único

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Yoongi nunca se imaginó un futuro sin Hoseok; mientras que Hoseok nunca imaginó uno con Yoongi.

Era 30 de octubre, Yoongi lo recuerda como si se hubiera quedado atrapado en aquel entrante otoño, con las hojas de los árboles volviendose amarillentas y el cielo de la metrópoli pintado de un rosa tan calido, que quedaba a la perfeccion con la situación; cuando entre las miles y miles de cafeterías para estudiantes en Seúl, ambos coincidieron en la última mesa disponible.

— Lo siento, uhm, ¿puedo sentarme contigo? Es el único espacio que queda.— lo que era, para Yoongi, un ángel, se había acercado a él. Sin decir una sola palabra, Yoongi permitió a aquel castaño sentarse con él.

— Siento que te he visto en algún lado — vuelve a decir el castaño, Yoongi lo observa, cruzan miradas, — Eres Min Yoongi, el de arquitectura, ¿cierto? — y ambos sonríen.

Jesús, Yoongi definitivamente no era creyente, pero, cuando vio la sonrisa en forma de corazón del moreno y ese lunar en el labio, pensó, que definitivamente el prójimo lo amaba al enviar a tan hermoso ángel para él.

Un ángel caído.

— Sí, el mismo.

— ¡Genial! He escuchado que eres el mejor de tu curso, de la carrera incluso.— El chico se veía emocionado por conocerle, como si fuera su ídolo.— Lo siento, me exalte. Soy Jung Hoseok por cierto, un gusto.

Jung Hoseok, un año mayor que el pelinegro, de una facultad diferente, un ángel tan precioso, tan irreal, que Min pensó que, por primera vez, algo iba a ir bien en la vida.

Tan iluso.

Bastaron 3 meses a Jung para, con palabras lindas, cumplidos, regalos y atención, atrapar Yoongi.

Después de aquel encuentro en la cafetería y un intercambio de números, ambos siguieron frecuentando mientras sus horarios se lo permitieran.

En alguna de aquellas salidas, Hoseok llevó a Yoongi a Hyopjae.

— Fue difícil aceptar que soy gay— contaba Yoongi viendo hacia el mar— mi familia es, complicada, — volteó a ver a Hoseok mientras el viento movía su cabello.— pero cuando me mudé a Seúl, al ver que había gente como yo, pude sentime en paz.

— Sé cuan difícil es, Yoon.— Le dijo acariciando sus mejillas.— Pero, lo más importante es que ahora somos felices, ¿no es así? Podemos ser felices juntos.

Tan compresivo, tan acogedor, todo lo que el pelinegro no conocía ni por parte de sus padres, pobre de él, ¿no?

》 No hablemos más de eso, dime, ¿por qué elegiste arquitectura? — Hobi sonrió con dulzura.

— Bueno yo... — Yoongi bajó la mirada, sonriendo tímidamente— siempre quise ser músico, pero mi padre dijo que era una pérdida de tiempo.—  contaba mientras estaban sentados en la arena.— Así que ahora estoy aquí.— Bufó.— Digo, amo mi carrera, pero siempre pienso que tal vez sería más feliz haciendo lo que verdaderamente me apasiona.

— Yo quería hacer danza,
— le contestó Hoseok.— pero el dinero nunca me lo permitió, así que me esforze mucho para conseguir una beca aquí, y hacer feliz a mi madre.

Ambos tenían tantas cosas en común, sueños rotos, metas, el amor por la música y el arte, que por un momento pensaron que, tal vez eran uno mismo.

Por eso, esa misma noche, mientras se besaron por primera vez bajo la luz de la luna, Yoongi juró a Hoseok amarlo y recordarlo por siempre, sin importar que; y Hoseok, calló, calló en un juramento en vano.

Salidas a museos, cafeterías y parques, besos robados y palabras cariñosas, "te amo",  "eres tan hermoso", "cuando vivamos juntos...", ilusionaron a Yoongi, imaginando una vida completa junto a quien consideraría el amor de su vida.
A los ojos de Yoongi, Hoseok era su luz, su complemento, lo hacía sentir completo.

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⏰ Última actualización: Jun 18 ⏰

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