Cap 1

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Eris habia pasado mucho tiempo en aquella pequeña casa, habia olvidado muchas cosas cuando vivia en aquella mansion. No recordaba la voz de su padre ni el tacto de su madre mas no sentia nostalgia porque lo recompezaba la dedicacion de su tia Meridia. Tenia un pequeño cuarto donde pasaba horas leyendo, dibujando o simplemente moviendo los muebles hasta encontrar el lugar perfecto.

Su tia salia todas las mañanas de compras, Eris aprovechaba el dia para salir a recorrer las calles solitarias de Spinner End.

-Cariño ven he traido algo que te encantara-

No pudo ocultar su sonrisa, se levanto de su escritorio para correr hasta la sala, ahi estaba su tia con gesto amoroso. Salto a sus brazos en un calido abrazo.

-Huele delicioso ¿es ese nuestro postre de hoy? -

-Si pero no es por eso que te he llamado, se que hace unos dias te vi ojear mis revistas y resulta que he perdido una- vio como Eris se sonrojaba -Eso me dio una pista, ahora porque no me ayudas con las bolsas que quedaron afuera.

La niña quedo perdida por el extraño cambio de aquella mujer. Se paso la mano por el pelo en señal de rendicion, camino para abrir la puerta. Al hacerlo un paquete resbalo quedando en las botas que llevaba. Al levantarlo este le llegaba un poco mas arriba de la cintura.

-Si no lo abres me temo que me habre equivocaeo con mi sobrina-

No espero, aun con la puerta abirta retiro papel y carton que envolvia el paquete hasta ver el interior.

-¡Tia no me la creo! - sus manos temblaron.

-Se que la querias, extraño que te hayan enseñado a usarla pero que no tuvieras una.

-Es hermosa, su color, sus cuerdas, tia no debias, enserio yo solo... - sintio los brazos de aquella dama abrazarla.

-Usala y recuerda puedes pedirme lo que quieras-

Eris tomo la hermosa guitarra con amor, sentir la madera en sus manos le brindo una sensacion hermosa.

-Tia las bolsas, solo dejame ponerla en mi cuarto y te ayudare-

-Nada de eso, ve a donde tengas paz y disfrutala-

Con mucho amor beso la mejilla de Meridia, tomo su tesoro y salio por su atajo hasta su lugar favorito.

Cada roca, arbol y casa le indicaban que estaba cerca. Ahi estaba su escondite, unas gruesas raices se alzaban cubriendola. Unos pasos mas alla habia un lago donde una vez estuvo un gran arbol, ahora solo quedaba un viejo tronco. Imaginaba que hace tiempo hubieron dos majestuosos arboles decorando la orilla. Agradecia pues uno de ellos ahora le brindaban refugio.

Acomodo su silla improvisada, una piedra mediana. Apoyo su espalda en las raices y se concentro en colocar sus manos en las cuardas. Hasta que empezo a sacar una dulce melodia.

Su corazon manifestaba sus recuerdos bajo el tacto, cada dia desde que se mudo con Meridia. Sus manos agiles maniobraban bien el instrumento. Sonreia en cada acorde, el sonido de los grillos acompañaba su cancion.

-Eris se que no es nada comparada donde vivias pero es nuestra- Meridia llevo a la pequeña Eris por la pequeña casa, sin saber que se convertiria en el lugar mas apreciado para la niña.

Dejo de tocar para observar como el fresco viento movio el cesped, sabia que deberia extrañar a su madre pero no.

Estaba tan concentrada en sus pensamientos que no pude controlar su reaccion de susto, al ser atrapada por unos brazos. Se tenso inmediatamente, la habian descubierto.

-Lily estas en problemas- escucho una voz llena de malicia.

Una niña la tenia firmemente agarrada de la cintura. No corrio, no grito solo estaba congelada.

-Madre te dijo claramente que regresaras a casa pronto, espera a ver a papá- sonreia la niña sin percartarse con quien hablaba. No supo pero al abrir sus ojos vio un cabello blanco moverse por el viento. Como si lastimara solto a Eris. Quedaron observandose incomodamente.

-No me di cuenta, esperaba que fueras mi hermana-

Eris aun seguia afectada por el susto, lentamente se levanto hasta quedar enfrente a la niña que no sabia de quien hablaba. No estaba acostumbrada a hablar con otros de su edad.

-No lo soy- sus manos comenzaron a sudar -Si te sirve de algo no he visto a nadie por aqui- quiso sonreir pero no pudo. Se giro para recoger su guitarra y dirigirse a casa.

-Ya lo note- miraba la otra niña como Eris empezaba a caminar y alejarse, odiaba ensuciar sus vestidos pero por impulso corrio hasta tomar la fria mano de la peliblanco -Nunca te habia visto por aqui-

-Solo salgo en las mañanas pero hoy cambie mi rutina- miro el agarre firme de aquella mano. No sabia si retirarla.

-¡Eris regresa cariño!- aprovecho para observar como su tia caminaba  sin llegar hasta donde ella se encontraba, tomo esto como una oportunidad de escape.

-Perdon tengo que irme, me llaman- jalo su mano hasta soltarse bruscamente, comenzo a correr.

-!Espera niña!- no pudo detenerla.

Eris corrio sin soltar su regalo, hasta ver la espalda de su Tia, tomo su mano sobresaltandola en el proceso. Ambas se miraron hasta estallar en risas sonoras.

-Me alegro de verte-

-Pero solo fueron algunas horas Eris-

-Para mi no, fueron como una eternidad tia- vio como los ojos grisaseos de Meridia se llenaban de lagrimas. La mujer abrazo a su pequeña fuerte mente viendo como caia el sol. Estaban en una calida burbuja que fue reventada por una voz amable.

-Meridia, me alegra verte- Eris inmediatamente solto a su tia para ver como una señora de cabello negro se acercaba. Era alta y pudo ver en ella rastros de elegancia, pero su mirada estaba apagada.

-Eileen, no me digas tu pequeño se ha escondido otra vez-

La de pelo negro solo fruncio el seño -Ese niño nunca esta quieto, solo me preocupa que llegue la noche y no este en casa para cuando llegue... - no pudo continuar.

Meridia se acerco hasta posar su brazo en el hombro de Eileen -Ya veras que estara en casa antes de que termine caer el sol, ve a descansar si lo veo te aviso-

-Muchas gracias-

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