Cap 2

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En la mañana siguiente su tia salio como siempre, Eris estaba en la cocina limpiando los trastes y acomodandolos. Solo esperaba que llegara Meridia para realizar cualquier actividad juntas.

Aunque fuera extraño aun sentia el agarre de aquella niña de cabello largo y negro. Es cierto que llevaba ya un tiempo viviendo ahi pero nunca deseo salir y conocer a otras personas. Sus padres no la dejaron relacionarse con niños de su edad. Aprendio a convivir entre aburridas reuniones y adultos.

Siguio lavando plato por plato, acomodando cada fruta y servilleta en su lugar. Hasta que el sonido de algo chocar con la puerta llamo su atencion. Casi quiebra el jarron amado de su tia al ver que detras del cristal estaba aquella que mantenia su mente ocupada. Con su vestido de flores y una media cola.

Quedo congelada, vio como la niña sonreia, habia llamado su atencion.

Escucho los tacones de su tia por la acera. Espero que abriera la puerta pero estaba tardando. Camino con paso dudoso hasta escuchar voces detras de la puerta.

-¿Te gustaria entrar? -

-No señora, queria hablar con su hija-

Se sonrojo, nunca penso que mirarian a Meridia como su madre ¿se parecia a ella? No pudo esperar mas asi que abrio, ahi estaba su tia con la llaves en una mano y bolsas en la otra.

Las dos feminas la observaron. Eris no hablo solo quedo analizando la situacion.

-Sabes tube que seguirte ayer, vi que cominabas con tu madre-
Eris y Meridia se observaron, era una situacion extraña. Nunca nadie habia preguntado por ella.

-Disculpe señora, podria su hija venir conmigo?

Meridia no supo que contestar.

-Ni siquiera se tu nombre- hablo un poco confundida Eris.

-Lo hubieras escuchado sino te hubieras ido corriendo ayer- suspiro para pararse aun mas recta y estirar su cuello. -Soy Petunia, vivo cerca de aqui-

-Eres hija de los Evans- sono como afirmacion- hablo con curiosidad Meridia.

-Si señora, la he visto hablar con mis padres aunque no sabia que tenia una hija-

-Es complicado de explicar-

Petunia vio a Eris, esta vio a su tia como esperando una orden. Su madre nunca la hubiera dejado.

-Eris si te sientes comoda puedes ir, te pondre emparedados, algunas galletas y botellas de agua-

Por una vez no escucho a su razón, aun con duda y con su mochila llena tomo la mano de Petunia y corrieron hasta perderse.

-Estas creciendo muy rapido, extraño cargarte mi niña- susurro Meridia para cerrar la puerta y leer su correo.

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