Quiero repetir

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Sus días eran entretenidos, algunas veces estresantes o incluso agobiantes, pero jamás llegaban a ser aburridos por su constantes amigos y cercanos.

Conocía a muchas personas debido a su personalidad enérgica y simpática, por lo tanto, sus días los disfrutaba al máximo.

Olvidando su fuerte trabajo por al menos minutos cuando no pisaba aquel lugar, y no es que realmente le disgustara porque a fin de cuentas se divertía, pero... algunos personas eran muy intensas con insinuaciones muy patéticas.

Haciendo eso de lado, no se quejaba de su vida.

Ahora bien, no sabía cómo es que no había notado que su anterior mejor amiga estaba en Seul.

Era una verdadera sorpresa verla. ¿Como no? Ambas disfrutaban de sexo todas aquellos días de adolescencia, pero dejaron de verse y apenas hablaban en la actualidad.

¿Hubo una razón? No la comprendía del todo, pero la confesión que dijo en su último día de sexo dejó bastante claro el porqué.

Se había enamorado de alguien.
Y no insistió en saberlo, sin embargo, obviamente la curiosidad no la dejó nunca. Quiso averiguar, de hecho lo hizo, pero jamás conoció otra persona tan cercana como lo era ella.

-Señorita, su almuerzo.

-Gracias. Admiro su rapidez. -halagó al joven que tuvo que abrazar unir sus dedos para no mostrarse tan nervioso.

La mujer frente a él siempre lo tomaba desprevenido, parecía como si lo hiciera con toda intención de ponerlo nervioso.

-Gracias, disfrute de su almuerzo, señorita.

La mujer sonrió con malicia por su evidente broma, y procedió a comer la delicia que le habían traído.

La hora se le había ido rápido al degustar su platillo favorito, y las miradas no dejaban de estar en ella. En ese punto ya sabía que la habían reconocido, a pesar de llevar su cabello teñido y una gorra.

-Wow.... ¡Wow! ¡Si es ella! -escuchó detrás de ella con una emoción que siempre despertaba en las personas que la seguían.

Limpió su boca con delicadeza, dejó el pago sobre la mesa con una buena propina para el chico tierno y se puso de pie para irse a su casa donde probablemente ya la estaban esperando muchos reporteros.

Las chicas que la habian reconocido inmediatamente la abordaron con muchos halagos y con libretas para que les firmara un autógrafo e incluso una de ellas le mostró el inicio de sus pechos para que lo hiciera también.

Eso la sorprendió, pero igual complació a cada uno de sus fans con una sonrisa genuina y feliz de ver que sus fans se alegraban de verla.

-I love you too. -respondió a quien le gritó a lo lejos, jamás deteniendose de despedirse de cada uno de quienes le daban paso a su auto.

No eran muchas personas, al fin y al cabo estaba en un área que solo su amiga y ella iban a escondidas porque era como si estuviesen alejados de chismes. Jamás conocían a nadie que llegase como turistas, excepto los ídols como ella.

Y aún así, respetaban su privacidad.

-No creí que fuese tan tranquilo.

-Es un lugar secreto, te lo dije. -le recordó las palabras que le había dicho antes de llegar allí.

-Vaya que si, no hubo necesidad de protegerte.

Iba ir a casa, pero necesitaba un postre antes de irse. Y conocía un lugar que jamás la iban a decepcionar. Su paladar iba a llevarse algo muy delicioso que jamás encontraría en otro lugar que no fuese allí.

Camino con la jefa de su seguridad a paso muy relajado.

Estaba disfrutando de sus horas libres antes de internarse en la agencia otra vez, pero su mirada fue como un imán hacia a su costado, como si realmente la estuviesen llamando.

Ladeó su rostro, quizás pensando que su cabeza la estaba imaginando, pero no. El asombro en su rostro tardó demasiado en desparecer cuando reconoció esa cabellera rubia al otro lado de la calle con un porte que siempre el había gustado.

'Demasiada casualidad', pensó al momento. Sus intenciones eran ir a verla, preguntarle un poco de su vida misteriosa y saber cómo se encontraba todos estos años, sin embargo, ver cómo se acercó a una chica para besarla con evidente pasión le fue imposible acercarse.

No tanto porque iba a interrumpir aquel dulce momento, -poco le importaba si lo hacía-, no quería involucrarse en algo que podían surgir rumores que iban a estresar su vida tranquila.

-Conozco a esa chica... -susurró para si misma y el asombro la abordó nuevamente.

Estaba impresionada y consternada. Jamás llegó a pensar que eso podría ocurrirle.

Si su mandíbula pudiese abrirse lo suficiente para chocar contra el suelo, probablemente ella la tuviese que recoger en este preciso momento.

'No lo puedo creer', pensó con una sonrisa torcida. Estaba muy impresionada de por sí, tanto que llamó la atención de su guardaespaldas.

-¿Sana?

No quería apartar la mirada de las chicas que parecían pareja, pero debía hacerlo para que casualmente -asi como ocurrió con ella-, la mirase. Sacó su celular del bolsillo y tomó una foto que podía traer muchos beneficios para ella.

'Muchos beneficios placenteros'

-Ya llegamos, Jeongyeon. -dijo con una sonrisa maliciosa, dejando en confusión a la mujer de mayor edad.

¿Que había visto Minatozaki Sana para estar planeando algo? Para Jeongyeon, esa sonrisa podía traer muchas consecuencias que... siempre debía encargarse.

-Es hora de la verdadera diversión en Seul.

Minatozaki Sana había conseguido a quien tanto disfruto en su época adolescentes y no iba a perder la oportunidad para volver a tenerla... para volver a follar con ella sin importar lo que tenía que hacer para lograrlo.

Poco le importaba si tenía pareja o no, solo quería tenerla para su beneficio sexual mientras estaba en Seul.

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Indebido | MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora