera solo se había alejado aún más en cuanto notó que Visenya tenía atenciones hacia la reina y su hijo.

—Toda la familia de camino al Bosque Real a una celebración y aventura—anunció con alegría el rey.

—¿Deberías viajar en tal condición?—cuestionó Rhaenyra al ver a Alicent proteger con sus manos su vientre.

—Los maestres dijeron que el aire libre me sentaría bien—respondió con ironía la castaña.

—Tú y Visenya tendrán sus propios hijos muy pronto—continúo el rey—. Y mis dos princesas me harán un abuelo muy orgulloso.

—No está tan mal. Los días son largos, pero las atenciones de tu hermana me ayudaron mucho a que Aegon llegará rápido y sin quejas.

—Espero que sea así de fácil—hablo la princesa menor después del incomodo silencio que se hizo en el carruaje—. Para poder tener diez.

—¿Diez?—pregunto risueño su padre.

—Diez, padre. Todos viviremos junto al mar—confesó—, llevaremos una vida tranquila, los educaré con amor.

El rey miró a su hija menor, siempre que se detenía a observarla por unos minutos una gran paz lo inundaba, Visenya era dulce, amable y caritativa, pero desde el día en que había nacido llevaba consigo un aura de paz y amor.

—Así será, hija mía.

El resto del viaje no mejoró mucho, la conversación entre Viserys y Rhaenyra solo tenso más el ambiente, pero Visenya ni siquiera les presto atención y se dedico en jugar con el pequeño Aegon. Incluso antes de que bajaran del carruaje los aplausos y vítoreos eran escuchados, todo el mundo se alegraban por los reyes y por su primer varón.

La Dulzura Del Reino / House Of The DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora